dimecres, de gener 30, 2008

UNA ESCENA MAGNÍFICA

La semana pasada empecé por fin, tras más de medio año de preparación, a redactar el trabajo final de carrera. Está todo tan en el aire que no tengo ni idea de cómo quedará cada apartado en concreto. El caso es que entre el TFC, los libros (¡y comic books!) relacionados que todavía me quedan por leer y los ejercicios atrasados de alemán (y otros asuntos), mi mente no está demasiado por la labor de escribir entradas largas. Sin embargo, de vez en cuando...

Hace un par de noches me vi «Bartlet's Third State of the Union», el decimotercer episodio de la segunda temporada de El ala oeste de la Casa Blanca. O, en breve, TWW 2x13. Es una serie maravillosa.

Sin entrar a analizar demasiado, me encanta ver argumentos políticos en una serie que retrata cómo podría ser, y nunca podrá ser, una administración en Estados Unidos. Una administración que sí, es muy americana, y sí, es muy religiosa, pero que también es muy sensata e inteligente. Me encanta cómo el creador Aaron Sorkin y su pandilla han convertido en imágenes y palabras esa idea de «América». Esa «América» que no es una realidad, sino un concepto: huir de una Europa sucia, aprender de los errores, empezar de cero, ser protagonista de la construcción de un Estado, alcanzar la alfabetización universal y garantizar un servicio sanitario para todos. Esa «América» que no es América, sino la meta que soñaron los ilustrados para la Humanidad. La administración Bartlet es además idealizada e irreal en cuanto todavía no ha mostrado sus garras la CIA (o por aquello de verlo en inglés, si ha salido yo no me he dado cuenta). Pero oye, para eso también está la ficción: para recrear la realidad a nuestro gusto, o para inventar una nueva.

Me encantan los actores y los personajes todos. Una de las cosas que más me sorprendió de la serie cuando empecé a verla hace años en La2 (o en TVE, no recuerdo) fue que dos personajes, Toby Ziegler y Sam Seaborn, se dedicaran a escribir los discursos del Presidente. No que dos personas escriban los discursos (alguien tiene que hacerlo), sino el hecho de que, en una serie de televisión, ¡se estuviera dando importancia a la palabra escrita! ¡A la importancia de una frase bien construida! ¡Al significado de una única palabra en una frase! [Además, «Ziegler» viene de la palabra alemana «Ziegel», que significa ladrillo, por lo que su apellido remarcaría su carácter de «constructor» de frases].

Pero sobre todo, casi con lo que más disfruto, es con la coreografía de los personajes mientras caminan por los pasillos y los despachos de la Casa Blanca. Lo que pudo empezar como una necesidad narrativa para ofrecer de forma atractiva y dinámica al espectador unos diálogos casi ininterrumpidos, se acabó convirtiendo en la marca visual de la serie. No sólo eso: gracias al hecho de haber dotado de protagonismo al discurso visual, la serie no se limita a contar historias de forma lineal, sino que es ella misma una especie de catálogo de las diferentes maneras de contar una historia (sin pasarse, claro, que esto es TV y ese logro ya lo alcanzó Expediente X). Me gustan los flashbacks de la serie, como por ejemplo cuando al principio de la segunda temporada, después del atentado, vuelven a presentar a los personajes mostrándonos escenas de su vida anterior a su trabajo en la Casa Blanca. En este caso, me parece además una gran estrategia para transmitir a una nueva audiencia la sensación de que todavía pueden engancharse a la serie, que es como si acabara de empezar. Me gustan aún más cuando un personaje se convierte en narrador de esos flashbacks, como hace Josh Lyman en «Celestial Navigation» (1x15) y repite aún mejor en «Noël» (2x10), mi episodio favorito hasta ahora.

Pero ya digo: sobre todo, sobre todo, esos planos de seguimiento con la steadicam me derriten. Quien sea que esté detrás de ese objetivo es (o son) un puto maestro. Y cuanto menos cortes hay, cuanto mayor es la duración de la toma, más me gustan. Mi preferido: ese plano de 2'50'' al principio de «Five Votes Down» (1x04), en el que la cámara se sitúa tanto delante como detrás de los actores, baja con ellos las escaleras y los acompaña por los pasillos de un edificio, los reencuadra desde un plano entero de Sam y Mandy hasta casi un primer plano de C.J., y que alterna a los personajes que entran y salen de plano para mantener conversaciones a dos o a tres voces. Eso ya no es planificación: es una danza coreografiada.

Y el humor, claro. La siguiente escena, del final de 2x13, es un ejemplo. Antes de verla, os pongo en antecedentes. Ainsley Hayes es una republicana a la que contratan como abogada en 2x05 y a la que proporcionan como despacho, cual agente Mulder, un cuarto en los sótanos. El cuarto en cuestión es el «steam pipe trunk distribution venue», que sería algo así como el «lugar principal de distribución de las tuberías de vapor» del edificio; vamos, que ni siquiera está habilitado como despacho. Desde que la contrataron no ha tenido todavía la oportunidad de hablar con el Presidente, por lo que Sam provoca el encuentro. En la escena, Ainsley está eufórica porque ha salido por primera vez en televisión como representante de la Casa Blanca, y viste un albornoz porque ha manchado su vestido tras sentarse en un banco recién pintado. El banco recién pintado es el running gag de este episodio. Me encantan los running gags.

La escena en cuestión:



Y para que no perdáis detalle, la transcripción, que he copiado y adaptado de aquí:

INTERIOR. DESPACHO DE AINSLEY. NOCHE.
Ainsley (Emily Procter) está cantando y bailando Blame It on the Bossa Nova, una canción escrita por Barry Mann y Cynthia Weil que Eydie Gorme popularizó en 1963. No repara en Sam (Rob Lowe) que, a su espalda, se aproxima a la puerta lentamente.

AINSLEY (cantando y bailando): Blame it on the bossa nova with its magic spell... Blame it on the bossa nova that he did so well...

Sam se detiene en la puerta.

SAM: Ainsley!

Ainsley se gira, ríe y continua cantando y bailando.

AINSLEY: Oh, it all began with just a little dance (se aprieta el cinturón) but soon it ended up a big romance.
SAM: Well, I hardly know where to start.
AINSLEY: I was feeling so good after my segment that I went into the sculpture garden. (Sonríe).
SAM: You guys... really, there's a wet paint sign on the bench.
AINSLEY: My assistant went to get me clothes. (Sin dejar de bailar).
SAM: Why are you moving like that?
AINSLEY: I'm blaming it on the Bossa Nova!
SAM (riendo): Okay.
AINSLEY: I know what you mean about that adrenaline high. (Se gira y coge una copa de su mesa). I think I've definitely got it. Plus, the bartender made me a Pink Squirrel Suzy. I'm not the teetotaler you think I am. (Bebe).
SAM: Is there any alcohol in that at all?
AINSLEY: There's a dash of creme d'cacao, my friend.

Ella le ofrece un trago mientras sigue bailando. Sam ríe, se ruboriza, mira al suelo y avanza unos pasos.

SAM: I came down here to tell you...
AINSLEY: Oh, dance with me, Sam!

Ainsley se le acerca bailando. Él parece un poco tímido. Ella se gira de nuevo bailando hacia su escritorio y vuelve a cantar.

AINSLEY: ...a family.

Detrás de Sam, el Presidente Bartlet (Martin Sheen) aparece lentamente en la entrada.

AINSLEY: And when our kids ask...

Ainsley se gira hacia Sam y grita y tira la copa cuando ve a Bartlet en la entrada. Sam también se gira. Mira a Ainsley para ver su reacción.

BARTLET: What's up?
AINSLEY: Mr. President!
BARTLET: I never even knew we had a nightclub down here.
AINSLEY: Oh, my gosh!

Ainsley se gira y apaga la radio rápidamente. Mientras, Sam intenta salvar la situación.

SAM: Mr. President, I don't believe you've met Ainsley Hayes.

Ainsley recupera la compostura y se ajusta el albornoz.

BARTLET (se acerca un poco): Yeah, Ainsley, I wanted to say hello and to mention, you know... "lot of people assumed you were hired because you're a blonde, republican sex kitten" and well, they're obviously wrong. Keep up the good work.
AINSLEY: Yes, sir.
BARTLET (a Sam): You know we're meeting?
SAM: Yes, sir.
BARTLET: Ok.

Bartlet asiente, se gira y sale.

SAM: That could have been worse.

Ainsley sigue paralizada.

SAM: No, probably not. (Y sale).

[A todo esto... buscando el enlace de la steady... ¡me he enterado de que un plano de travelling en inglés no se dice «travelling», sino «tracking shot»! No me importa que los idiomas se presten palabras unos a otros, es algo que ocurre desde hace siglos y forma parte natural de la evolución de las lenguas, pero que lo de «travelling» sea otro ejemplo infame de inventarse palabras que parecen inglesas, como «footing» o «autostop»... me ha dolido].

dissabte, de gener 26, 2008

MONO DE NATIONAL

Gandia se está convirtiendo en un verdadero pozo negro de la distribución. En Futur@ no se renuevan las novedades de superhéroes desde noviembre y a Olivares cada vez llegan menos. No es que quiera comprarlos todos, de ninguna manera, pero como mínimo me gustaría ver alguna de esas novedades que aparecen en los famosos listados de novedades.

De todas formas, la escasez de grapas superheroicas no me molesta. Sí lo hace, y mucho, el que National Geographic se haya olvidado de dónde vivimos. No nos han llegado los números de septiembre, noviembre, diciembre ni enero. El de octubre creo que llegó de milagro.

Los números de NGSM de cada mes siempre han llegado en los últimos días del mes anterior. Si se ha retrasado alguna vez, es tan anecdótico que ni lo recuerdo. El caso es que jamás había fallado en diez años. El de septiembre no llegó en agosto y, cuando pasaron las suficientes semanas como para asegurarnos de que ya no iba a llegar, en la editorial se apuntaron nuestra reclamación.

El de octubre sí llegó, para despistarnos y hacernos creer que todo funcionaba como de costumbre, pero el de noviembre, que adjuntaba un especial para su distribución en quioscos, no. El «trato especial» que recibimos los suscriptores es que tenemos que preocuparnos y acordarnos de pedir el número extra aparte. Gratis, eso sí.

Les he llamado más o menos cada dos semanas desde hace cinco meses y los números están más que repedidos. Sin embargo, la respuesta es siempre la misma: todavía no han salido. No entiendo cómo ni siquiera el número de septiembre está en camino. Parece que cambiaron de distribuidora, que la vieja distribuidora no le explicó a la nueva dónde tiene que entregar las revistas, y que la orden de reenviar los números no ha llegado al almacén. Todo junto resulta en una gestión lamentable. Solución: la suscripción caducaba este mes y no la hemos renovado. El ejemplar de febrero ya está en los quioscos y es el primero que sostengo en meses. Lo admito: soy un yonki de la National.

El lunes me contaron que la distribución del número de enero, junto con el especial de noviembre, se había retrasado y no había empezado hasta la semana pasada. Otra cosa es que me lo crea, porque el de febrero ya está disponible. Por ahora, hemos dejado de depender de que nos la traigan a casa y podremos volver a leer la revista con regularidad.

Claro que tendré que volver a llamar para que me confirmen si nos han cancelado o no de verdad, porque me pareció demasiado fácil. Y para seguir insistiendo, que cinco números es mucha lectura pendiente.

divendres, de gener 25, 2008

CAMINO DEL DESGUACE

El fin de semana pasado me grabé un nuevo cd de música para escuchar en el coche. No lo uso más que una vez o dos por semana, casi siempre en fin de semana, pero los transportados empezaban a reclamar un poco más de variedad que no fuera Nena, el Doolittle de los Pixies o un curso de checo de Pimsleur. Así, meses después de haber concebido la idea, confeccioné una nueva selección: siete LPs de los Beach Boys anteriores a 1967 y cincuenta canciones de ChuckBerry, amén de un recopilatorio de Kraftwerk y el Surfer Rosa.

Mientras le daba al nero, volví a pensar en el acto mismo de escuchar música en el coche. De escuchar fragmentos sonoros del pasado (en ocasiones, voces de muertos) mientras conduzco un vehículo impulsado con combustibles fósiles. Es un estilo de vida con los años contados. Cuando llevo a mi abuela en coche, no hay vez que no pronuncie una frase parecida: «Hay que ver la de coches que hay. Las dos hileras llenas». Ella nació en un mundo sin coches, y yo espero morir en un mundo sin coches.

Este año se cumplirá el centenario del Modelo T de Ford. Porque, aunque nos parezca increíble, los coches no siempre han estado ahí. Y llegará el día en que desaparezcan, por el bien de la humanidad. El transporte individual motorizado es el pasado, no el futuro. Claro que todo depende de qué clase de futuro desee uno.

Si la humanidad sobrevive a la década siguiente, el escuchar música en el coche será una actividad considerada primitiva y obscena por los habitantes de la segunda mitad de este siglo. Eso es lo que pienso cuando conduzco. Igual que mis abuelos nacieron en un planeta que no reconocen hoy, si por una de aquellas llegara a superar los noventa años, cosa que dudo pues los solteros de nacimiento vivimos menos, yo tampoco sabré en 2070 dónde habrán ido a parar todos los coches.

Walter Lippmann escribe una frase en la primera página del primer capítulo de La opinión pública que sigue vigente, sobre todo en épocas de grandes cambios: «En la vida de cada hombre hubo un instante en que aún estaba adaptado a un entorno que ya había dejado de existir».

El siglo XXI, que espera alcanzar al XXII, no necesita de las costumbres del XX.

Mientras termina el cambio de siglo, cantemos:



Wouldn't it be nice, de Brian Wilson, me acompañará de vez en cuando al volante a partir de ahora.

dissabte, de gener 19, 2008

ELLA REPITE LA PALABRA DJ

Para compensar un poco (aunque no sé a quién) por la sobredosis de palabras de la última semana, presento aquí la canción de mis navidades:



[La imagen no es muy allá, pero es el vídeo con mejor sonido que he encontrado. La canción acaba hacia 2'20''].

Para aquellos que vayan tan perdidos como yo, Morrisey es el otro nombre por el que responde esa persona humana que era «la voz de los Smith», mucho más famosos, andevaparar. El que canta es Leo García, a quien no conocía pero parece que goza de mucho éxito en Argentina.

No sé. A mí me resulta tan enigmática que me es difícil no darle otra vez al play.

divendres, de gener 18, 2008

HARTAZGO. SEXTA PARTE (FINAL)

¿Cómo acabo? Debería haber escrito todo de una, cuando empecé hace una semana y todavía estaba el tema caliente. Sí, habría sido lo mejor. Claro que si lo hubiera rematado todo de una o dos sentadas no habría profundizado tanto en el tema y no lo habría disfrutado tanto. Por otra parte, el o los textos habrían sido más cortos y habrían aumentado las posibilidades de que los hubiera leído alguien más. Los textos cortos, sin embargo, no me salen siempre, y menos cuando un tema me inspira tanto como éste de las ediciones. He de añadir, en favor de la tesis de la prontitud (que no de la brevedad), que la sangre caliente espolea más y no deja tiempo a que surjan novedades que a uno le cambien el parecer. Pero modificar la opinión según el contexto, ¿es no tener opinión?, ¿es tener una opinión débil?, ¿o nos aleja del fanatismo y es por tanto sano? Lo que es cierto es que me gustaría que el lodo se posara de nuevo en el fondo de la balsa y el agua recuperara su nitidez. Que Planeta vuelva a ser Planeta en lugar de Planeta.

RESUMEN DE LA LONGANIZA: que ahora sólo compro Daredevil y que he dejado Green Lantern, Superman, 52, The Sandman y La cosa del pantano, pero que es posible que vuelva con dos de ellas el mes que viene. Por otra parte, cada vez me sale más a cuenta comprar los tomos en inglés. ¿Y todo esto no lo podías contar en cuatro líneas?». «Lo acabo de hacer, ¿no?»].

Para nada es reprochable que uno siga comprando un título con defectos en su edición, pero es preocupante la ceguera respecto de esos defectos. Cada uno tendrá sus motivos para seguir una u otra colección, yo expuse aquí los míos sobre Las aventuras de Superman, y por qué en aquel momento me compensaba su compra. Claro que puede verse todo como un intento de justificar lo injustificable, y de haberme fabricado yo a mí mismo la ilusión de que me compensa cuando no me satisface del todo.

Sin embargo, una cosa es un mecanismo mental de justificación y otra el permanecer ciego ante los defectos y empecinado en su defensa. ¿Qué ocurriría con todos aquellos lectores satisfechos que felicitan ahora a Planeta y califican sus ediciones de «muy buenas» si de repronto Planeta volviera a editar como antes? ¿Se sentirían decepcionados? ¿Exigirían tebeos peor rotulados? ¿Con los títulos mal adaptados? ¿Diálogos sin palabras en negrita? ¿Que volviera la cAItóca mtacqEaóiUn? ¿Que se conservara el negro para adaptar las palabras o letras en colores que a veces aparecen en los bocadillos originales? ¿O no notarían mejora alguna?

En los últimos meses han cambiado bastante mis hábitos de compra. El mes pasado Planeta interrumpió The Sandman y La cosa del pantano; también en diciembre, en los primeros días, compré el último número de 52; en octubre, en su número 5, me cansé de los chapuceros títulos de Superman; y el primer número de Green Lantern, de junio, fue el último que compré. Teniendo en cuenta que Civil War también acabó el mes pasado, lo único que me queda es Daredevil. Bien pensado, ¿para qué quiero más?

Pero, ay, el lector de superhéroes siempre quiere más. La semana pasada me llevé una alegría en el quiosco con el Superman #8, de este mes de enero. A primera vista, parecía que habían adaptado sorprendentemente bien el título del episodio de Superman #660 (marzo 2007): «The Art of the Prank». Como no me atrajo la historia, no lo compré y no pude confirmar si el diseño era fiel o no, pero al menos me satisfizo ver que prescindían del «recuadro que todo lo tapa». Depende de cómo se porten el mes que viene para que vuelva a picar.

También hace pocos días he podido ver por encima el avance del Green Lantern #5, de febrero, que Planeta ha colgado en su web. Y... ¡han corregido algunos aspectos de los que me quejé en la carta que les envié en verano! Puede ser que no me hayan hecho ningún caso y se hayan dado cuenta ellos mismos de que el «recuadro que todo lo tapa» no es una solución al diseño de los títulos, pero el caso es que han mejorado. Si la coedición con Italia les impide jugar con los títulos de los episodios de algunas colecciones, lo correcto es dejar el título en inglés en ambas y no cubrirlo con un rectángulo coloreado de lo más chusquero. No sólo eso: ¡también han incluido los nombres de los editores americanos! Es que merecen que les compre el tebeo (las negritas se les resisten, eso sí).

Con The Sandman no creo que siga. Al menos no este año. Por las referencias, me esperaba una obra rematadamente buena, y no ha sido así. Los episodios me dejaban más bien indiferente, con excepción de «El son de sus alas» («The Sound of Her Wings», The Sandman #8, agosto 1989; nº 4 de Planeta), que fue el primero y el único con cuya lectura disfruté de verdad. Son agradables las referencias a Chesterton y a Shakespeare, pero no, The Sandman no es para mí.

La cosa del pantano cada vez iba a mejor, pero ahora mismo tampoco tengo muy claro si seguir o no. Al menos no en la edición de Planeta. Además, ya tengo demasiado para leer como para encima cargarme más. No. Que no. En todo caso... miraría el tomo que Planeta sacará el mes que viene a ver si me convence... o le daría una oportunidad en inglés un año de estos.

Bendito inglés. Los tomos en inglés son otra cosa. Las grapas originales pueden resultar tan caras que casi dejan tan mal sabor de boca como un defecto de edición, pero los tomos... los tomos en inglés compensan.

El mes que viene, por ejemplo, Planeta empieza el CDC: Wonder Woman, que en cuatro tomitos recopilará los 24 números que dibujó y medio guionizó George Pérez hace veinte años. Son números que me interesan. Puestos a establecer prioridades para las novedades de febrero, casi diría que por estar dibujados por Pérez me interesan más que La cosa del pantano escrita por Alan Moore. Más que nada porque es una etapa que no conozco. También porque es un formato más barato (y más pequeño). Y habría que ver la edición.

Gracias a que Planeta publica CDC: Wonder Woman me he enterado de que existe una serie de recopilatorios en inglés de la etapa de Pérez en Wonder Woman. El primer tomo, Wonder Woman: Gods and Mortals, parece coincidir con el primer número de Planeta. El tomo de Planeta cuesta 7.95 euros (a los que habría que sumar los 6.30 del tren que cuesta ir y volver a Valencia en caso de que el ejemplar no se distribuyera aquí o no quisiera comprarlo ya). Si lo pido por Amazon Alemania me sale por unos 10 euros más 6 de gastos de envío.

Vale que en frío la edición de Planeta es más barata, menos de dos euros más barata, pero si comprara el TPB de DC tendría una edición en tamaño comic book y sin fallos (o con muchísimos menos). Vale también que el precio del billete del tren se divide entre otros artículos que pueda comprar en Valencia, pero es que los gastos de envío también se reparten. Sólo con que pidiera otro libro, recurrir a Amazon ya es un euro más barato.

De todas formas, miraré qué tal me parece el tomo de Planeta si lo veo el mes que viene, pero teniendo la alternativa del TPB no creo que lo compre. También podría esperarme a que Planeta se hundiera con DC y comprar CDC: Wonder Woman a mitad de precio cuando lo salden a finales de año. Sin embargo, la edición original tira mucho, y no es tan cara. El formato CDC será todo lo barato que será pero, cada vez más, a mí me sale caro tener una edición con defectos si sé que pagando muy poco más tengo una edición impecable que no me defraudará. Tal y como están las cosas, prefiero no tener un disgusto en la estantería.

Por suerte, nadie me obliga a comprar tebeos, ni a necesitar los primeros números de la Wonder Woman de George Pérez exactamente el mes que viene. De verdad, no hay nada como aprender a aplazar las compras. Además, gracias a dejarme las colecciones de Planeta estoy volviendo a saborear el manga y conociendo otros autores y temáticas.

EPÍLOGO: A veces pienso que no vale la pena discutir. Unos seguirán comprando aunque impriman el tebeo en papel higiénico y otros seguiremos sin querer pagar las chapuzas. Además, que yo escriba todo esto no cambiará nada, y sólo habrá servido para aclararme las ideas. Lo cual no es poco.

Si muchos lectores están satisfechos porque su nivel de exigencia es inferior, bien por ellos, que sigan comprando. No voy a poder convencerles. Sin embargo, sigo creyendo que no debería importarnos sólo si tal título se publica o no, sino también cómo.

El famoso «es esto o nada» no puede usarse siempre como argumento porque es tramposo. Se usó hace nueve años con las Bibliotecas Marvel porque de verdad era «aquello o nada»: se pretendía publicar los primeros veinte años de las colecciones más importantes, y eso suponía tantos tebeos que o se encontraba la manera de sacarlos baratos y rápido o no habrían alcanzado ni una fracción del éxito que obtuvieron. Las BM ayudaron a refrescar los recuerdos de unos lectores y a dotar de memoria a otros, que si hubieran tenido que usar como referente de lo que es el Universo Marvel lo publicado en los noventa, lo habrían enviado todo a la mierda. Por azar cósmico, las BM coincidieron con la vuelta de Marvel a la continuidad y al espíritu de su mejor época, la calidad de los nuevos comic books redundó en las BM, y la calidad de éstas en las ventas de aquéllos. Todo confluyó y encajó como dos piezas que antaño fueron una sola.

Las BM podían ser pequeñas y en blanco y negro, pero el formato se adecuaba al propósito y estaban muy bien editadas. El «es esto o nada» no sirve para las colecciones actuales en grapa o en tomo mal editadas. No tiene ningún sentido, o para mí no lo tiene, seguir pagando por un tebeo en el que los títulos se adaptan con un «recuadro que todo lo tapa», o por tomos que no se pueden abrir. Yo sí creo que, al menos en algunos casos, el consumidor es soberano, y sí me parece que dejar de comprar una colección es la forma más correcta de mostrar mi desagrado respecto de una política editorial. Y si va acompañado de una carta a la editorial en la que se exponen los motivos por los que uno deja de comprar una colección, mejor todavía, porque no hay otra vía para que se den por aludidos ni sepan qué pensamos.

Dejar de comprar y escribir una carta es lo que hice yo. Me parece que ha servido de algo.

Me gustaría dar por zanjado el tema, pero sé que volveré sobre él en los próximos meses. Ya sea porque la editorial insiste en los defectos como política, ya sea porque quedan lectores con las tragaderas muy altas.

Ves, no me gusta lo que acabo de escribir, porque la culpa no es de esos lectores que siguen comprando las colecciones que les gustan, sino de Planeta por haber reducido, en cuestión de año y medio, sus niveles de exigencia. No creo que sea intención de las editoriales, pero consiguen que los lectores nos enfrentemos cuando las únicas responsables de todo lo que ocurre son ellas.

Y aquí seguimos nosotros, que en vez de hablar de las jugadas que más nos han gustado nos detenemos a discutir si tal equipo ha fichado a tal jugador, si alguien discutió con no-sé-quién en los vestuarios, si parece que el jugador estrella de nuestro equipo preferido está a punto de irse al extranjero, que si los jugadores se fueron de parranda... Podría decirse que esto no es fútbol, igual que puede decirse que los movimientos editoriales no son tebeos, pero resulta que el fútbol es jugado y gestionado por personas, y tras los tebeos también hay personas que los editan. No se hacen solos: las personas importan. Y un equipo diferente realiza tebeos diferentes. En este caso peores, pero con vistas de mejora.

Suficiente. Además, yo debería estar escribiendo el proyecto.

dimecres, de gener 16, 2008

HARTAZGO. QUINTA PARTE

Estoy un día sin escribir y pierdo el hilo. De repente, muchas de las frases pendientes me parecen superfluas, además de que he conseguido contagiarme del hartazgo que intento transmitir sobre esta cuestión. Espero que esto le esté pareciendo interesante a alguien. Vamos a ver si rematamos el asunto.

PREVIOUSLY ON LET YOURSELF FALL: el viernes pasado llevaba unos días sin postear y, alterado por los comentarios del post de UTCON del día 10, durante el fin de semana me puse a intentar explicar por qué las ediciones de DC actuales de Planeta no me parecen buenas, independientemente de que uno pueda exponer los motivos que quiera para comprarlas, o no exponer motivo alguno. Lo que empezó como un post muy tonto se ha convertido en un ensayo que alcanza ya las cinco partes. En la de hoy pretendo aclarar que todo esto no es un ataque a Planeta, sino más bien una llamada de atención para ayudarla a superar el bache que han supuesto los últimos dos años. Parece que soplan vientos de cambio.

El punto clave de todo es que Planeta no empezó mal editando DC. Tenían muchos y muy importantes elementos en contra, como el hecho de haber dedicado más de veinte años a educar a unos lectores para que leyeran Marvel, lectores que se fueron de la mano con un puñado de sus colaboradores hacia Panini. Sin embargo, Forum no desapareció del todo en enero de 2005, sino que se reservó la marca en exclusiva para las colecciones de Conan, y Planeta estaba tocada pero seguía siendo la misma: una editorial con más de dos décadas de experiencia en la edición de cómics y llena de profesionales.

Cierto es que por entonces servidor estaba más pendiente de Panini y que no me interesaban demasiado los productos de la nueva Planeta. No me interesaban los contenidos, pero yo daba por supuesto que aquello que publicaran lo editarían igual de bien que habían editado Marvel en los últimos años. Después de todo, sí que existía una masa de lectores de DC, ya fuera a través de Norma, de Vid o de Zinco, que pedían un abaratamiento de las ediciones y el regreso de la grapa, y se esperaba que fuera Planeta la que reconvirtiera a DC en un producto popular. Y que lo hiciera bien. Panini era la nueva, Panini era la editorial sin experiencia en España, estábamos asistiendo a la primera transición editorial en 23 años y la expectativa era enorme.

Repito: centré mis ojos en la labor de Panini porque di por supuesto que Planeta seguiría editando como hasta entonces. Y lo poco que he visto de aquella primera Planeta/DC de 2005 y principios de 2006 no me ha defraudado. Ahí quedan el Batman: Año Uno y La saga de Ra's al Ghul, o el tomo Batman: The Cult que hojeé hace poco en una librería, o los dos bonitos volúmenes de DC: The New Frontier que me dejó un amigo el fin de semana pasado. Incluso el formato Clásicos DC (CDC), que Planeta se sacó de la manga a finales de 2005 y que estrenó con CDC: El cuarto mundo de Jack Kirby, CDC: Nuevos Titanes y CDC: JLA/JLE, servía para mantener el espíritu de las Bibliotecas Marvel (BM) y competir contra algo que ella misma había consolidado en el mercado. Si una editorial tiene éxito con un formato, es natural que otra editorial (en este caso la misma) introduzca un formato similar para competir. Otra cosa son las páginas borrosas, por las que no se puede culpar al formato.

La caída de Planeta no siguió a la pérdida de derechos de Marvel. En realidad sucedió al año siguiente, en 2006, y desde entonces algunos lectores no han visto o no han sabido ver los defectos en sus ediciones, defectos surgidos no se sabe bien de dónde y que antes la editorial no cometía. Por desgracia, la atención de un lector de cómics de superhéroes está dirigida hacia los títulos que lee cada mes o hacia las novedades que saldrán en los meses siguientes. El lector de cómics de superhéroes siempre pide más y nunca tiene suficiente. Pocas veces nos queda tiempo para repasar las antiguas ediciones que vamos acumulando, porque son el pasado, ya las hemos leído, no son noticia.

Por muy ligado al presente que esté el lector de cómics de superhéroes, por mucho que proyecte su interés hacia el futuro, el tiempo pasa, y aquello que vamos comprando, leyendo y colocando en los pocos huecos que nos queden se convierte en testimonio de un pasado. Si hay alguien leyendo esto y que haya coleccionado superhéroes en los últimos años, le pediría por favor que rescatara un comic book cualquiera de Forum de sus estanterías, armarios o cajas de hace tan sólo cuatro años y lo comparara con cualquier ejemplar editado por Planeta en los últimos meses. Si no, también puede acercarse a una librería especializada y efectuar la comparación allí mismo.

Es entonces, con ambos ejemplares en la mano, cuando uno es consciente de los cambios que ha habido en tan poco tiempo, cuando uno se da cuenta de la cantidad de aspectos de la edición que se han visto modificados en cuestión de dos años, los numerosos defectos que han aparecido. Planeta empezó bien, pero algo ocurrió durante el 2006 que provocó una caída en picado de la calidad de edición. Ya he hablado de Las aventuras de Superman. Casi un año antes empezó CDC: El cuarto mundo de Jack Kirby, que he comprado casi completa en los últimos meses. En esta colección se notan los primeros síntomas de la enfermedad padecida por Planeta en 2006. El packager responsable de la realización técnica de CDC: El cuarto mundo de Jack Kirby hasta su tomo #6 (marzo 2006) fue Forja Digital S.L., responsable de unas cuantas de las BM de Forum. Sus volúmenes son estupendos en líneas generales. A partir del #7 son sustituidos por Fanhunter S.L. y en el #8 se maqueta el texto de un artículo con un tipo de letra mayor y más espaciado, como se ha venido haciendo después. No veo en esto ningún problema: no me atrae tanto como un artículo a página completa pero el texto puede leerse mejor. Tampoco tengo nada en contra de Fanhunter, responsable de la impecable Batman: Año Uno. Lo que me preocupa es la marcha de Forja Digital. ¿Fue entonces cuando Forja Digital S.L. y Estudio Din&mita pasaron a trabajar sólo para Panini? ¿Tuvo aquello alguna relación con las negociaciones para publicar en Italia? ¿Desembocó todo en la contratación de David Hernando como editor de DC?

Si los errores se hubieran dado en una editorial diferente que empezara a editar DC, podríamos lamentarnos igual por la calidad de las ediciones, pero los ánimos no serían tan negativos. La decepción viene cuando uno es testigo de la mutación de una editorial que sabe editar bien en un ente que no sabe. No culpo de todo a Hernando. Hernando sería el último capítulo de una crisis interna que condujo a su contratación para intentar salvar el barco. Es más, uno esperaría que Hernando, como lector, deseara lo mejor para los tebeos que ahora puede editar. Es muy posible, además, que sucediera lo que sucediera en 2006, sus consecuencias hayan resultado difíciles de encarrilar y todavía estén estabilizándose.

Por todo ello, comparto la decepción con Pedro, EmeA e Isaac (que no sé si me leeran). Los defectos mirados puntualmente y de uno en uno pueden parecer chorradas, cierto, pero su relevancia es mucho mayor en cuanto se consideran dentro de su contexto. Hasta hace poco, cada mejora en la edición era un paso adelante y una conquista de la que todos debíamos alegrarnos. La desaparición de los correos y el estrechamiento de las vías de comunicación lector-editorial, la pérdida de profundidad de los artículos, la adaptación chusquera de los títulos de los capítulos, el uso de rotulaciones no adecuadas, la desaparición de las negritas, la deficiente maquetación, la falta de coherencia en el diseño...

Desde 2006, Planeta está bajando escalones y retrocediendo en conquistas. Es curioso que ese retroceso suceda paralelo a la aparición de ediciones de lujo como son los tomos Absolute. Es como si se quisiera compensar con una atractiva apariencia externa una deficiencia interna. Los Absolute potencian casi la única ventaja competitiva que le queda a Planeta: que es capaz de introducir en el mercado unos volúmenes bellamente encuadernados.

Aunque no soy nada partidario del formato Absolute, sí debo decir que han ayudado en algo: gracias a ellos ya no me parecen tan caros los volúmenes de Los archivos de The Spirit ni otros libros. El único Absolute que ha entrado en casa lo compró mi hermano, fue el de V de Vendetta, y creo que cuando apareció a finales de 2005 ni siquiera llamaban a aquel formato «Absolute». La fiebre Absolute es un acontecimiento del 2007. Bueno, miento respecto de la cantidad de Absolutes que han entrado en casa: antes de navidades saqué la edición original del Absolute Kingdom Come de la biblioteca de la universidad, y lo he devuelto esta mañana sólo leído hasta la mitad de lo aburrido que es. Parece que en DC intentaron copiar el éxito de Marvels también con Alex Ross, pero ni de coña.

A pesar de todo, considero que tampoco hay que defenestrar a los Absolute por sí mismos. DC edita Absolutes y es sano para el mercado que existan ediciones de lujo. Lo preocupante es, como ocurre en España, que algunos títulos sólo estén disponibles en esas ediciones de lujo. Es perfectamente comprensible que una editorial reaccione con productos de mayor empaque y precio ante un público lector de superhéroes cada vez más envejecido y con mayor poder adquisitivo. Es un error, sin embargo, y de cara a educar un lector del futuro, que las mismas obras no se editen en un formato más económico. ¿Por qué no un CDC: Crisis en tierras infinitas? ¿Por qué no un CDC: Watchmen? ¿Por qué no pueden convivir ambas ediciones? ¿Si no pueden convivir, por qué se edita sólo en formato de lujo?

La existencia de este formato en nuestro mercado no es tanto resultado de la capilarización hacia otros nichos, a consecuencia de la recuperación de las librerías generalistas o las grandes superficies, sino un indicio de que la base lectora, por lo que respecta al menos al cómic de superhéroes, no se está reciclando. Es lo que yo denomino la trampa de los Absolute.

Vaya, que me he vuelto a enganchar y parece que no hay forma de acabar con esto. La próxima entrada será la última ya (espero).

diumenge, de gener 13, 2008

HARTAZGO. CUARTA PARTE

En la que servidor rememora los defectos evidentes manifestados en el coleccionable de Planeta Las aventuras de Superman y detalla cómo, a pesar de los cuales, siguió con la colección hasta finalizarla.

Expondré un ejemplo personal. Confieso que he comprado completa la colección de Las aventuras de Superman que Planeta estaba sacando hace un año, a pesar de los escaneos y a pesar de que del número 20 (marzo 2007) en adelante desaparecieron las palabras resaltadas en negrita.

Cuando empezó Las aventuras de Superman, Planeta hacía un año largo que publicaba DC, y lo único que les había comprado hasta entonces había sido el famoso Batman: Año Uno de Frank Miller y David Mazzucchelli por un euro (un tebeo estupendo a un precio fantabuloso) y el primer tomo de La saga de Ra's al Ghul, también protagonizado por Batman. Nada más. El primero lo compré porque hacía años que quería leerlo y el segundo para probar a ver qué tal. No compré nada más por varias razones: a) no me interesan demasiado los superhéroes de DC; b) por entonces compraba más Marvel; c) me fui a Alemania un año.

Lo del Batman: Año Uno a un euro es muy curioso. A mí la edición me parece óptima, inmejorable, casi definitiva: bien editada, encuadernada en rústica, a color, en tamaño comic book, una bonita rotulación, buen papel. Hace menos de tres años, no comprar este tebeo a un euro, en caso de tener un euro que gastar, en caso de que uno no dispusiera ya de una edición anterior, y en caso de que uno estuviera interesado en los superhéroes, era un acto incomprensible. El editor de Planeta/DC anuncia, para este 2008, la reedición de Batman: Año Uno en formato Absolute: más grande (no respetuoso con el formato original) y mucho más caro. Cada día tengo menos claro para quién editan. Cada día tengo más claro que para mí no. Puedo entender que publiquen en Absolute miniseries de unos cuantos números que alcancen un grosor considerable, calidad aparte, pero publicar Batman: Año Uno, que no llega a las 100 páginas de historieta, en un formato enorme, me parece un disparate. Sin embargo, no pongo el grito en el cielo: a) viniendo de Planeta, ya nada me extraña; b) en tanto que no tengo intención de comprarlo, no me afecta.

Desde que Planeta empezó a publicar DC, desde que Planeta sacó el coleccionable de Batman, yo soñaba con una reedición de la etapa de John Byrne en Superman. Tenía muchas ganas de poder leer entera por primera vez la etapa de John Byrne. John Byrne no fue lo primero que leí de Superman -este honor recae en unos tebeos dibujados por Curt Swan en mi muy manoseado retapado número 7 de Zinco- pero, con ocho años, yo notaba la diferencia que suponían los episodios firmados por un tal John Byrne, y los prefería sobre los demás. Si hubiera empezado con otros tebeos de peor calidad, seguramente no seguiría leyendo hoy superhéroes. Cómics sí, porque ya leía Tintín y todo lo que tuviera viñetas. Tal vez los superhéroes se me hubieran atragantado como les ha ocurrido a otros lectores; por suerte, no fue así.

Las aventuras de Superman de Planeta empezó a distribuirse a la semana de volver yo de Alemania. Me gustaba la edición: tamaño comic book, rústica, color, papel satinado, negritas... Más caro que el coleccionable de Batman y más caro que el mismo producto vendido en Italia (se iniciaba por entonces la edición para otro país), pero todavía con un buen precio: 4,50 euros por cuatro comic books.

Los tres pilares de maquetación, encuadernación y rotulación eran sólidos. A la altura del número 10 (octubre 2006) aparecieron las primeras páginas raras, en el «color de puntitos» de antaño. En el número siguiente, de octubre también, los primeros escaneados chungos con un color borroso que daña la visión. Por entonces ya había empezado a fallar la prometida distribución semanal, y con el número 16 (con fecha de diciembre de 2006 pero aparecido en enero) se encartó una nota del editor, ya por entonces David Hernando, en la que se disculpaba tanto por la calidad de los materiales como por la aperiodicidad, e informaba a los lectores de que para solucionar los inconvenientes Las aventuras de Superman sería quincenal durante un tiempo. La verdad, no entiendo por qué no se disculpan más, pues esos actos ablandan el corazón de los lectores más iracundos y consiguen que traguemos unas páginas escaneadas.

Aquí, una viñeta con color de puntitos, por si alguien no sabe lo que es (LAdS #10)

Era vergonzoso, cierto, que una editorial ofreciera escaneos de calidad tan ínfima. Como admirador del extinguido «color de puntitos», albergo una alta tolerancia hacia esas páginas, que para nada me impiden disfrutar igual del tebeo; excepto, tal vez, en el caso del episodio de la Viuda Negra en el Spiderman de John Romita #36 (diciembre 2001), jamás corregido. [A la derecha, la Viuda Negra con un «color de puntitos muy separados»]. Los colores borrosos, empero, son otro cantar. Leí comentarios de lectores que dejaban de comprar (o decían que dejaban de comprar, que no es lo mismo) la colección por ese motivo. Yo valoraba que los tres pilares, además del precio, seguían ilesos. Si, por ejemplo, Las aventuras de Superman se hubiera publicado en el formato de Clásicos DC (CDC), cuyos Nuevos Titanes también eran ya famosos por sus páginas borrosas, ni siquiera John Byrne habría evitado que yo dejara el título tarde o temprano. Cada tomito de CDC: Nuevos Titanes incluye casi lo mismo que cada ejemplar de LAdS, pero más pequeño, más caro y con peor papel.

Los escaneos parecían restringirse, oh casualidad, a los episodios dibujados por Byrne, y casi desaparecieron cuando concluyó su etapa en el número 21 (marzo 2007). Un rápido vistazo a la colección me certifica, con un pequeño margen de error, que los únicos números que incluyen historietas completas de colores difusos, considerando que no me importa el «color de puntitos», son los siguientes: #11, 13, 14, 16, 17, 27 y 28, con alguna página esporádica en #34 y #37.

Con esos números defectuosos en un plato de la balanza, y en la otra los tres pilares, amén del precio, el formato comic book y el hecho de disponer de toda la etapa de Byrne en Superman, seguida de los números que desarrollan líneas de acción iniciadas por él y que fueron cerradas por otros autores tras su marcha, decidí seguir. Me compensaba. Además, pasaba por una época comprensiva con Planeta; ya digo: una nota de disculpa hace mucho.

Esto se supone que es una viñeta borrosa (LAdS #11). De verdad que en papel se aprecia mejor

El mismo defecto, en CDC: Nuevos Titanes, es muy diferente: 7,50 euros por unas 100 páginas en color, a tamaño reducido, con esa calidad de impresión, es muy caro. Más teniendo en cuenta que Selecciones Marvel ofrecía el mismo número de páginas, a tamaño comic book, sin defectos mayores, por 6 euros. Entendería, sin embargo, que hubiera lectores que estimaran tanto esa colección que les compensara. De hecho, los hay, pues CDC: Nuevos Titanes sigue saliendo. Espero que haya mejorado. Cuando miré algún número en la tienda, a mí no me compensaba, por mucho que me atrajera el dibujo de George Pérez.

El formato en sí de CDC no me disgusta: lo que me previene de comprar según qué números es su realización técnica. Por ejemplo, el CDC: El cuarto mundo de John Byrne, a ese tamaño y a ese precio, pero sobre todo con esa muy deficiente rotulación de los títulos, no lo he querido ni en los saldos que ofrecía Planeta el mes pasado. Por mucho que me guste John Byrne.

Vaya, lo que empezó como «voy a ver si escribo algo sobre las ediciones de Planeta ahora que el tema vuelve a estar caliente y de paso actualizo el blog, que ya hace días» se ha convertido en un monstruo al que todavía no veo la cola. Otro día, espero que mañana, la quinta parte.

dissabte, de gener 12, 2008

HARTAZGO. TERCERA PARTE

Tomados de forma individual, los defectos listados en el post anterior pueden no tener mucha importancia, y pueden ser tolerados a la hora de valorar si uno adquiere el cómic o no. El problema es cuando se presentan juntos y casi por norma.

Sí, son defectos de la edición. Son defectos en cuanto entorpecen la lectura. El diseño del título original tapado con un recuadro en una página; una rotulación poco adecuada en otra página; un tipo de letra demasiado pequeño para el espacio del bocadillo que hay que llenar; la ausencia de negritas; una frase que chirría; nombres nuevos para personajes, objetos o lugares conocidos; bocadillos intercambiados; páginas escaneadas; unos puntos suspensivos que no vienen muy a cuento; repetir las vocales de la sílaba equivocada para resaltarla y ayudar a alargar un grito. Sobre esto último, tan sólo hay que leer la palabra en voz alta para saber qué letra hay que alargar; por ejemplo: no es lo mismo «aaadiós» que «adiiiós» que «adióoos» que «adiósss». Algo tan fácil como eso se olvida a menudo.

Todas son alteraciones de la lectura que nos expulsan de la historia. Por supuesto, no todas tienen la misma importancia: existe una jerarquía. Una encuadernación manejable y robusta, una maquetación atractiva y una rotulación adecuada son fundamentales para atraer al lector y para transmitir correctamente el mensaje del autor de la obra. Por ejemplo, me hacía ilusión ver publicado el Krazy Kat de George Herriman porque sólo he leído páginas sueltas, pero con la rotulación de mierda (no hay otra palabra, lo siento) que tiene el primer volumen, lo va a comprar su puta madre. Si han mejorado los siguientes tomos, no lo sé; si lo han hecho, tanto mejor, pues en ese caso es muy posible que pruebe con algún número, pero el primero jamás lo compraré. Krazy Kat merece una rotulación decente.

Encuadernación, maquetación y rotulación son los pilares que convierten en tolerables algunos defectos, que entonces pasarían a catalogarse tan sólo de «erratas». Unos nombres nuevos, unos bocadillos cambiados de sitio, las negritas ausentes, una página escaneada de vez en cuando... pasan a segundo plano. Claro que también hay que saber vender la página escaneada. Forum sabía. No abusaba de los escaneos en sus Bibliotecas Marvel (BM), pero sí avisaba de la presencia de los mismos y se anticipaba en pedir disculpas. El mismo defecto, vendido por Forum, se convertía en indicativo de que los responsables de la editorial cuidaban al máximo sus ediciones y, cuando les había sido imposible obtener los materiales originales de algún número en concreto, se esforzaban en localizar alguna copia y fabricaban ellos mismos los materiales. El resultado es el mismo: unas páginas escaneadas. La diferencia en la forma de venderlas es abismal.

La autofabricación de materiales no se quedaba en números sueltos de las BM: supieron convertir una carencia en una virtud cuando explicaban cuánto trabajo les había costado componer las viñetas de un tebeo en concreto del que en Marvel no disponían de todas sus páginas. Fue el caso del segundo especial de Spectacular Spider-Man, de 1968, publicado por Forum como Spiderman de John Romita Especial Primavera 2001 (marzo 2001). A veces las reediciones de la propia Marvel se comen páginas de la historieta original, y un archivo desordenado provoca la pérdida de los materiales más antiguos a la vez que convierte a la versión abreviada en la única disponible. El especial que nos ocupa constaba de 58 páginas, pero en una reedición de Marvel se comieron 18. ¿Cómo puede hurtarse la tercera parte de una historia y que siga funcionando? Maravillas del montaje. El caso es que en Forum, a base de escanear, remontar y recolorear viñetas, recuperaron el número íntegro con un resultado impecable. Un trabajo similar de restauración de colores lo llevaron a cabo con el tomo del Nick Furia de Jim Steranko.

Las páginas escaneadas (entre otros fallos), tal y como las ofrece ahora Planeta/DC, son un defecto sólo tolerado por aquellos lectores a los que les interesa mucho la colección y la compran desde su primer número. Un lector que quiera probar con un número cualquiera, para ver qué tal está, sentirá rechazo ante unas páginas escaneadas cuando hojee el ejemplar en la librería. Yo mismo he estado tentado más de una vez de picar con un tomito de los Nuevos Titanes de George Pérez. El formato reducido no es el óptimo, pero a mí me resulta atractivo. Si hay algo en lo que Planeta no ha cambiado es en que todavía sabe dotar a sus tebeos de un aspecto externo atractivo, en cuanto a encuadernación y tacto del papel (Panini tiene mucho que aprender todavía al respecto). Pero claro, uno empieza a pasar las páginas, se fija en los escaneos, en el dibujo apretado y reducido de Pérez, en que el tomito en cuestión sólo incluye cuatro comic books originales, que además cuesta 7,50... No acaba de convencer y lo devuelvo a la estantería, por mucho Pérez que sea. Algunos lectores tenemos memoria, y recordamos que hace pocos años, ya en este siglo, Forum era capaz de ofrecer tomos a tamaño comic book, en color, con un mínimo de cuatro episodios originales por tomo, y todo por 6 euros. Vale que por el aumento de precios esos tomos ahora podrían costar un par de euros más, pero seguirían siendo a color y en tamaño comic book. Si hace unos años eso era posible con Selecciones Marvel, ¿por qué ahora no lo es con Clásicos DC?

Repetiré la pregunta para resaltarla a aquellos ojos que lean por encima y se la puedan haber perdido en el párrafo anterior: ¿por qué hace unos años era posible publicar tomos de material antiguo en tamaño comic book, a color y buen precio y hoy nos intentan colar que el tamaño reducido es el único posible? Selecciones Marvel duró tres años y cerró en su número 19, no por falta de ventas sino de materiales, según explicó Viturtia en su momento. Era, por tanto, una colección económicamente viable. Claro que era viable: era buena, bonita y barata.

Vaya, me pongo a escribir y no paro. Pero es que es un tema que me toca la moral. Y más todavía me la toca el hecho de que haya gente que defienda las actuales ediciones e incluso diga que son muy buenas, porque NO LO SON. Mañana nos vemos en la cuarta parte.

HARTAZGO. SEGUNDA PARTE

Pues eso, que sigo. Por alguna desconocida razón me he acostumbrado a redactar tochos sin pararme a pensar en que no es lo más conveniente si espero que esto sea después leído. Ergo me viene muy bien eso de segmentar los textos sin saber muy bien cómo será la segunda parte o incluso una tercera, y sin tener por plan de obra más que una ligera idea de adónde quiero ir y algunas frases sobrantes del post anterior.

No pretendo que hayáis leído todos los textos enlazados en el post de ayer. Casi son más interesantes los comentarios, diría yo, porque definen muy bien las dos posiciones enfrentadas en todo esto.

[...]

Estooo... una vocecita me señala que llevo dos posts y no he introducido en ningún momento a qué me estoy refiriendo. Por una parte: total, ¿para qué?, ¿quién puede leer esto?; pero por otra: oye, ¿y si hubiera alguien que no buscara sólo ch*c*s d*sp*l*t*d*s?

Uno no sabe si todo esto empezó cuando Planeta perdió los derechos de Marvel en 2004, o cuando empezó a publicar DC en 2005, o cuando a finales de aquel año se sacó de la manga el formato Clásicos DC para diferenciarse de las Bibliotecas Marvel (BM) que había heredado Panini, o cuando David Hernando se convirtió en editor de DC en 2006, o cuando en 2007 se inició la fiebre del formato Absolute (¿se publicó algún Absolute entre V de Vendetta y Watchmen? ¿Hubo alguien que se refiriera a la edición Absolute de V de Vendetta como «Absolute» cuando salió?) y el baile de formatos.

De formatos estamos hablando. También, más todavía, de lo que hay dentro. Pero no de los tebeos en cuanto narraciones. Hablamos de los tebeos en cuanto objetos. Un tebeo, más que en el caso de una novela, es ambas cosas: es contenido y es continente. Un lector con unos años o décadas de antigüedad tiene los ojos entrenados y distingue, sin ser editor, una edición apropiada de una inapropiada. Debido a su experiencia, no espera una edición excelente o sin tacha, pero sí al menos una correcta y digna. Es muy posible que el auténtico editor, alegando razones económicas o estudios de mercado, haya decidido publicar una edición «inapropiada». En este caso, el lector de antes, no debería comprarla. O no debería seguir comprándola mucho tiempo.

Si tan sólo echáis un vistazo a los comentarios de los posts de UTCON o a los de la entrevista en ZN distinguiréis enseguida las dos posiciones principales y opuestas: una, que abomina de las ediciones de Planeta, la otra, encantada de la vida de que se esté publicando tanto material de DC. Los formatos y las «decisiones editoriales» levantan pasiones encontradas entre los lectores.

En principio, que se publique tanto es bueno y sano para el mercado. Lo que ya no me parece tan sano es que se publique así. Así significa:

-mal adaptando el diseño de los títulos de los episodios. Ahora parece que han optado por respetar los títulos en inglés, lo que por una parte es mejor que lo que venían haciendo pero por otra indica que son incapaces de ofrecer la calidad gráfica de los tiempos de Forum, cuando editaban Marvel.

-falta de criterio en la traducción de los nombres de batalla de los personajes. Como controlo más Marvel, esto se me escapa, pero los ejemplos que la gente cuelga por ahí dan vergüenza ajena. Si el personaje ya era conocido por un nombre, y no era una traducción inventada (caso de Daredevil/Dan Defensor, de Marvel), no comprendo los cambios.

-ofreciendo páginas mal escaneadas por el mismo precio. Es incomprensible que una editorial decida publicar un tebeo del que no dispone de materiales de reproducción. Más incomprensible todavía es que eso ocurra varias veces o que siga ocurriendo. Para eso no hace falta pagar derechos a DC. Yo también se editar mal. De la misma manera, incomprensible me parece también que una editorial que se atreve a vender páginas escaneadas ofrezca, ante una pregunta referida a la tardanza en la salida de un nuevo título, que «están esperando los materiales de reproducción» ¿Para qué? ¡No los necesitan!

-no respetar el tamaño original del comic book. Un punto más delicado. Tengo decenas de números de las BM y no guardo ninguna queja respecto del tamaño ni el blanco y negro. Siempre me parecerá mejor respetar el tamaño comic book, pero no descarto de entrada otros formatos. Ahora bien, el formato que más echo de menos de todo Forum, de toda la línea Excelsior, es el de Selecciones Marvel. Cinco o seis números originales, a tamaño comic book, en color, con una encuadernación fuerte y manejable, precio ajustado... Sí, echo de menos el formato de Selecciones Marvel. Sobre todo cuando comparo con los tomos rígidos de Panini, que da miedo abrir. Encuadernar un tomo no es sólo encolar un montón de hojas: eso ya lo sé hacer yo; un tomo debe poder abrirse para ser leído.

-la ausencia de palabras resaltadas en negrita en la rotulación de los textos de los bocadillos. No veo a nadie quejarse de ello y me parece estar solo, pero sigo pensando que una página de un tebeo de superhéroes sin palabras en negrita me parece más plano y uniforme de lo que debería ser. Resaltar una palabra en negrita la enfatiza. Si los bocadillos nos indican QUÉ dice o piensa el personaje, las negritas, al igual que los interrogantes, las exclamaciones, los puntos suspensivos, el tamaño de la letra... son recursos expresivos que nos ayudan a saber CÓMO habla o piensa.

Publicar así supone que el muchacho Mercado está bien hermosote pero con unas arterias que dan pena de verlas de lo guarras que están.

En ningún momento he dicho que yo me encontrara equidistante entre ambas posiciones. Es posible que alguien de fuera, un no lector habitual, no vea ninguno de los problemas que sí encontramos los lectores que aspiramos a un mercado del cómic mejor. Pero no ver los problemas, o no querer verlos, no hace que desaparezcan. Peor aún: se establecen como estándares y se multiplican.

Vaya, esto sigue quedando largo y a mí aún me quedan «frases sobrantes» e ideas en la recámara. Otro rato me pondré a ver hasta dónde llego.

HARTAZGO. PRIMERA PARTE

¡Bienaventurados aquellos que no son lectores de cómics, pues no serán defraudados!

Los lectores de cómics no somos sólo lectores de cómics. También somos editores de cómics sin editorial. Igual que los seguidores de un equipo de fútbol son entrenadores, presidentes de club o seleccionadores nacionales aunque el fútbol no haya sido jamás su profesión. Estar al tanto del mercado editorial nacional de cómics, y en concreto de qué títulos de comic book de superhéroes se editan y cómo, cada vez se parece más a seguir la liga española de fútbol.

Para mí el fútbol siempre ha sido algo que parecía interesar a mucha gente y sobre lo que todo el mundo discutía y entendía, pero que a mí me la sudaba. Sin embargo, es un fenómeno que no me es indiferente: me jode que por culpa del servilismo que la SER le tiene al fútbol haya noches que me quede sin poder escuchar aunque sólo sea media hora de Hora 25, como ha ocurrido los dos últimos días. Debido a mi ignorancia de quién juega y cuándo, encender la radio a esas horas es muchas veces una decepcionante sorpresa. Aparte, que dudo que en otros países del mundo todavía estén jugando a fútbol poco antes de la medianoche. ¿Qué horarios son ésos? ¿Es normal? ¿Alguien lo sabe?

Y digo que esto de seguir las novedades de los superhéroes es como seguir la liga porque parece que produce más ruido y es más importante la información y la discusión que genera, y los comentarios sobre noticias que a su vez se convierten en noticia, que los jugadores o los partidos, verdaderos protagonistas del suceso. Un partido no dura 90 minutos: como noticia, empieza unos días antes y acaba unos días después. Asimismo, los seguidores de la liga tienen sus periódicos y sus programas de radio y televisión como nosotros tenemos, a pequeña escala, nuestros distribuidores de información y generadores de opinión: los blogs de cómics.

Si habéis llegado al cuarto párrafo de un post que empieza con las palabras "los lectores de cómics" sin serlo es que podéis seguir un poco más allá. ¡Ánimo! Intentaré no liaros demasiado. Presumo que pocos o ninguno de los que lean estas líneas ha leído las últimas entradas de UTCON o sabe nada de las novedades de Planeta/DC para los próximos meses. Si es lo segundo, mejor para vosotros; si es lo primero... bueno, yo hace tiempo que sigo el blog de Pedro y además me gustan casi todos sus posts (si bien a veces podrían estar mejor redactados), pero sobre todo, lo que más admiro de UTCON es su capacidad para generar su propia agenda. No se nutre sólo de reseñas o planes editoriales: Pedro siempre tiene algo que decir sobre cómics (menos cuando no escribe) y sus opiniones tienen respuesta.

Más que nada por si hay alguien a quien pueda interesar, la siguiente es la cronología de los hechos. El martes día 8 Planeta publicó en su web el listado de novedades para el Saló del Còmic de BCN de abril. El día 9, en Zona Negativa colgaron una "entrevista" al editor de Planeta/DC David Hernando. El mismo miércoles, más tarde, Isaac Hernández actualizó el blog de ADLO con un post sobre la edición de Planeta de Clásicos DC: La Legión de Superhéroes. Ayer jueves, UTCON incidió en los detalles que le disgustan de esa misma edición de La Legión de Superhéroes. Esta mañana ha comentado la entrevista a Hernando en ZN.

[Mmm... voy a actualizar ya que todavía entro por los pelos en el viernes. Sigo].

dilluns, de gener 07, 2008

LONG LIVE THE STRIKE!

Ya pasó. Pasaron estos días en los que los enajenados compiten por demostrar mediante el consumo desaforado quién odia más al planeta. Casi dan envidia esas familias felices de las sitcoms, con sus miembros abriendo la pila de regalos a la vez. ¡Pero no! ¿Por qué comprar todos al compás en vez de cuando es necesario? ¿Por qué pagar más antes por lo que ahora es más barato? ¿Por qué regalar colonia a los viejos? A esa forma de vida, por muchos colorines y por muy alegre que parezca, ¡el tío Scrooge del siglo XXI le dice no! Yo me quedo con mi familia disfuncional.

Hoy se cumplen nueve semanas desde el inicio de la huelga del sindicato de guionistas de Estados Unidos (WGA) y, la verdad, no entiendo a aquellos que se estiran de los pelos porque ya no pueden ver más episodios de la/s serie/s que estaban siguiendo. Para mí es una fantasía que imaginé en el instituto hecha en parte realidad: la interrupción de la producción mundial de novelas, cómics y entretenimiento audiovisual en general durante al menos un año para poder ponerme al día.

¡El mundo se ha parado! ¿No es maravilloso? (de hecho, la velocidad de rotación de la Tierra es cada vez menor) Se acabó el seguir una o varias series semanalmente, se acabó el impulso de descargar el episodio pocas horas después de su emisión original en EEUU. ¡Sois libres! ¿No os dais cuenta de lo que eso significa? Olvidaos de las series de estreno, dejad de lado la actualidad, ¡aprovechad la huelga para ver esas obras de arte modernas de la televisión que el resto de series no os dejaban tiempo para ver!

Es lo que estoy haciendo yo. Al menos hasta que vuelva Lost el último día del mes. Me recomiendan Heroes (1ª temporada), Dexter, Prison Break, Carnivale... pero no me interesa conocer nuevas series. Estoy recuperando los episodios de The West Wing (El ala oeste de la Casa Blanca) que ya vi hace años por TVE desde el principio, en inglés, sin cortes y cuando yo puedo o cuando a mí me apetece o me da la gana. Voy por la segunda temporada y es una serie estupenda. ¿Por qué? Porque sí. Porque es emocionante, porque los actores están impecables, porque no tiene ni siquiera un bajón de ritmo y por sus larguísimos planos de seguimiento por los pasillos (alucinantes).

Voy alternando The West Wing con Curb Your Enthusiasm, que La Sexta emite con el título de Larry David pero a la que yo prefiero traducir como Mengua tu entusiasmo. Ésta no la descubrí a través de la TV, cosa imposible, sino porque hace años me enteré de que el cocreador de Seinfeld (otra para revisitar o descubrir en este tiempo de huelga) había empezado otra serie. Cada temporada es de diez capítulos, y no todos los años estrena temporada. Es un ritmo ideal: ¡más facilidades imposible! Oigo voces que me dicen que no les gusta Seinfeld... y yo no las entiendo, porque es la sitcom más perfecta que se ha realizado jamás. Tampoco tengo que entenderlas. Lo que sé es que sólo he visto una temporada de Mengua tu entusiasmo y me encanta. Y que con seguir dos series a la vez ya tengo suficiente.

Mis planes futuros en lo que respecta a ver series se centra en aquellas que los horarios de emisión y quehaceres varios se encargaron de que las abandonara por el camino: The Sopranos, Six Feet Under, The X Files, Friends... serán completadas un año de estos.

Con paciencia. Porque, aunque no lo parezca, hay otras cosas más importantes que las series de TV. Por ahora, me alegro de que siga la huelga, de que el mundo descubra la existencia de los guionistas, de que peligre la entrega de los Globos de Oro de este domingo e incluso la ceremonia de los Oscar el mes que viene. ¿Que no habrá premios ni dinero por los derechos de emisión? Que se jodan.

dimarts, de gener 01, 2008

LISTA DE LIBROS LEÍDOS EN 2007

Me hubiera gustado publicar este post todavía ayer, como había planeado, pero no pudo ser, así que me toca estrenar el año nuevo escribiendo sobre el pasado. Sed arrastrados pues a las entrañas de los gustos personales de quien teclea este, el blog del que la gente pasa de largo en cuanto ve la longitud de los textos. Feliz año nuevo a casi todo el mundo.

Cada año desde hace diez anoto en una agenda los libros que leo según el orden en el que los voy acabando. Por "libros" entiendo novelas, colecciones de cuentos, obras de teatro, ensayos, recopilaciones de poemas, guiones de cine y creo que nada más. En un año normal leo más de veinte títulos diferentes, con picos de más de treinta, cuarenta o incluso cincuenta, y abismos de sólo catorce. Llevo la cuenta por una razón práctica: para acordarme. Si no lo hiciera no recordaría ni la décima parte. Por supuesto, muchísimos no los releeré jamás; unos cuantos espero que sí.

Siempre he leído poco teatro y poesía, y desde hace unos años he ido apartando incluso la ficción para concentrarme en los ensayos y libros teóricos, ya sean de comunicación, de cine, de política, de cómic, o textos de corte autobiográfico (los de Kafka y Chesterton de este año). Los cómics en sí van aparte: no los apunto porque me volvería loco (más todavía). Es por los cómics, por el cine y por las series de TV por donde consumo más la ficción.

Así pues, por primera vez, mi lista de libros leídos (LLL) en 2007 (Nota: puesto que la lectura no entiende de años, unos pocos fueron iniciados en el año anterior):

1. Expediente X. En honor a la verdad. Sara Martín, 2006. [Alberto Santos Editor. Madrid: 2006]. Hasta donde tengo noticia, he leído casi todo lo publicado sobre Expediente X en España (una guía de episodios de Plaza y Janés y otras dos de Nuer, menos la de la Biblioteca del Doctor Vértigo), y este libro me parece la guía-ensayo definitiva de la serie. Si alguien se anima a emprender otra tampoco me molestará.

2. En primera persona: George Pérez. David Hernando, 2005. [Dolmen. Palma de Mallorca: 2005]. Una forma amena (y barata: 7 euros en Futurama en enero pasado) de tener una visión general de la obra de este dibujante.

3. Classic Science Fiction Stories. VVAA. Dieter Wessels (selección). [Reclam. Stuttgart (Alemania): 2003]. Es increíble cómo un buen relato de ciencia ficción consigue abrirle a uno el corazón, inyectarle sentimientos y erizarle el vello con revelaciones desconocidas que anidaban muy hondo de él. Si otras épocas tuvieron su literatura, aquella que retrataba mejor a sus gentes, la nuestra, que cuenta en su pasado reciente con dos guerras mundiales y muchísimos otros conflictos, encuentra su espejo en la ciencia ficción. Por mucho que uno no lea S-F, ésta no dejará de retratarle. Los cuentos de los que guardo mejor recuerdo de esta antología: Billennium (1962), de J.G. Ballard, sobre el problema de la vivienda; I Am Nothing (1952), de Erik Frank Russell, sobre una guerra espacial; e Impostor (1953), de Philip K. Dick.

¡Ah! La edición. Si alguna vez vais a Alemania no dudéis en entrar a una librería y dirigiros a la sección de los libros de Reclam. Los que tienen las cubiertas rojas están en versión original, y aunque de lo que más tienen es de títulos en inglés, también hay en otros idiomas, entre ellos el castellano. Además, son diminutos (menores al tamaño bolsillo) y baratos.

4. Hegemonía o supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos. Noam Chomsky, 2003. [Ediciones B. Barcelona: 2005]. Uno se pone enfermo leyendo a Chomsky, pero es necesario para saber en qué mierda de mundo vivimos. Hace unos meses salió la segunda parte, pero me estoy esperando a la edición de bolsillo.

5. Diarios 1910-1923. Franz Kafka. [Tusquets. Barcelona: 2000]. Es curioso cómo las palabras que escribimos tienen el potencial de viajar en el tiempo mucho más allá que nosotros mismos. Kafka escribe, se deprime, va al teatro, no hace nada, viaja con sus amigos, se va de putas, se promete en matrimonio, anula el compromiso, conoce a otra... Murió al año siguiente en el sanatorio del Dr. Hoffmann, a los 40. Si a alguien le interesan sus últimos años, Ediciones de la Tempestad editó un volumen con las cartas que escribió a sus padres desde Berlín (donde había ido a vivir con Dora Diamant) y ya desde el sanatorio, hasta la última. [Cartas a los padres de los años 1922-1924, 1992].

6. The Book of Illusions. Paul Auster, 2002. [Faber and Faber. Croydon (Inglaterra): 2003]. No conocía a Auster hasta este libro, ni he visto todavía ninguna de sus películas, y esta novela me enganchó. Me sorprende no haber leído ninguna referencia a The Book of Illusions en las críticas sobre The Inner Life of Martin Frost, la peli que ha estrenado Auster hace poco, pues el argumento del film (o al menos de uno con el mismo título y trama similar) aparece detallado en la novela como parte de la filmografía del cineasta de ficción Hector Mann. Eso es reciclaje e intertextualidad.

7. Der Hundetraum und andere Verwirrungen. Leonhard Thoma, 2001. [Hueber / Editorial idiomas. Madrid: 2001]. Unos cuentecillos para la escuela oficial. El autor nos visitó el curso pasado y nos interpretó un cuento de otra recopilación suya. Muy majo.

8. Diálogos. Platón (ss. V-IV a.C.). [Edaf. Madrid: 1998]. Critón y Fedón son fantásticos, el Banquete se hizo un poco pesado y no conseguí acabar con Parménides (se repetía hasta marear).

9. Cultura del apocalipsis. VVAA. Adam Parfrey (editor), 1987-1990. [Valdemar. Madrid: 2002]. A este libro llegué a través del blog de Absence y su serie sobre la Sociedad Borderline. Ya tenía pOp cOntrOl: me faltaba éste. No tiene desperdicio.

10. La opinión pública. Walter Lippmann, 1922. [Cuadernos de Langre. Madrid: 2003]. El libro más interesante e inteligente que he leído este año. Tal vez en esta década. O en toda mi vida. Miembro del Comité Creel que convenció a la opinión pública estadounidense de la necesidad de entrar en la 1GM, una de las primeras campañas masivas de propaganda del siglo XX, Lippmann escribe sobre la democracia pocos años después de la guerra. Y lo deja muy claro: jamás estaremos lo suficientemente informados como para poder decidir con propiedad quién nos gobierna, y aunque de hecho se celebren elecciones, en éstas no tanto elegimos al mejor candidato sino que seleccionamos de entre los candidatos posibles; son más selecciones que elecciones. En cuanto a la información, ni disponiendo de toda ella podríamos asimilarla como para tener una opinión fundada. La democracia es imposible.

11. El cómic y el arte secuencial. Will Eisner, 1990. [Norma. Barcelona: 2002]. Un manual muy básico y didáctico sobre el lenguaje del cómic. Se nota que es fruto de un curso con alumnos reales y no un libro teórico escrito en reclusión. También este año ha caído Entender el cómic, de Scott McCloud (Astiberri, 2005), un cómic-ensayo también muy interesante; sobre todo la forma, diría yo.

12. Cómo analizar un film. Francesco Casetti & Federico di Chio, 1990. [Paidós. Barcelona: 1991]. Por toda la nomenclatura teórica sobre narrativa que utiliza no es plato para todos los gustos, pero a mí me resulta muy útil. Además, me ha servido para ver este año el Paisà de Rossellini.

13. Tales to Astonish. Jack Kirby, Stan Lee and the American Comic Book Revolution. Ronin Ro, 2004. [Bloomsbury. New York: 2004]. (¡Mi primera compra por Amazon!) Hasta que se edite (esperemos) el año que viene la biografía de Jack Kirby escrita por Mark Evanier, esta obra de Ronin Ro (un pseudónimo) es lo más parecido que he encontrado a un libro sobre Kirby y su tiempo. The Comic Book Makers me espera ya sobre la mesa para este enero.

14. Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo. Rosa Sala Rose, 2003. [Acantilado. Barcelona: 2003]. No puedo evitarlo. Nací en el siglo XX, el peor de los siglos posibles, y sin embargo soy fan declarado del mismo. Me interesan, por supuesto, la 2GM y el nazismo; si no no habría empezado este libro. Lo curioso del nazismo es que la gente cree que por haber "ganado" la guerra es algo superado que pertenezca al pasado. Por desgracia, es nuestro presente. Mueren las personas, no las ideologías, y la cosmovisión nazi mutó y fue adoptada por el otro polo fascista, los EEUU, que la ha extendido a medio planeta sin que nos demos cuenta. Las autopistas, la pureza de la sangre (racismo), el culto al cuerpo, las armas milagrosas, son elementos que han sobrevivido. No gaseamos judíos ni homosexuales, pero bombardeamos países enteros sin que nos importen los muertos.

Aparte, el libro es más interesante si cabe porque incluye otros elementos de la cosmovisión nazi que han llegado hasta el mainstream a través de Indiana Jones. En la búsqueda de una justificación histórica para la pureza aria, rescataron ahora no recuerdo de dónde historias sobre que la Atlántida podía estar en el Polo Norte (Ultima Thule) o que incluso los arios provenían de algún lugar del Tibet. El tema del ensayo me atrae por otro motivo más: creo que los villanos de los comic books de superhéroes, e incluso el comic book de superhéroes como género, no serían lo mismo sin el nazismo, sin la 2GM y sin Hitler.

15. Del tebeo al manga. Una historia de los cómics. 1. Los cómics en la prensa diaria: humor y aventuras. VVAA. [Panini. Sabadell: 2007]. Un volumen bonito de verdad, en colorines, útil y bien maquetado. Repleto de erratas, sin embargo. Las prisas deben haber sido las malas consejeras de los redactores de los capítulos, y han resultado en letras, sílabas y palabras que faltan, letras cambiadas de sitio, letras que no deberían estar, unas letras en lugar de otras, acentos ausentes y algún nombre original mal escrito. He dejado pasar el segundo tomo de momento porque me interesa más ahora el tercero, dedicado al comic book, que todavía no ha salido.

16. Tebeosfera. VVAA. Manuel Barrero (coordinador). [Astiberri. Bilbao: 2006]. Me hice con él por los ensayos sobre el cómic estadounidense (superhéroes, The Spirit y EC) de su capítulo central, que fue lo primero que leí, y más tarde descubrí que los otros capítulos, sobre España y Argentina, también eran interesantes.

17. Cómo mejorar tus habilidades sociales. Programa de asertividad, autoestima e inteligencia emocional. Elia Roca, 2003. [ACDE Ediciones. Valencia: 2005]. Es lo que tiene ser un fóbico social, que descuidamos lo más importante.

18. Comic Visions. Television Comedy and American Culture. David Marc, 1989. [Unwin Hyman. London and Worcester: 1989]. El segundo más mejor libro del año. Tras una introducción sobre la comedia en EEUU a finales del XIX y principios del XX, empieza a analizar las proto-sitcoms de los cincuenta (Father Knows Best) para en el capítulo siguiente describir con detalle el nacimiento de The Dick Van Dyke Show en 1961, tras unos años en los que las sitcoms casi habían desaparecido de la parrilla. No es necesario haber visto jamás ni un solo episodio de éstas ni de las otras series de que se habla en el libro, pues el autor se encarga con éxito de describir personajes y argumentos en los ejemplos.

Tal vez lo más interesante del trabajo de cara al presente siglo sean sus apuntes finales, en los que se hace evidente la influencia de la tecnología en nuestra capacidad de atención. Desde los inicios de la revolución del transporte hace dos siglos, el mundo se ha acelerado. En la actual civilización de las imágenes, las luces espasmódicas atraen nuestra atención. El aumento de la difusión de la TV por cable en EEUU durante los setenta, sumado al perfeccionamiento de los mandos a distancia, originó una nueva manera de consumir televisión: a pedazos. Si hasta los años setenta los episodios de las series, según Marc, desarrollaban un solo argumento, a partir de Hill Street Blues (tengo que decirlo: un profesor mío se quejó una vez de que aquel a quien se le ocurriera lo de Canción triste de Hill Street tradujo el título con el culo, porque no tiene ni pies ni cabeza. El título original se refiere a los azules -policías, por el color de su uniforme- que trabajan en la comisaría) se impuso la narrativa tangencial, en la que se alternan varios argumentos en un solo episodio. Vamos, lo que hemos conocido "toda la vida". Es curioso que la creciente pérdida de atención de los espectadores, capaces de cambiar de canal a cada segundo, ocasionara la aparición de series con tramas paralelas que se alternan, para que entre zapeo y zapeo fuéramos capaces de enterarnos al menos de una de las historias del episodio.

Por si a alguien le interesa, hace diez años salió otra edición en la que el autor incluía los años noventa, aunque es algo carillo.

19. En busca del candidato de Manchuria. La CIA y el control mental. Historia secreta de sus investigaciones con LSD para la modificación de la conducta. John Marks, 1979. [Valdemar. Madrid: 2007]. Cada día lo tengo más claro: alguien debería dedicar un monumento a Valdemar por los libros que pone en el mercado. En este libro en concreto aparecen algunas de las barbaridades cometidas por los servicios de inteligencia de EEUU en su búsqueda de drogas o técnicas para someter la voluntad de las personas. Según el autor, en la fecha de publicación del libro, hace treinta años, la CIA no había conseguido nada en claro, pero desde luego no fue por falta de intentos, más de unos cuantos sufridos por sujetos con total desconocimiento de que estaban experimentando con ellos. No entiendo cómo todavía se muestra al gobierno de EEUU como "los buenos" cuando los hechos prueban que son los peores. Lo que hace la propaganda.

20. Erewhon. Samuel Butler, 1872. [Círculo de lectores. Barcelona: 2000]. La verdad, no recomendaría la lectura de esta novela, pero algunos de los capítulos en los que el protagonista describe las costumbres de los erewhonianos son de lo más interesante. Sobre todo los tres capítulos dedicados al «libro de las máquinas». Si encontráis el libro en una biblioteca, sacadlo sólo por esto. Un avance: los erewhonianos habían prohibido las máquinas 271 años antes por el temor a que estuvieran asistiendo al surgimiento de una nueva especie de vida en la Tierra que acabaría esclavizándolos. Exactamente lo que tenemos ahora.

21. Correr tras el propio sombrero (y otros ensayos). Gilbert Keith Chesterton. [Acantilado. Barcelona: 2005]. Desde que en 1999 descubrí por casualidad a este autor (¡gracias, Valdemar!), casi todos los años cae -mínimo- un libro suyo. Es la primera vez que leo al Chesterton articulista, y se disfruta igual. Es una edición extraña, porque en vez de publicar directamente las recopilaciones que de los artículos de Chesterton aparecieron mientras vivía, o las colecciones de artículos según publicación de origen que han aparecido después, picotea textos de aquí y de allá, sin citar títulos originales ni, al menos, la fecha original de publicación.

Ya está. Prometo no acercarme por aquí en unos días. O acercarme poco.