divendres, de gener 18, 2008

HARTAZGO. SEXTA PARTE (FINAL)

¿Cómo acabo? Debería haber escrito todo de una, cuando empecé hace una semana y todavía estaba el tema caliente. Sí, habría sido lo mejor. Claro que si lo hubiera rematado todo de una o dos sentadas no habría profundizado tanto en el tema y no lo habría disfrutado tanto. Por otra parte, el o los textos habrían sido más cortos y habrían aumentado las posibilidades de que los hubiera leído alguien más. Los textos cortos, sin embargo, no me salen siempre, y menos cuando un tema me inspira tanto como éste de las ediciones. He de añadir, en favor de la tesis de la prontitud (que no de la brevedad), que la sangre caliente espolea más y no deja tiempo a que surjan novedades que a uno le cambien el parecer. Pero modificar la opinión según el contexto, ¿es no tener opinión?, ¿es tener una opinión débil?, ¿o nos aleja del fanatismo y es por tanto sano? Lo que es cierto es que me gustaría que el lodo se posara de nuevo en el fondo de la balsa y el agua recuperara su nitidez. Que Planeta vuelva a ser Planeta en lugar de Planeta.

RESUMEN DE LA LONGANIZA: que ahora sólo compro Daredevil y que he dejado Green Lantern, Superman, 52, The Sandman y La cosa del pantano, pero que es posible que vuelva con dos de ellas el mes que viene. Por otra parte, cada vez me sale más a cuenta comprar los tomos en inglés. ¿Y todo esto no lo podías contar en cuatro líneas?». «Lo acabo de hacer, ¿no?»].

Para nada es reprochable que uno siga comprando un título con defectos en su edición, pero es preocupante la ceguera respecto de esos defectos. Cada uno tendrá sus motivos para seguir una u otra colección, yo expuse aquí los míos sobre Las aventuras de Superman, y por qué en aquel momento me compensaba su compra. Claro que puede verse todo como un intento de justificar lo injustificable, y de haberme fabricado yo a mí mismo la ilusión de que me compensa cuando no me satisface del todo.

Sin embargo, una cosa es un mecanismo mental de justificación y otra el permanecer ciego ante los defectos y empecinado en su defensa. ¿Qué ocurriría con todos aquellos lectores satisfechos que felicitan ahora a Planeta y califican sus ediciones de «muy buenas» si de repronto Planeta volviera a editar como antes? ¿Se sentirían decepcionados? ¿Exigirían tebeos peor rotulados? ¿Con los títulos mal adaptados? ¿Diálogos sin palabras en negrita? ¿Que volviera la cAItóca mtacqEaóiUn? ¿Que se conservara el negro para adaptar las palabras o letras en colores que a veces aparecen en los bocadillos originales? ¿O no notarían mejora alguna?

En los últimos meses han cambiado bastante mis hábitos de compra. El mes pasado Planeta interrumpió The Sandman y La cosa del pantano; también en diciembre, en los primeros días, compré el último número de 52; en octubre, en su número 5, me cansé de los chapuceros títulos de Superman; y el primer número de Green Lantern, de junio, fue el último que compré. Teniendo en cuenta que Civil War también acabó el mes pasado, lo único que me queda es Daredevil. Bien pensado, ¿para qué quiero más?

Pero, ay, el lector de superhéroes siempre quiere más. La semana pasada me llevé una alegría en el quiosco con el Superman #8, de este mes de enero. A primera vista, parecía que habían adaptado sorprendentemente bien el título del episodio de Superman #660 (marzo 2007): «The Art of the Prank». Como no me atrajo la historia, no lo compré y no pude confirmar si el diseño era fiel o no, pero al menos me satisfizo ver que prescindían del «recuadro que todo lo tapa». Depende de cómo se porten el mes que viene para que vuelva a picar.

También hace pocos días he podido ver por encima el avance del Green Lantern #5, de febrero, que Planeta ha colgado en su web. Y... ¡han corregido algunos aspectos de los que me quejé en la carta que les envié en verano! Puede ser que no me hayan hecho ningún caso y se hayan dado cuenta ellos mismos de que el «recuadro que todo lo tapa» no es una solución al diseño de los títulos, pero el caso es que han mejorado. Si la coedición con Italia les impide jugar con los títulos de los episodios de algunas colecciones, lo correcto es dejar el título en inglés en ambas y no cubrirlo con un rectángulo coloreado de lo más chusquero. No sólo eso: ¡también han incluido los nombres de los editores americanos! Es que merecen que les compre el tebeo (las negritas se les resisten, eso sí).

Con The Sandman no creo que siga. Al menos no este año. Por las referencias, me esperaba una obra rematadamente buena, y no ha sido así. Los episodios me dejaban más bien indiferente, con excepción de «El son de sus alas» («The Sound of Her Wings», The Sandman #8, agosto 1989; nº 4 de Planeta), que fue el primero y el único con cuya lectura disfruté de verdad. Son agradables las referencias a Chesterton y a Shakespeare, pero no, The Sandman no es para mí.

La cosa del pantano cada vez iba a mejor, pero ahora mismo tampoco tengo muy claro si seguir o no. Al menos no en la edición de Planeta. Además, ya tengo demasiado para leer como para encima cargarme más. No. Que no. En todo caso... miraría el tomo que Planeta sacará el mes que viene a ver si me convence... o le daría una oportunidad en inglés un año de estos.

Bendito inglés. Los tomos en inglés son otra cosa. Las grapas originales pueden resultar tan caras que casi dejan tan mal sabor de boca como un defecto de edición, pero los tomos... los tomos en inglés compensan.

El mes que viene, por ejemplo, Planeta empieza el CDC: Wonder Woman, que en cuatro tomitos recopilará los 24 números que dibujó y medio guionizó George Pérez hace veinte años. Son números que me interesan. Puestos a establecer prioridades para las novedades de febrero, casi diría que por estar dibujados por Pérez me interesan más que La cosa del pantano escrita por Alan Moore. Más que nada porque es una etapa que no conozco. También porque es un formato más barato (y más pequeño). Y habría que ver la edición.

Gracias a que Planeta publica CDC: Wonder Woman me he enterado de que existe una serie de recopilatorios en inglés de la etapa de Pérez en Wonder Woman. El primer tomo, Wonder Woman: Gods and Mortals, parece coincidir con el primer número de Planeta. El tomo de Planeta cuesta 7.95 euros (a los que habría que sumar los 6.30 del tren que cuesta ir y volver a Valencia en caso de que el ejemplar no se distribuyera aquí o no quisiera comprarlo ya). Si lo pido por Amazon Alemania me sale por unos 10 euros más 6 de gastos de envío.

Vale que en frío la edición de Planeta es más barata, menos de dos euros más barata, pero si comprara el TPB de DC tendría una edición en tamaño comic book y sin fallos (o con muchísimos menos). Vale también que el precio del billete del tren se divide entre otros artículos que pueda comprar en Valencia, pero es que los gastos de envío también se reparten. Sólo con que pidiera otro libro, recurrir a Amazon ya es un euro más barato.

De todas formas, miraré qué tal me parece el tomo de Planeta si lo veo el mes que viene, pero teniendo la alternativa del TPB no creo que lo compre. También podría esperarme a que Planeta se hundiera con DC y comprar CDC: Wonder Woman a mitad de precio cuando lo salden a finales de año. Sin embargo, la edición original tira mucho, y no es tan cara. El formato CDC será todo lo barato que será pero, cada vez más, a mí me sale caro tener una edición con defectos si sé que pagando muy poco más tengo una edición impecable que no me defraudará. Tal y como están las cosas, prefiero no tener un disgusto en la estantería.

Por suerte, nadie me obliga a comprar tebeos, ni a necesitar los primeros números de la Wonder Woman de George Pérez exactamente el mes que viene. De verdad, no hay nada como aprender a aplazar las compras. Además, gracias a dejarme las colecciones de Planeta estoy volviendo a saborear el manga y conociendo otros autores y temáticas.

EPÍLOGO: A veces pienso que no vale la pena discutir. Unos seguirán comprando aunque impriman el tebeo en papel higiénico y otros seguiremos sin querer pagar las chapuzas. Además, que yo escriba todo esto no cambiará nada, y sólo habrá servido para aclararme las ideas. Lo cual no es poco.

Si muchos lectores están satisfechos porque su nivel de exigencia es inferior, bien por ellos, que sigan comprando. No voy a poder convencerles. Sin embargo, sigo creyendo que no debería importarnos sólo si tal título se publica o no, sino también cómo.

El famoso «es esto o nada» no puede usarse siempre como argumento porque es tramposo. Se usó hace nueve años con las Bibliotecas Marvel porque de verdad era «aquello o nada»: se pretendía publicar los primeros veinte años de las colecciones más importantes, y eso suponía tantos tebeos que o se encontraba la manera de sacarlos baratos y rápido o no habrían alcanzado ni una fracción del éxito que obtuvieron. Las BM ayudaron a refrescar los recuerdos de unos lectores y a dotar de memoria a otros, que si hubieran tenido que usar como referente de lo que es el Universo Marvel lo publicado en los noventa, lo habrían enviado todo a la mierda. Por azar cósmico, las BM coincidieron con la vuelta de Marvel a la continuidad y al espíritu de su mejor época, la calidad de los nuevos comic books redundó en las BM, y la calidad de éstas en las ventas de aquéllos. Todo confluyó y encajó como dos piezas que antaño fueron una sola.

Las BM podían ser pequeñas y en blanco y negro, pero el formato se adecuaba al propósito y estaban muy bien editadas. El «es esto o nada» no sirve para las colecciones actuales en grapa o en tomo mal editadas. No tiene ningún sentido, o para mí no lo tiene, seguir pagando por un tebeo en el que los títulos se adaptan con un «recuadro que todo lo tapa», o por tomos que no se pueden abrir. Yo sí creo que, al menos en algunos casos, el consumidor es soberano, y sí me parece que dejar de comprar una colección es la forma más correcta de mostrar mi desagrado respecto de una política editorial. Y si va acompañado de una carta a la editorial en la que se exponen los motivos por los que uno deja de comprar una colección, mejor todavía, porque no hay otra vía para que se den por aludidos ni sepan qué pensamos.

Dejar de comprar y escribir una carta es lo que hice yo. Me parece que ha servido de algo.

Me gustaría dar por zanjado el tema, pero sé que volveré sobre él en los próximos meses. Ya sea porque la editorial insiste en los defectos como política, ya sea porque quedan lectores con las tragaderas muy altas.

Ves, no me gusta lo que acabo de escribir, porque la culpa no es de esos lectores que siguen comprando las colecciones que les gustan, sino de Planeta por haber reducido, en cuestión de año y medio, sus niveles de exigencia. No creo que sea intención de las editoriales, pero consiguen que los lectores nos enfrentemos cuando las únicas responsables de todo lo que ocurre son ellas.

Y aquí seguimos nosotros, que en vez de hablar de las jugadas que más nos han gustado nos detenemos a discutir si tal equipo ha fichado a tal jugador, si alguien discutió con no-sé-quién en los vestuarios, si parece que el jugador estrella de nuestro equipo preferido está a punto de irse al extranjero, que si los jugadores se fueron de parranda... Podría decirse que esto no es fútbol, igual que puede decirse que los movimientos editoriales no son tebeos, pero resulta que el fútbol es jugado y gestionado por personas, y tras los tebeos también hay personas que los editan. No se hacen solos: las personas importan. Y un equipo diferente realiza tebeos diferentes. En este caso peores, pero con vistas de mejora.

Suficiente. Además, yo debería estar escribiendo el proyecto.

2 comentaris:

Isaac Hernández ha dit...

Buen análisis. Pero creo que en parte si que es culpa nuestra, somos público cautivo y la editorial parece que lo sabe y se puede permitir cagada tras cagada (el otro dia hojee en el kiosco el nuevo tomo de Lobo y casi todas las paginas estaban tramadas sin importar si era por encima de la cara o el pelo de los personajes).

Por cierto, y se que me quedo con lo anecdótico, o la RENFE ha subido espectacularmente en enero (no he hecho ningún viaje a Valencia aún este año) o por el precio vives rematadamente más lejos que yo, y si yo viviera una zona más lejos no tengo claro que me saliera a cuenta ir a Valencia a por los comics (entre otras muchas cosas porque por alguna extraña razón el billete a Castellón me sale mucho más barato a pesar de estar más lejos).

Senador Lombrith ha dit...

Muchas gracias, Isaac. Es evidente que el lector de superhéroes se comporta como si fuera cautivo, y eso lleva a que las editoriales se aprovechen de nosotros. La clave está en cambiar el chip: es el camino más sensato y a la vez el más difícil.

Alucino con lo que la gente es capaz de comprar cada mes por pura inercia para después escribir en el blog que no les ha gustado... y siguen otro mes.

Yo me estoy acercando al ideal de sólo comprar aquello que me hace disfrutar de verdad: Daredevil. Este mes me he sentido raro porque estaba esperando que llegara un único título al quiosco, como en aquellos anuncios de los 60 que decían que "si sólo compras un tebeo al mes, ¡que sea éste!". Me he sentido un poco como cuando en los 90 compraba los primeros números de Dragon Ball. Recomiendo hacerlo alguna vez (yonkis abstenerse).

ASUNTO RENFE: subo al tren desde Gandia, última parada, culo del mundo y playa de Madrid, y desde este mes ya cuesta 6,30 (en diciembre, 6,10).

Si yo fuera de Renfe, estudiaría detenidamente el caso de Castellón. No hay por dónde cogerlo. Debido al ombliguismo de la capital, Castellón y Gandia son zona 6, y a pesar de estar separadas el doble que Gandia y Valencia, ir a Castellón nos cuesta lo mismo que ir a Valencia.

Yo tampoco me lo creía.