dimecres, de desembre 12, 2007

¿PUEDE QUEBRARSE UNA GOMINOLA?

Hoy concluye la serie de posts sobre Gominolas y el esquema de cuatro. Éstos han sido los capítulos anteriores:

-Gominolas desinfladas.
-La forja de un concepto.
-Un tornado de rayos cósmicos.
-El (otro) cuarteto de Nueva York.

No lo entiendo, la verdad. ¿Por qué no me fijaría en una serie de mayor provecho a la que dedicarle estos textos? ¿Qué me ha hecho
Gominolas? ¿Qué tiene? Tal vez sea mejor referirse a lo que no tiene, o a lo que tiene fuera de lugar, o a lo que no acaba de encajar. Lo que parece cierto es que se pueden aprender tantas o más cosas de las producciones defectuosas que de aquellas que son perfectas, y Gominolas me ha provocado unas pocas reflexiones. [Al final no han sido tan pocas y me ha quedado un texto largo, pero quería rematar ya el tema y espero que a alguien le resulte de interés].

Antes de seguir, en el último post se me olvidó añadir que una muy plausible explicación (a mi entender) de la repetición de una de las características más básicas del esquema de cuatro, el hecho de que, en la mayoría de los casos, en el grupo sólo haya una chica frente a tres chicos, sería la ineficacia de los guionistas, por lo general hombres, para desarrollar personajes femeninos. El razonamiento de los guionistas puede ser parecido al siguiente: "hombres sabemos que puede haber de muchas clases: está el listo, el tonto, el fuerte, el ligón, el simpático, el fiestas, el tímido... ¿pero chicas? Chicas sólo hay una: LA chica (esa gran desconocida)".

Me perdí (es un decir) el cuarto episodio de Gominolas y este fin de semana me vi el quinto para refrescar la serie y comprobar si se habían enderezado un poco. Había aspectos mejor llevados pero los defectos principales seguían repitiéndose.

Retrocedamos un mes. Gominolas tenía buena pinta. La premisa era original. Parecía un producto un poco más arriesgado. El piloto confirmó en parte algunas de las expectativas. Ofreció, incluso, caminos nuevos al adoptar el esquema de cuatro: el líder venido a menos de una banda infantil, Benja, reúne al grupo veinte años después. Benja, en tanto que compositor, sería el cerebro y, emulando al Reed Richards de los Cuatro Fantásticos, convocaría al equipo formado por Bruno, el ligón (Johnny Storm / Antorcha Humana); Tinín, el violento y malhablado criado en la calle (Benjamin Grimm / la Cosa); y Susana, la chica rubia que ejerce un poder invisible sobre los hombres (Susan Storm / Chica Invisible). El parecido es tal que incluso se repiten dos nombres: Benjamin y Susan, el segundo atribuido al mismo personaje. Otras similitudes: visten uniformes, pelean entre ellos, sobre todo Bruno y Tinín, y el primero de estos dos incendia una habitación creo que en el segundo episodio (tal que la Antorcha en el Edificio Baxter).

Ya lo dije: lo mejor del piloto (y de toda la serie) es la actuación de los Gominolas. Por desgracia, eso no es mérito de los guionistas: lo es de Guille Milkyway, autor de la canción, de los actores que cantan y bailan (muchísimo mejor que en El otro lado de la cama, ande va parar), del director, del coreógrafo, del director de fotografia y del montador. Los guionistas tuvieron una idea para un corto que finalizaba en el mismo piloto y alguien decidió estirar la ¿trama? y convertirlo en una serie.

[Una pregunta que se me acaba de ocurrir: ¿se ruedan en España auténticos episodios piloto o son ya directamente "primeros episodios"? Antes de que una serie estrene su primera temporada en EEUU, sus creadores (o quien sea que se encargue de los pitchings) intentan vender la idea a una cadena o productora, que si acepta, puede autorizar la producción de un piloto, que si gusta en los pases de prueba, recibe financiación para una temporada o para media. No sé por qué, me huelo que aquí una vez se compra una serie se empieza a grabar sin más criba previa. Una serie debe gustar a quien pone el dinero, por supuesto, pero más todavía a quien va a verla].

Desde el primer episodio a mí me fallan tanto Fernando Tejero haciendo de Benja como Lluís Homar interpretando a su padre Jimmy (¿qué mierda de nombre es Jimmy?). El primer personaje me chirría porque parece que Tejero no se lo acabe de creer (puede ser sólo impresión mía porque no me entusiasma como actor) y el segundo me carga. Los episodios descansan demasiado sobre el peor actor / personaje y esto lastra absolutamente todo. También, Jimmy no es personaje principal (o no debería serlo) y recibe demasiado protagonismo.

Sobre Arturo Valls / Bruno, Kira Miró / Susana y Gorka Lasaosa / Tinín no tengo ninguna queja («¿Y qué, si la tuvieras, oh, mortal? ¿Acaso importa a alguien tu opinión en esta tumultuosa esfera de fango?»). Bueno, una: que los guionistas parecen más interesados en que Kira enseñe cacho que en dedicarle alguna que otra trama. ¿No tiene nada más que ofrecer el personaje?

La serie parte de algunos problemas de base: a) Cuatro miente cuando anuncia Gominolas como episodios de media hora. Dura algunos minutos más, y eso ya no es media hora. Es más: le siguen sobrando cerca de diez minutos. b) Veinte años son muchos para que los personajes no se hayan visto y estén juntos de pronto. c) El recurso de imágenes de políticos o gente del espectáculo (si es que existe alguna diferencia) no encaja, está de más. d) Fernando Tejero. e) Si bien el recurso de la voz over de un personaje muerto es algo que mola mucho y que en apariencia le hace a uno compartir olimpo con el Sunset Blvd. del genio Billy Wilder y Charles Brackett o con el American Beauty de Sam Mendes y Alan Ball o, más cercano, con Desperate Housewives, existe una diferencia sustancial: en los dos primeros casos son los muertos quienes cuentan sus propias historias, y en el tercero, es la muerte de la narradora la que detona e impulsa la trama. De la Gominola muerta, en cambio, no sabemos una puta mierda y su muerte no aporta nada. ¿Desde cuándo a alguien le importa lo que pueda contarnos la voz de un muerto de quien no sabemos nada? Creo que éste es el error de concepción más profundo de la serie, el que está consiguiendo auyentar a la audiencia.

Cuestiones que se pueden corregir: a) Dejar un poco de lado por un tiempo a Benja, Jimmy y Richi. b) Focalizar un poco más en Susana y Tinín (y sus relaciones respectivas con Bruno y Noelia). c) Entrelazar más las historias. La voz over de la Gominola muerta es un artificio para simular conexión entre tramas separadas. En Seinfeld eran maestros entrelazando tramas. En muchos episodios, cada uno de los personajes protagonizaba una historia, que minutos después averiguaban que tenía relación con otra trama de alguno de ellos. Cuando las cuatro se trenzaban y confluían en una sola línea, era bastante difícil quitarse el sombrero al tiempo que uno se tronchaba de risa. Y todo ello en 22 minutos. d) Sintetizar las tramas. e) Analizar la convivencia entre Bruno y Tinín. f) Recuperar los números musicales de vez en cuando. g) Rodar episodios de flashback con mayor protagonismo de los niños, tal vez de gira junto a Torrebruno. h) Dejar de machacar a Benja. No, no es lo mismo que el punto a), aunque lo parezca. Da la impresión de que la personalidad de Benja sólo tenga un aspecto: fracasar. El personaje necesita matices, y no los tiene o es demasiado repetitivo. i) Darle a Jimmy una hostia de una puta vez y que cobre con su misma moneda. Y echarle de la serie, de paso, si puede ser. j) ...y, no sé. La serie no acaba de cuajar. Es como si los personajes no controlaran sus vidas y fueran marionetas que responden a los antojos de los guionistas. En estos casos, cuando algo huele a guionista... malamente. k) También le falta ritmo, y eso se soluciona recortando minutos, sintetizando las tramas y alternando personajes, que no entiendo yo esa manía española consistente en que todos los personajes deben salir en todos los episodios. Pues no, no deben cuando pasen de tres o cuatro. Incluso en Friends solían dejar en ocasiones a alguno de los principales sin trama y con poca participación en el episodio. No digamos ya Doctor en Alaska.

Sin embargo, hay que considerar a Gominolas desde otro punto de vista. Es un intento por parte de una cadena generalista de dirigirse a un público muy concreto. Es una serie realizada, precisamente, para el grupo de edad más numeroso de este país, los que tenían entre 25 y 34 años en 2005 (según una noticia de El País del mes pasado) y que, nacidos por tanto entre 1971 y 1980 vivimos de una forma más o menos consciente el reverso infantil de los 80 (aunque por suerte yo no conocí de la existencia de Parchís hasta la última década del siglo).

Mmm... iba a meterme a hablar de demografía, pero ni es lo mío ni tengo todos los datos, y acabo de caer en que la inmigración debe haber sido la causante de que la generación de baby boomers, que debería encabezar la pirámide poblacional, no lo haga. Como esto ha trastocado la idea que llevaba, mi razonamiento debe ser falso y no merece ser expuesto.

Ideas que se han salvado de la quema: a) los jóvenes miran más Internet y menos la televisión, por lo que colgar los episodios en la red es un esfuerzo por acercarse a las costumbres del espectador potencial; b) las series con viejos tienen los días contados.

Ea, ya me he cansado de este tema. Otro día, cosas nuevas.