dilluns, de desembre 18, 2006

HUMAN JCD-80 GOES ASTRAY

1. THANKSGIVING FOR RAIN

"O God our heavenly Father, who by thy gracious providence dost cause the former and the latter rain to descend upon the earth, that it may bring forth fruit for the use of man: We give thee humble thanks that it hath pleased thee, in our great necessity, to send us at the last a joyful rain upon thine inheritance, and to refresh it when it was dry, to the great comfort of us thy unworthy servants, and to the glory of thy holy Name; through thy mercies in Jesus Christ our Lord. Amen."

Me gusta cuando llueve y me gusta cuando hace sol; quede dicho lo primero. También cuando no hace sol, o no llueve. El viento, la calor, y el frío, con moderación. Las tormentas, relámpagos y truenos. Granizo y nieve. Todo a la vez y de uno en uno.

Dicen que el mes de noviembre en Glasgow ha sido el más lluvioso en treinta años. Y la lluvia seguía la semana pasada. También decían en Darmstadt que el invierno pasado fue especialmente frío. Pues bien, lo digo y lo repito, hasta que la gente entre en razón. Para lluvias y frío, la Safor. Puedo aceptar que Berlín le ande cerca en lo segundo.

Que en Glasgow hacía frío, decían. Ahora cuento con testigos que han visto cómo en pocos días, mis manos, rojas y llagadas del asqueroso frío de Gandia, han sanado estando expuestas la mayor parte del tiempo a la intemperie: a “frío”, “lluvia” y “granizo”.

2. CONSTANTES VITALES

Me siento vivo cuando viajo, después de ver una película en el cine, cuando imagino y cuando el reloj marca el mediodía o, en ocasiones, las diez de la noche. El resto del tiempo estoy muerto y con la mente llena de ideas (auto)homicidas.

3. I AM NOTHING

Es el título de un cuento de Eric Frank Russell (1905-1978) recogido en Classic Science Fiction Stories, publicado por Reclam, una editorial de Stuttgart. La recopilación es una delicia, para ser leído con la guardia baja, con finales que le dejan a uno del revés. Sirve, sobre todo, para darse cuenta de que la ciencia ficción no es un género ajeno al presente. Vale que todas las historias, aun las situadas en pasados remotos, tienen algo del tiempo en que se escriben, pero estos cuentos nos retratan a nosotros ahora. Siempre.

4. DESINFORMACIÓN

El sábado vi un telediario casi entero. No me gustaban hace dos años y siguen sin gustarme. Un telediario no informa, aunque lo parezca: despista, marea, entretiene, adormece, anestesia, seda.

Primero: la noticia depende de la imagen. Si no hay imagen, no hay noticia. Es un filtro considerable para que noticias importantes sean obviadas.

Segundo: un telediario pertenece a una emisora de televisión que pertenece a un grupo de comunicación que seguramente tendrá intereses en otros sectores. Olvídate de la libertad para dar cualquier noticia si trabajas en un informativo.

El día que un informativo diga que España sigue siendo un importante proveedor de munición para los conflictos de África; que me informe de la evolución, de las causas y de lo que NO hacen nuestros gobiernos en los conflictos de (según Amnistía Internacional) Afganistán, Filipinas, India, Nepal, Sri Lanka, Tailandia, Sudán, Uganda, Chad, Costa de Marfil y en la República Democrática del Congo, entre otros; que diga que la restricción de las libertades justificada por la guerra contra el terror nos está llevando a un nuevo fascismo (ante nuestros ojos y con nuestro consentimiento); que denuncie el peligro de los estados atómicos del mundo (de memoria: EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte, Israel y alguno más por el norte de África)... será el principio del fin y pocos podrán verlo.

dimarts, de desembre 05, 2006

NARROWCASTING

En mi experiencia personal, todo empezó con The Power of Nightmares: The Rise of the Politics of Fear, una serie documental de tres episodios de una hora emitida hace dos años por la BBC pero descubierta ahora en el blog de Escolar. Aquí os dejo el primero, el segundo y el tercero, subtitulados en castellano.

Le siguió 911 Mysteries Part 1: Demolitions, disponible tanto en su sitio web como en google video, donde acabo de encontrar una versión subtitulada por completo en castellano (servidor se lo vio en inglés el jueves).

Dos días después ya había visto también 911 in Plane Site y Loose Change 2nd Edition, así como una entrevista a David Ray Griffin (qué casualidad, como el Hombre Invisible) emitida el pasado septiembre por la BBC.

911 in Plane Site (cuyo título, además de significar "en el lado del avión", es un juego de palabras con "in plain sight", "a plena vista") está disponible tanto en seis partes en YouTube (aquí: 1, 2, 3, 4, 5 y 6) como en google, en un solo archivo que recoge la versión Director's Cut del mismo (que no he visto). Loose Change también está en google.

Hay más por ahí, sobre los mismos temas o temas relacionados, y algunos textos aquí. Si contais con hora y media y tenéis que elegir entre cualquiera de los vídeos, os recomiendo el 911 Mysteries. Entiendo que las tres horas del de la BBC echen para atrás (luego pasan en un suspiro, sin embargo), y los otros no os los aconsejo del todo porque mucho de lo que explica In Plane Site se cuenta muchísimo mejor en Demolitions, y Loose Change se aleja de lo más demostrable y se desmadra un tanto.

En una semana me he convertido en narrowcaster (por oposición al fallo de los broadcasters, pues los medios de comunicación omiten el debate) de la causa, e intento abrir los ojos y sembrar dudas y preguntas en familiares, amigos y compañeros.

¿De qué va todo esto? Se me olvidaba: de la hipótesis de la demolición controlada que explica el colapso de las tres torres del World Trade Center.

dijous, de novembre 30, 2006

INVENTANDO LÍMITES

Es superior a mí. Todavía no he acabado de ver la tercera parte de The Power of Nightmares: The Rise of the Politics of Fear, pero no puedo evitar dejar ya constancia aquí. Otro día (en serio) os hablo más en profundidad de él, pero ahora el cuerpo me pide copiar aquí la transcripción (en inglés) de un testimonio que se recoge en la cinta, poco antes del minuto 30:

RON HANSEN , REPORTER - THE DETROIT NEWS : The government expert who has looked into surveillance tapes—“casing tapes,” as he referred to them—said that one of the objectives of making these kinds of tapes is to disguise the nature, the real purpose, of the tape, and he explained it that the tape is made to look benign, made to look like a tourist tape to obscure its real purpose as a tape to case Disneyland, and that the very appearance of it as being just a tourist tape is actually evidence that it’s not a tourist tape.

[ CUT TO DISNEYLAND VIDEO ; YOUTH IS SPEAKING TO CAMERA ]

YOUTH [ HOLDING IMAGINARY MICROPHONE ]: Al-Jazeera, Hollywood, Los Angeles, California. Hello?

[ CUT TO DISNEYLAND VIDEO ; INTERIOR OF INDIANA JONES RIDE ]

RON HANSEN : I could never get past the fact that the tape just looked like a tourist tape. The Disneyland ride, for example, was a lengthy queue, people just making their way to the ride. The camera occasionally pans to look at the rocks on the wall, made to look like an Indiana Jones movie, and after several minutes the camera pans across and shows a trash can momentarily, and then continues off to look into the crowd. The expert basically said that, by flashing on that trash can for a moment, the people who are part of this conspiracy to conduct these kinds of terrorist operations, they would understand what this is all about: how to locate a bomb in Disneyland in California.


Hay que verlo. Por favor, dedicadle en vuestras vidas las tres horas que dura. Lo merece. Empezad por aquí. Y otro día hablamos.

PD: Resumen para peces. Encontraron una cinta en el piso de un grupo de gente que calificaron como "célula durmiente de Al Qaeda". La cinta recogía una visita a Disneyland, California, y el experto que la analizó concluyó que el hecho de que pareciera una cinta realizada por un turista era prueba suficiente de que no se trataba tan sólo de una cinta grabada por un turista.

dimarts, de novembre 28, 2006

OMBLIGUISMO LECTORIL

He descubierto el fallo. El fallo es el ordenador. Cuando estoy delante de él de lo que menos ganas tengo es de actualizar el blog. Escribo (y envío) correos, hablo por msn, leo el post diario (entre semana) de Pedro García en Un tebeo con otro nombre, sigo la guerra interna que está padeciendo ADLO! desde hace ya tres fines de semana, leo a Rafa Marín, o los blogs de los amigos que actualizan con mucha más o menos frecuencia que uno.

Por supuesto, también está el vicio de la lectura (toda es poca). Este mes he acabado Lolita, de Nabokov (qué nostalgia tiempo después de cerrar el libro -cualquier libro-, esos momentos borrosos, esos recuerdos fugaces, la imagen mental de haber leído en una página de la derecha una escena que nos llamó la atención) y Conversaciones con Billy Wilder (alias “el maestro”), de Cameron Crowe y, para celebrarlo, me leí en un día, hace un par de semanas, Bartleby de Herman Melville. Es tan corto que no tiene ningún mérito haberlo leído en un día, pero es que está tan tan bien escrito y te arrastra de tal manera que es imposible hacerlo en dos. (Me autoengaño: de hecho, leí unas pocas páginas unos días antes y decidí cogerlo para leer el resto durante la ida y la vuelta a Valencia el miércoles 15 pasado. Pero bueno: engancha, quiero decir). El lector conoce de antemano la respuesta que dará Bartleby a cada petición de su jefe, sabe que lo va a decir, ¡pero cuando lo dice sorprende igual! Maravilla de maravillas.

A la celebración se unieron los empezados Aquí yace el Wub, primer y único volumen recopilatorio que poseo de los relatos de Philip K. Dick (que completa la lectura hace unos años de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), ese escritor cuya fama crece cuanto más muerto está; y Cómo analizar un film, de Casetti y Di Chio, comprado hace dos años para el análisis de los personajes de Doctor en Alaska, lectura ésta que he interrumpido porque los autores inician un análisis de Paisà de Rossellini y todavía no la he visto, así que en la pausa le ha llegado la hora en serio a los Diarios (1910-1923) de Kafka (un gran tipo).

Entremedias, me he puesto al día con la Imágenes y he hincado el diente al montón de Dirigido atrasadas (me llevarán –mucho- más tiempo). Sigo también los acumulados de la NGSM (National Geographic Society Magazine), según la cual servidor todavía vive en diciembre de 2005. ¡La NGSM es la única revista del mundo sin faltas de ortografía! No la leo sólo por eso, pero sí por ese motivo la devoro de principio a fin.

¿Qué pasa? ¿Que el tipo éste se pasa el día leyendo y no se dedica a socializarse y a acabar la carrera, que es lo que debería hacer? No exactamente. Este curso, que empezó sin ganas y sin contenidos, está cogiendo, a finales de noviembre, forma. No demasiada, empero: la justa para que también pueda dedicarme a otras cosas.

¿Vida social? Siempre mejorable. Los fines de semana veo a los amigos de toda la vida y entre semana a las amistades de la universidad (con muchísimas ausencias) que espero conservar en adelante. Por supuesto, en ninguno de los grupos hay chicas solteras. Ni que las hubiera. Hay pocas y están muy mal repartidas. De hecho, en el año 2003 en España faltaban 294.246 mujeres en la franja de edad comprendida entre los 20 y los 34 años. (Si no, ved la Tabla 1.15. Estructura por sexo, edad y razón de masculinidad, 2003, extraída de aquí). Tampoco hay ganas de salir. O las hay cuando no podemos: a unos días vista de cuando podríamos salir, decimos de salir conscientes de que cuando llegue el día, no lo recordaremos.

Vamos, que si no fuera por los libros, los tebeos, el cine, las series de TV, la lucha contra LA (sólo hay una, según Alan Moore) imaginación para extraer de ella el resto de detalles de aquellas historias que traicioneramente nos presenta ante nuestra corteza cerebral y, no sé, el deseo de rodar en primavera, estás tú que yo seguía en este barco que se hunde.

PD: el acierto es escribir en libreta.

dissabte, de novembre 25, 2006

HITOS DE LA SEMANA

1.
Ayer por la tarde descubrí definitivamente que no soporto mirar a los ojos de Galactus mientras farfulla sus locuras ante mi rostro. Mi cuerpo se tensa y me siento incapaz de fingir mi desprecio, al tiempo que me pregunto si ella lo percibe. Asiento y medio sonrío sin ninguna credibilidad. Cuando ella sonríe muestra sus dientes ennegrecidos por el tabaco y vete tú a saber qué más.
Lo peor de Galactus no es que esté loca, sino que sea fija y cobre como profesora, pues "como profesora" no la calificaría ningún ser cuerdo. Se trata, sin ninguna duda, de la peor "profesora" que he tenido jamás. De cualquier sexo; porque, además, uno nunca está seguro de si Galactus es hombre o mujer.

2.
Compitiendo por el segundo puesto de "peor profesor de mi vida", ocupado por Vete (y se fue, por el bien de todos), se encuentra BP, British Petroleum por sus excreciones. Si uno presta atención (no a su discurso, claro está, pues no hay nada a lo que prestar atención ahí) a sus axilas, encontrará no sólo el habitual y perdonable (todos somos humanos, todos sudamos) roncho de sudor que se produce cuando hablamos en público. El observador contemplará también el cerco de sal testimonio del máximo alcance de excreciones primevas.

3.
El distribuidor no me quiere. Hace cosa de un mes decidí pedir en un quiosco que me reservaran Las aventuras de Superman (semanal), y casi por entonces la distribución empezó a resentirse. El quiosquero alegó fiestas de la comunidad y nacionales para justificar los retrasos, pero hemos llegado a la situación de que compré el último número recibido, el 10, hace dos semanas, y hace unos días vi en otro quiosco del mismo barrio ya el número 13. Esta mañana he presentado mi queja, y la quiosquera me ha prometido llamar el lunes al distribuidor. Total, tampoco habría tenido tiempo para leerlos, pero me toca las pelotas.

dimarts, de novembre 14, 2006

UNA BALA

Esta mañana, en la calle, yendo en bici, he encontrado una bala.



Es pequeña.



Y barata, pero según dicen aquí, parece que la que he encontrado es de fogueo. No se venden en España. No sé por qué, esto no me tranquiliza.


dilluns, de novembre 06, 2006

AREVA, PRIMAVERA 2004

Ya lo veríais en su momento, pero ayer me quedé con las ganas de colgarlo y aquí está.
Por cierto, Areva es una empresa de energía (de fisión) nuclear, y dicen por ahí que nos queda uranio para 50 años.



divendres, de novembre 03, 2006

RECUERDOS (4)

Cuando matas a un insecto sólo demuestras que eres más fuerte que un insecto.

diumenge, d’octubre 29, 2006

ENCANTADO DE CONOCERTE, NOVIEMBRE. SOY VERANO

Hoy me he puesto de nuevo pantalones cortos. La neblina de ayer, la frescor de anoche, parecían indicar que por fin el tiempo se estaba arreglando, pero esta mañana el sol ha vuelto a cascar. Hoy, 29 de octubre de 2006, el otoño es un día más impuntual. Y el clima de hoy no es el de un domingo excepcional, bienvenido, de esta época: es la norma de las últimas semanas.

El tema está en la calle: este verano no se acaba nunca. Da igual que un día amanezca un poco más fresco y nublado; el resto de la mañana y el mediodía serán calurosos, y la chaqueta que se había puesto uno “por si acaso”, molesta. Total, que casi en noviembre seguimos yendo en manga corta.

Un inicio de curso sin un otoño fresco y lluvioso no es tal, pues el cuerpo se sigue creyendo en verano, y la mente no se siente preparada para volver a la carga fuera de temporada. La pereza no se va.

Ya no valen las frases “si seguimos así, nos vamos a cargar el planeta” o “nos estamos cargando el planeta”. Gente, YA nos lo hemos cargado.

Temperatura en mi ventana, orientada al norte, a la sombra, a las 16:24h: 25º C.

La Venida de la Gran Lombrith está cada día más cerca.

dilluns, d’octubre 23, 2006

REVISTAS DE CINE

Sin darme cuenta, el pasado mes de septiembre se cumplieron diez años desde que compré en el Drugstore del Hospital el primer número (el 151) de Imágenes de Actualidad (o, sencillamente, Imágenes) que entró en casa. Dedicaba la portada al estreno de la película Íntimo y personal, con una fotografía promocional de Michelle Pfeiffer y Robert Redford y, en fotos más pequeñas, también a Independence Day y Striptease (ver un poco de carne de la Moore, el verdadero motivo de compra; a día de hoy, sigo sin haberla visto, y no entra en mis planes el hacerlo); sin foto, se mencionaba a Twister como una de «las dos películas que arrasa[ba]n América» (imaginad cuál podía ser la otra).

De las películas destacadas en portada, la mejor es, sin duda, Independence Day (claro que Twister no estaba mal del todo, y salía Helen Hunt... mmm, no sé, no sé). No es que fuera una gran película, pero sí la mejor de las cuatro. Sé que sigo sin haber visto Striptease (y sigo sin querer hacerlo), pero en ocasiones las expectativas que uno tiene sobre determinadas películas son fiables y sirven para no perder el tiempo. Además, ¿quién se acuerda de Striptease hoy?

“¿Me estás diciendo que has visto una película mejor que The Searchers, The Man Who Shot Liberty Valance y Rio Bravo juntas? Anda vete a cagar a la vía, sabes que eso NO existe”. Pues eso, a pequeña escala: ¿Striptease mejor que Independence Day? Ni-de-co-ña. ¿Intransigente? Sí, mucho.

En el sumario aparece la mejor película de aquel mes de 1996, Trainspotting, que cuenta con una excelente primera hora y un pegote de tercer acto (todo lo relativo al robo del dinero). También figuran, para los curiosos, reportajes sobre Tiempo de matar, Phenomenon, Moll Flanders, Belleza robada y Luna sin miel, pero no era mi intención hablar de las películas estrenadas entonces en España, sino de la revista en sí.

Sigo comprando Imágenes, por supuesto, porque es la que más me satisface y divierte. Sobre todo por las secciones Hollywood Boulevard, Hollywood Babilonia (ambas a cargo de Álex Faúndez desde junio de 1998) y Cult Movie (desde mayo de 1998 por Antonio José Navarro y desde febrero de 2001 por Tomás Fernández Valentí ); también, claro, por los reportajes de las películas (con especial debilidad por los firmados por Josep Parera) y las críticas. Se podría decir que a Imágenes debo gran parte de mi formación como espectador, aun no estando de acuerdo en todo (y gracias a ello).

El mes siguiente, octubre, empezamos a comprar también Cinemanía. Su número 25, con Almodóvar en portada. Era una revista joven, detrás de la cual se hallaba parte del equipo de redacción de Lo Que Yo Te Diga, el programa de cine de la SER, y otras firmas de Prisa, propietaria de Progresa, los editores. Contaba pues, al menos para mí y en aquel entonces, con muy buenas referencias. Podía leer artículos y críticas de Ángel Fernández Santos, que era lo más de lo más.

Comprábamos Cinemanía, además, para compensar: si en Imágenes se preocupaban más por el cine americano, la atención que Cinemanía prestaba al cine español era más que considerable. Dedicaba de vez en cuando portadas a figuras del cine español, cosa que Imágenes nunca ha hecho y nunca hará.

Diez años después, como digo, seguimos comprando, leyendo y coleccionando la Imágenes cada mes, mientras que no hacemos lo mismo con Cinemanía. A mi padre, algún mes, le da por comprarla, pero a mí ya no me interesa. ¿Qué ocurrió?

Lo que yo considero degeneración de la revista (que vale, será mi opinión, será una opinión, pero a la vista está de cualquiera que se detenga a comparar ejemplares de diferentes etapas: NO es la misma revista) empezó a producirse durante la etapa de su primer director, Javier Angulo.

Tal vez todo se inició con las promociones. De repente, Cinemanía no era sólo Cinemanía: eran cuadernos sobre los Oscar, eran CDs de música de cine, eran librillos con las novedades de DVDs, eran objetos estúpidos asociados con el estreno de una película, eran portadas múltiples... Algo está fallando cuando se necesita atraer la atención de esa manera en el quiosco. De repente, el regalo del mes es más importante que la revista y ésta se vacía de contenidos. Puede atribuirse al cambio de siglo, a la necesidad de seguir siendo modernos, ¡yo qué sé! Pero algo pasó. Y se notó.

En mayo de 2002, con el estreno de El ataque de los clones, cambia el diseño de la cabecera (otra vez, tras el producido en enero de 2001), y el cambio empieza a percibirse también en los contenidos. Con Cinemanía, llegó un momento en qué por más páginas que pasara, no dejaba de preguntarme: ¿pero cuándo empieza la revista? Imágenes empieza entre la página 10 y la 14 (con la sección de Álex Faúndez), depende de meses, mientras que podía pasar el primer tercio de la Cinemanía sin encontrar nada interesante. Cada vez me sentía más estafado, porque se estaba convirtiendo en una revista de usar y tirar, porque la publicidad no dejaba de multiplicarse, porque la calidad del papel disminuyó, porque cada vez más aquello parecía más un catálogo de las películas del mes que una revista de cine.

A lo que sucedió, yo lo llamo la “fotogramización” de Cinemanía. Llegó un punto, ya era el colmo, en el que la revista empezó a tener parecidos muy sospechosos con Fotogramas. El Caro Diario, la Fórmula Magistral y el Túnel del Tiempo de Cinemanía, eran calcos del Diario de la Redacción (antes de Belvedere), de Suma y Sigue y de Tal Como Eran, secciones que ya aparecían en Fotogramas. Cinemanía, en definitiva, había perdido su personalidad y vagaba sin rumbo.

Aquí cabría decir que no soy precisamente un fan de la Fotogramas (no habré comprado más que cinco números en estos años) porque tiene muchísima publicidad, el papel es malo y sus reportajes de estreno, acostumbrado a los de Imágenes, tienen muy poco cuerpo. Sí tengo en consideración la sección de críticas, muy bien colocada al inicio de la revista, y por eso la hojeo de vez en cuando en la biblioteca. Pero no me gasto el dinero en ella. Tampoco tengo nada en contra de las secciones que fueron copiadas por Cinemanía porque se trata de secciones propias de Fotogramas, y como tal suyas son y bien están (y otras propias de Fotogramas como Preguntas sin Respuesta, Parecidos Razonables o Zona Caliente). En honor a la verdad también he de añadir, respecto de las secciones en conflicto, al menos en los números de julio y agosto de este año (comprados, ya digo, en un momento de debilidad de mi padre), que ya no aparecen en la revista, y que Cinemanía se halla bajo el mando de una nueva directora. Sigue teniendo, sin embargo, las mismas características que me llevaron a abandonar su compra.

No puedo evitar finalizar sin referirme a los sutiles cambios que ha experimentado Imágenes en todos estos años: ha mejorado la calidad de la maquetación, sin cambiar su concepción anterior (Enrique Aragonés sigue encargándose del diseño gráfico); el número de la revista aparece también en portada además de en el lomo; el lomo destaca, como la Fotogramas, algunos de los temas tratados en el interior; han aparecido secciones nuevas de larga andadura; y la cabecera fue modificada en abril de 1999, acortando ligeramente la altura de los tipos y aumentando, en consecuencia, su grosor (vamos, lo contrario de lo que le ha sucedido a muchos logos, que quieren parecer más delgados y sanos). Y bueno, dos cosas:

-si el formato funciona, ¿para qué cambiarlo?,

-y los productos que se venden solos no necesitan promoción.

Me ha faltado hablar de la Dirigido, pero es que la Dirigido es otro mundo y tal vez otro día me refiera a ella.

CERTIFICAT SOMIAT

Antes de que cierto amigo mAceDonIo se me adelante (y a pesar de lo que dice, no se si me secundará), expondré una serie de hechos.

Es un hecho que no todos los individuos de todas las especies del planeta generan descendencia. Asímismo, tampoco cada ser humano. ¿Tan difícil es de reconocer y aceptar que yo pudiera ser uno de estos mamíferos fracasados?

Un año de estos conseguiré un certificado psiquiátrico que acredite que estoy incapacitado para el cortejo. Así podré responder un “No, mira, yo no puedo”, y ahorrarme discusiones y dolores de cabeza.

dilluns, d’octubre 16, 2006

‘XÒ VA SER DISSABTE, NO?

[Demane el lector que es situe en diumenge]

Ains. A’ me de posar a escriure? Ma’e déu. Amb lo bé que estaria jo gitaet, que ancá no me recuperat jo d’ahir. Hi ha dies que no acaben mai de la vida. Pacència, que a’ teu conte tot.

Anresulta cal final sí vaig ixir anit, amb Pau i uns amics seus amb els que va sopar abans al Sancho’s. Jo no me vaig apuntar al sopar perquè ja havia tingut prou amb la paella del poble. No és qüestió de fartar-se dos voltes el mateix dia, sas? Que tots sabem que em sobren uns quilets.
I quin dia més llarg, redéu, quin dia més llarg. Comença ploguent, amb el mercadillo muntant al pàrquin enfront de casa, buit. En peu a les 9 i pico i dins el cotxe a les 10 i mitja. Abans de recollir a la nóvia de ma uelo a l’El·líptica, baixe a comprar el piriòdic i veig que enca’ no ha ixit el número 9 del Superman, caguendéu.
Què fa?? Que tens l’aparato a l’altre costat i t’he de chillar per parlar i hem parat perquè anem a canviar-nos de puesto!!!!
Ma’e déu el que fan les màquines hui dia. Mira, per ahí van a ampliar la carretera.

L’abril passat ma uelo va fer 89 anys, i és increïble la memòria que té. Està mig sord i mig cego, però recorda tots els noms de tots els pobles que hi ha entre Gandia i Benimassot, de totes les muntanyes, de quan van fer tal carretera, dels desvíos, de les revoltetes, dels pontets. No s’hi veu però ens comenta tot el trajecte.
Ma uelo no soporta el cinturó de seguretat als viatges llargs, diu que li apreta i li agarra agonia. Sap que és obligatori, però preferix no dur-lo. Se queixa tant que Ana acaba per llevar-li-lo, i poc després ens demana que aparem el cotxe, que l’aparem, que ancá té agonia. I allí, a poc d’arribar al poble, ma uelo arroja l’esmorzar al costat de la carretera.
No mireu això, no mireu!
Si no estic marejat. Jo no me marege mai! Ell no se mareja mai. És el cinturó que m’apreta i m’agarra agonia. Ell ja du el cinturó del pantaló, i damunt este, diràs, massa. Si el cinturó no molesta. El que passa és que s’ha obsessionat.

Ma uelo vol vore les obres a la iglesia i com ha quedat el carrer de Frau, on han llevat un bancal que donava humitat a les cases i obert el carrer per donar-li més llum i vida. Han alçat un mur amb banquets per vore com juguen a pilota i al mateix temps evitar més solsides. Està núvol, hi ha boira i ens podem vore l’alé. Pense que per fi s’acabat l’estiu etern.
Ma uelo va molt poc pel poble, sols quan el duguem, i volia que esta fóra una ocasió especial. Ha saludat un amic seu (sis anys menor que ell) que viu amb el seu fill al carrer de Frau. El mur l’alçàren entre el seu fill i altres hòmens. Poc a poc van fent-se coses. El Iaio pregunta per la dona de l’amic, però sembla que quasi no es pot moure ja. La vellea.
Anem també a una casa de darrere on viu un altre amic amb la dona i la filla. Este amic sols conserva un 10% de la vista i veig com li ballen els ulls. La dona té la cara molt arrugada.

Ja per fi ens acomiadem de tots i baixem a la caseta. Enguany s’ha d’acabar, fes-te a la idea. Total què queda? Cridar un pintor, acabar nosaltres la llum, posar la porta del vàter, el cielo-raso de la cuina i començar a dur-ne mobles i coses. Enguany s’ha d’acabar, fes-te a la idea. Ja, però i què fem amb el bancalet?
A la porta de casa saludem Pepito, el seu germà Eduard (germans del Iaio) i Eduardet. Després ens entra Pepito de nou saludant-nos com si no ens haguera saludat encara. Este sí és Pepito, l’a'tre era el seu germà bessó Vicente, el casat amb Petra, de Logroño. Parlant-ho amb Ana i Victòria, la dona d’Eduard, també em comenten que cada volta s’assemblen més.
No puc evitar sentir, entre Victòria i Ana, al peu de les escales al costat de la cuina, que em trobe dins una novel·la de Joyce.
Pepito ens mostra un’ obra que s’ha fet. Darrere del nostre bancalet, al carrer de baix, en un a'tre bancal, ha construït un senyor garaix i un primer pis a canvi de fer-li un altre garaix a l’amo del terreny. El nostre bancalet és suficientment gran (90 m2) per a conservar la meitat de l’anmenler i la sàlvia i buidar l’a'tra per a fer un garaixet i un primer pis amb habitacions.

Cacauets, tramusos, papes (lo únic que pot picar el Iaio, perquè se li desfan a la boca), tomaca amb formatge fresc i anxoveta, ensalà... i una paella per a deu persones. En sentit horari: Iaio (a un extrem), Ana, Victòria, Eduard, Pepito, Rafael (un dels germans, a l’a'tre extrem), Petra, Vicente, mon pare i jo.
La paella té un puntet de sal. També, pollastre, conill, porc i emperador, mescla que no acaba de satisfer, més per extraordinària que no pel sabor. Repetisc dos voltes.
El tio Vicente diu que la paella té que cantar, saltar i grunyir. També fa jocs amb palillos que em reserve per entretindre jo mateixa la gent en alguna sobretaula, perquè són el tipo de coses que no faig mai. Això sí, ho faria sense gràcia.
A l’hora del cafè vénen Rafaelito (l’alcalde, fill de Rafael), Sebastián (fill de Pepito, crec) i Jaume (nét de Rafael).

A fora, la foto.












Encabant, monem tots a la Font de Baix, on Adrià, fill de Rafaelito, ens fa una foto a tots. Dalt: Jaume, Sebastián, Vicente, Pepito, Jordi, Rafaelito. Baix: Paco, Petra, Rafael, Ana, Paco, Eduard, Victòria.

Tornant, minuts abans de passar per Terrateig i Montixelvo, un insecte xoca dos voltes contra el parabrisa i mor.

Arribe a casa baldat. Els amics acaben una partida a l’scrabble i Carlos se’n va a la bolera. Acompanye Marc i Maria a l’Omega per llogar-se Match Point.
Passege els gossos, em faig una dutxaeta ràpida i vaig al portal de Pau, qui ja espera amb la famosa i archiconosida Mar G. que viu a M.
Una cervesa agradable al Rockadelic (nou d’este estiu) i una estoneta per la zona apestada sols per vore el ganao. I a les 4, a casa.

divendres, d’octubre 13, 2006

AUTOPOST

Senador, soy tu blog. Ante esta situación que está alargándose más de lo deseado, me he visto obligado a tomar medidas y romper mi silencio. La próxima vez que te pases por aquí para ver el post diario de ADLO, aprieta también en el logo de Blogger, un poco más abajo, y escribe algo, cacho perro. No te pido que sea hoy; ya sé que seguramente esta noche irás al cine a ver El laberinto del fauno y volverás tarde y todo eso, pero mañana, por ejemplo, mañana que sabes que no saldrás ni por la tarde ni por la noche (vas a pasar el día a Benimassot para que tu abuelo pose para la que puede ser la última foto con todos sus hermanos vivos; no me dirás que no te sugiero temas), puedes trabajarte un texto antes o después de verte alguna de las pelis de Hawks y Wilder que has sacado hoy de la biblioteca. Venga, que sé que tienes por ahí escondida una lista de temas pendientes de los que quieres hablar aquí.

Atentamente, desde la Morada Futura de la Gran Lombrith, siempre tuyo,
tu blog

dimarts, de setembre 19, 2006

DIE VERWANDLUNG

En caso de que alguno de vosotros visite con frecuencia este enlace y esté hastiado de ver siempre el mismo post (de hace ya) colgado, deciros que tal vez (y tal vez no) dentro de unos años sea un posteador regular, pero ahora, tener este blog no me convierte en bloguero. Antes necesito, y estoy en ello, recuperar antiguas rutinas, así como deshacerme de otras de mi vida anterior y crearme unas nuevas.

Siempre he sido algo tonto (y no me discutáis, estoy de veras HARTO de que me contraríen en este aspecto), por lo que soy de acciones y razonar lentos. Mi habitación va poco a poco, muy poco a poco, tomando forma y recuperándose del impacto que supuso mi reaparición cargado de trastos, como si no tuviera ya suficientes.

Eso ocurrió hace más de tres semanas, tiempo que he dedicado a ver a los amigos; deshacer maletas; aprobar Géneros; suspender alemán (mi gramática es lamentable); estudiar y no presentarme a Derecho; ir a la universidad de noche con Pau; empezar a tirar recortes de periódicos y suplementos enteros...

Primera decisión: a la mierda la lectura de periódicos y la conservación de recortes. Me interesa muy poco o nada lo que cuentan los medios de comunicación, porque lo que transmiten no es información. Es, desde hace 50 años y cada vez más, entretenimiento. Y servidor se entretiene con películas, libros y tebeos. No quiero que me vendan como realidad algo que no lo es. Aparte, no quiero ver ni oír a los políticos españoles, y los recortes ocupan espacio.

...ver películas, ya sea en cine (La joven del agua y United 93) o no (A Funny Thing Happened on the Way to the Forum, Jaws, The Quatermass Xperiment, Fahrenheit 9/11); tramitar la cancelación de mi contrato de teléfono alemán (para ello, está todavía en marcha una conversación epistolar con el Kundenbretuung de O2 en Núremberg); matricularme del último curso de carrera; matricularme de alemán; renovarme el DNI; cortarme el pelo; donar libros a la biblioteca del pueblo...

Segunda decisión: tenemos un tiempo limitado de vida, y no podemos acumular y acumular libros que SABEMOS que no vamos a leer jamás. No hablo de aquellos que TAL VEZ leamos, sino de los que NUNCA vamos a leer porque no nos interesan lo más mínimo. Libros inútiles para nosotros pero útiles para otros: fuera. Y por casa aún quedan. Y también ocupan espacio.

...tirar cajas vacías de CDs y otros trastos (pues no hay mierda en la habitación); iniciar trámites para convalidar Derecho de la Información (por favor, por favor, por favor) por algunas asignaturas de Derecho; reestructurar un poco los tebeos en las estanterías; quejarme de que hayan escrito mal mi segundo apellido en la nueva tarjeta del banco; leer ¿Qué han hecho con mi país, tío?, de Michael Moore, en vez de estudiar Derecho; empezar a ponerme al día con las revistas atrasadas de cine (Imágenes de Actualidad y Dirigido por; el resto es basura); leer por fin la etapa de Wein, Claremont, Cockrum y Byrne en The Uncanny X-Men (desde el número 94 de agosto de 1976 al 145 de junio de 1981; voy por el 111)...

Tercera decisión: esos tebeos recogidos en la edición del coleccionable de La Patrulla-X llevaban unos años comprados y no leídos. Les ha llegado el momento. También me he puesto con unos pocos de Spiderman del verano de 2005 (unos Amazing y Peter Parker de 1980 y 1981) y me pondré con otros de la Biblioteca Marvel del Capitán Marvel que esperan turno. También está la colección de El País por ahí. No dejaré de comprar tebeos, no dejaré de leer tebeos de superhéroes, pero antes de reincorporarme a algunas de las colecciones que seguía (mínimo: Daredevil, Vengadores y X-Statix), leeré los números que tengo por casa. Sólo me he permitido un capricho: iniciar el coleccionable del Superman de John Byrne. Por John Byrne he reestructurado una estantería, para que ella albergue su etapa en La Patrulla-X desde finales de los 70 a principios de los 80, en Los 4 Fantásticos de 1981 a 1986, y en Superman desde 1986 a 1988 (y los que siguieron a Byrne en esta época: Wolfman, Ordway, Stern, Jurgens). Leí por primera vez este Superman con 7 u 8 años, y entonces los leí muchas muchas veces, pero la colección estaba y está llena de huecos, de sagas truncadas que no afectaban a la calidad ni al interés de cada número, pues no parecía importarme demasiado leer y releer aventuras que tenía a medias, que sabía que tenía a medias porque mi padre no había comprado la continuación. Dentro de unos días sabré, por fin, qué es esa figura gigante blanca y roja que Lois Lane encuentra dentro de una pirámide en Mesoamérica, tras el enfrentamiento entre Clark Kent y una momia enorme (por favor que lleguen hasta 1991 o hasta la muerte de Superman). Por cierto, para aquellos que lo quieran saber: tal y como se muestra en el número 1 de la miniserie The Man of Steel, de 1986, los padres de Kent se llaman Jonathan y Martha, y a no ser que Byrne modificara a Siegel y Shuster, deberían haberse llamado siempre así, y no como una edición electrónica del Trivial de los ochenta nos intentaba colar la noche del 20 de agosto. También se me ha pasado por la cabeza juntar aquellos tebeos que no echaría en falta, para ver de qué forma me deshago de ellos.

...empezar la traducción de mi currículum al castellano (por caprichos del destino, la versión más completa está en inglés); aprovechar el horario apestoso que tengo y pensar en empezar a mover el proyecto en este primer cuatrimestre; recordar hechos y nombres de personas; revisitar lugares; percibir los cambios que ha experimentado Gandia desde enero; pensar, al ver A Funny Thing Happened on the Way to the Forum, que me entusiasma el Richard Lester de A Hard Day’s Night y el Richard Lester de Robin and Marian, pero que no sé qué coño hace el Richard Lester de A Funny Thing Happened on the Way to the Forum ni por qué le gusta a Pavia esta película; recuperar las ganas de vivir y la fe en el cine tras ver (sí, por primera vez, la semana pasada) Jaws...

A esto, y a algunas cosas más, me he dedicado estas últimas tres semanas. El propósito principal es seguir librando de basura mi habitación en los ratos libres y deshacerme de papeles. Parece una obsesión, pero necesito como mínimo que entre menos mierda de la que sale.

Siendo sincero, el propósito principal es otro: rodar de una puta vez y saber si sirvo o no. Porque si no hago nada, mi vida no tendrá mucho sentido. Y buscarme un trabajillo a tiempo parcial o de fines de semana para pagar lo que pueda costar el rodaje (yo pienso barato) y algún viajecillo. Pronto, muy pronto, me pongo con todo ello.

dimecres, d’agost 16, 2006

MARTES ARRASTRA TEMAS, ARMA ARTES, TRAMA MARES

Martes mañana

Pasadas las 10 me planto en el despacho de una de las secretarias de la facultad de Media de la Hochschule Darmstadt en Dieburg, con la intención de recoger mi certificado de notas del Wintersemester... que acabó en febrero.

Pues bien, no lo tiene todavía. La mujer volvió ayer de vacaciones y se ha encontrado su mesa llena de papeles de notas que tiene que pasar al ordenador para colgar en Internet (pobrecita). Le pregunto dónde cuelgan las notas. En el Blackboard, dice. Le digo que yo he buscado pero no las he encontrado por ningún sitio. Eso es porque las tuyas no están colgadas, que eres un guest student. ¿Y a qué esperas para subir las mías? Es que de ti sólo me han pasado dos notas, y por dos notas yo no las subo ni hago certificado. Además, antes tengo que pasar las notas de los de cuarto, que ya han acabado su proyecto y la carrera y las necesitan con más urgencia.

Le hago repetir todo varias veces porque no me lo acabo de creer. Me despido, cierro la puerta y miro al techo. Increíble.

Martes tarde

Por fin, me pongo a reparar pinchazos de bicicleta. Reventé la válvula de la rueda de delante de la bici de Irene al intentar hincharla hace semanas, y la noche del pasado jueves pinché la trasera de la mía delante del Schlosskeller, al pasar por encima de una botella de cerveza rota. El Schlosskeller, ese lugar donde uno deja pasar una oportunidad por no atreverse a tocar a chicas. Pero intentemos olvidar ahora ese episodio. Dejémoslo sólo aquí para la posteridad, para autoflagelación, por si algún día aprendo.

Por fin, esta tarde, me pongo a reparar pinchazos de bicicleta. Empiezo con la mía, que sé que sólo tiene un pinchazo, y parchear es mecánico. No tardo mucho en arreglarla. La rueda de Irene está, como imaginaba, rota. El problema es de la válvula, así que no puedo salvar la cámara. Hace unos días, preparando el de hoy, cogí dos cámaras pinchadas de un mini cementerio de bicis. Me ha costado separar la rueda del cuadro (es una bici muy rara), y me ha costado más volver a meter la cámara dentro de la llanta (me he ayudado con un cortaúñas), pero entremedias he parcheado la cámara encontrada y he acabado reparando todo lo previsto.

Siempre hay un pero. En mi ambición, he querido hinchar la rueda trasera de la bici de Irene, pensando que lo resistiría (eso parecía), pero el resultado ha sido el mismo que la otra vez. Total, arreglo la de delante y rompo la de atrás. Quería tener las dos listas para cuando viniera mi amigo Aitor (de nombre real, Juan; larga historia) a visitarme el jueves, y al final me veré ese día también desmontando una rueda trasera, para poner, si no encuentro nada antes, una cámara nueva.

Martes noche

Reunión de pasillo para la fiesta del viernes. El año pasado se gastaron 600 euros en alcohol. Yo venderé cócteles. No digo más.

divendres, d’agost 11, 2006

CINTA AISLANTE NEGRA

Martes por la tarde. Andrea, rumana que ocupa la habitación de arriba de la mía, llama a mi puerta. Pregunta si molesta. Yo estoy viendo Apocalypse Now (versión Redux), pero la estoy viendo a cachos (es, creo, la tercera vez que me siento), así que no me importa interrumpir de nuevo el visionado. Ver Apocalypse Now me sirve para varios propósitos: disfruto de la película por segunda vez, veo qué cosa es ésta del nuevo montaje de hace 5 años, y aparto a un lado un rato el libro de Altman. Como, sin embargo, no puedo apartar a Altman de mi mente, el film también planta en mí la cuestión de a qué géneros se adscribe.

La Internet Movie Database la califica de película de 1) acción, 2) aventuras, 3) drama, 4) guerra. Si pinchamos en cada uno de esos géneros, la IMDb nos ofrece una lista con los diez títulos más representativos de cada uno. Esto, claro, al parecer de la IMDb, que aun siendo una institución fiable como base de datos, en este aspecto no deja de ser orientativa, como cualquier clasificación genérica. Esas listas son... raras. Cuando uno intenta explicar a alguien de qué va Apocalypse Now, lo primero que le viene a la cabeza (aparte de “es cojonuda, tienes que verla”) es un razonamiento parecido al siguiente: “Apocalypse Now, guerra de Vietnam, cine bélico”. La película que encabeza la lista de cine bélico de la IMDb es Schindler’s List. Mmm... ¿Qué coño está pasando aquí? Schindler’s List, sí, está ambientada en la 2GM, pero ¿dónde se ve que sea una película de guerra? ¿Dónde se ve que sea la película de guerra más representativa? Veamos los géneros de Schindler’s List: 1) biografía; bien, es un biopic (biographical + picture) de Oskar Schindler durante los años de guerra. 2) Drama; de acuerdo, salen personas con problemas. 3) Historia; también, la narración de Schindler’s List no sólo está ambientada en un momento concreto del pasado, sino que presenta los sucesos como posibles. El guión está basado en hechos reales y lo que se muestra en la película podría haber pasado así en la realidad. 4) Guerra. Mmm... no sé, tendría que volverla a ver. ¿Por qué? ¡Pues porque uno no piensa en cine bélico cuando piensa en Schindler’s List! Piensa en nazis, 2GM, holocausto, judíos, campos de concentración, de exterminio, trenes. ¿Por qué no es una película de trenes? ¡Salen trenes!

Apocalypse Now figura en séptimo lugar en esa lista de películas bélicas. Por encima, menos mal, de The Pianist de Polanski, otra “bélica”. Tal vez sea un problema de lenguaje, de traducción. Mientras que nosotros tenemos los términos “de guerra” y “bélica”, los ingleses sólo tienen “guerra”. Mientras que Schindler’s List y The Pianist reflejan cómo afecta la guerra (la 2GM) a unos personajes que no están en el frente, ni en la retaguardia ni en despachos tomando decisiones, eso mismo es lo que sucede en Apocalypse Now, Paths of Glory, Lawrence of Arabia, Black Hawk Down, The Longest Day, Saving Private Ryan, The Birth of a Nation, Das Boot, Full Metal Jacket o Dr. Strangelove. Ésta, por supuesto, es otra lista de películas bélicas, y se puede argumentar que me gustan demasiado las películas de soldados en acción hasta el punto de estar cegado ante otros aspectos de las guerras que sí tratan Schindler’s List y The Pianist, porque, ¿sabes Jordi?, las guerras afectan más a los civiles que a tus soldaditos, lo que quiere decir que hay potencialmente más historias “de guerra” con civiles que con soldados. Y por ahí, por ahí, se me podría convencer en el futuro.

Si volvemos a la lista de “Top War Movies” de la IMDb, y le damos al enlace “Genre index” del menú de la izquierda, veremos la lista de los 27 géneros que considera la Internet Movie Database y con los que califica los títulos de su base de datos. Aparte de géneros televisivos (la IMDb no sólo cataloga películas estrenadas en salas, también las sacadas directamente a vídeo, telefilms, programas y series de televisión y videojuegos), aparecen categorías para nada genéricas, como son los cortometrajes y las películas de animación, referidas éstas al metraje de la obra y a una técnica de realización. Todavía deben poner un poco de orden en esta lista de géneros, porque Citizen Kane encabeza la lista de películas de noticias, pero en la ficha de Citizen Kane no se dice que pertenezca a dicho género.

Bueno, a donde yo quería llegar (eso, Jordi ¿a dónde quieres llegar?) es a que me extraña que siendo una categoría genérica tan usada, y habiendo incluido otras como “cine familiar” y “cine de música (que no musical), la IMDb no reconozca las road movies como género, que sí hace Tim Dirks en su sitio, aunque como “sub-género”, incluyendo a Easy Rider, Thelma & Louise, Dumb & Dumber y The Wizard of Oz (nada que objetar). Nada, por esa parte, pero yo me pregunto no sólo por qué la IMDb no tiene la categoría de road film, sino también por qué no se suele incluir a Apocalypse Now en esa categoría. Si alguien me puede responder.

A todo esto, Andrea no molesta. Dice que ha preparado té y me invita a subir a tomarlo con ella. Yo subo encantado... y extrañado, y preguntándome de qué puedo hablar con ella, porque a mí me cuesta sacar temas de conversación para hablar con la gente, y más con chicas, y más en alemán. Por suerte, empieza ella. Los dos hemos visto la secuela de Pirates of the Caribbean. A ella le ha gustado. Bastante, parece. Para mí es un truño de dos horas y media que encima no tiene final. Seguimos hablando de películas y otras cosas, pero eso no es lo importante.

Un momento. ¿Cómo que eso no es lo importante? ¡Estás hablando con Andrea! La verdad, Jordi, a veces no te entiendo. No te entiendo. A ver, ¿qué es lo importante?

Hace poco nos arreglaron el mango de la ventana del salón (¡Ah! ¿Eso es lo importante?) y desde entonces la tenemos abierta para que refresque y ventile la casa. El martes por la tarde la corriente despegó de la pared el cartel de xXx que nos decoraba el comedor, y dije que sólo tenía celo, nada parecido a la cinta adhesiva fuerte-fuerte que sujetaba el cartel. Dije que sólo tenía celo, pero después me di cuenta de que también tengo la cinta de embalaje que me dejó Irene. Pero eso no es lo peor. La puerta de mi armario no cierra desde que empecé a ocupar esta habitación a finales de marzo, y para remediarlo en lo posible pegué entonces un trozo de cinta aislante negra que sirviera de cerrojo. Y eso quiere decir... que yo tenía un rollo de cinta aislante negra. Y no tengo ni zorra de por dónde anda.

La verdad, Jordi, hay veces que no te entiendo.

dimecres, d’agost 09, 2006

ANDY KAUFMAN

El domingo, con un trabajo pendiente pero sin ganas ni cuerpo para hacer nada ni cabeza pensante, descubro esto y me digo que podría colgarlo aquí y así veo cómo va eso de enlazar vídeos. Y a eso vamos, vamos a ver cómo va eso de enlazar vídeos al tiempo que os presento, para aquellos que no sepáis de él, a Andy Kaufman, a quien hasta hace tres días conocía sólo por la película de Milos Forman.


dimarts, d’agost 01, 2006

ATASCADO EN EL DÍA 67 APC

Esta mañana por fin he roto el ciclo de los últimos días de dormir diez horas y después no poder levantarme. Ir a correr cansa. Y proporciona una nueva visión de las propias piernas. Tal vez haya sido una consecuencia psicológica de haberse acostado anoche con el plan de no correr hoy, después de haberlo hecho tres días seguidos, pero a las ocho horitas y pico ya estaba en pie.

15 minutos el sábado, 20 el domingo y 25 ayer. Hoy, descanso. Y sienta bien. El descanso, también. Hacía mucho que no corría, y con estas salidas a la pista de Bürgerpark-Nord espero recuperar el fondo que tenía hace año y pico.

Descubrí que me gustaba correr cuando empecé a hacerlo hace 7 años, cuando había adelgazado lo suficiente como para no caer fulminado por un infarto. Llevo demasiado tiempo sin hacerlo, y volver a correr, con regularidad, será uno de mis propósitos a la vuelta. Con volver a aguantar una hora sin problemas, ya estaría contento, así podría empezar directamente con el recorrido del Racó dels Frares, que una ida y una vuelta es casi una hora justa. Lo mejor de correr es que después de los 25-30 minutos, las piernas andan solas.

Nunca he corrido muy deprisa, me gusta más ir lentico. Ayer sí, me puse a competir con una pareja que daba vueltas en sentido contrario al mío (más bien era yo el que giraba al revés de todo el mundo), y aumenté el ritmo para cruzarme con ellos cada vez unos metros más allá, antes de que ellos alcanzaran el punto de nuestro penúltimo encuentro. Así aguanté como tres vueltas, hasta que la alarma del móvil me dijo que ya había llegado a los 25 propuestos. Entonces, un esprint para acabar la vuelta, una última a ritmo de paseo y un rato en los columpios para acabar de regocijarme.

Antes de la vuelta de ayer, a mediodía, acabé por fin el libro de Altman. Es la segunda vez que lo leo en año y poco, pero ahora por obligación, pues en un mes justo a partir de hoy, tengo que entregar una reseña del mismo. Todavía estoy empezando a vislumbrar cómo empezar a redactarla. Veremos mañana si escribo algunos párrafos.

Por la tarde me acabé de ver Il buono, il brutto, il cattivo, en una versión de tres horas que empecé el sábado por la noche. Estupenda película. Vaqueros sucios, solitarios, canallas, desconfiados, individualistas... y con excelente puntería. Lo mejor, Morricone y la llegada de Tuco al cementerio. Veloces trávellings (o panorámicas, más bien) que acaban convirtiéndose en barridos, con el fondo borroso y Tuco en foco, corriendo desesperado buscando la tumba con el dinero.

Esta mañana me he leído los primeros temas de Derecho de la Información y he llegado a la conclusión de que Derecho de la Información es un coñazo (ya me habían advertido), tanto o más como las tres asignaturas de empresas de la carrera, y que deberé hacerme esquemas para poder visualizar de qué va todo y dónde está cada cosa. Según con qué animos me pille.

“¿Hay vida después de la segunda temporada de Lost?” Es lo que me preguntaba cuando acabé de ver la serie el martes pasado (49 episodios en cuatro semanas y poco -o 47, según las cuentas). Lo que no hay por ahora y hasta octubre son episodios nuevos, pero vida sigue habiendo. En la última semana he vuelto a ver algunos episodios, ya sea en orden (las dos partes del piloto) o al azar (Numbers, 1x16), he consultado varias veces la línea temporal para ordenar los acontecimientos en mi cabeza, he visto fotos de Evangeline Lilly (¡nació el mismo día que yo un año antes! -y, casualidades de la vida, es mi tipo :P. Ya con esto me siento importante: qué simple que soy), y me he leído una y otra teoría sobre qué está pasando en la isla. Todavía no sabemos qué sucede, sólo que es muy gordo, pero ocurra lo que ocurra a partir de octubre, no me veré el prometido primer arco de seis capítulos hasta noviembre o diciembre, cuando ya estén todos toditos disponibles. Es lo que tiene acostumbrarse a este ritmo de consumo, que la periodicidad semanal televisiva nos sabe a poco. ¿Está cambiando Internet nuestros hábitos de consumo? ¿O están cambiando nuestros ámbitos de consumo a Internet? ¿O está cambiando el consumo nuestros hábitos de Internet? ¿O están cambiando nuestros nuevos hábitos de consumo los hábitos de Internet? ¿Está sucediendo todo esto? ¿O ya ha sucedido? ¿Son el Dr. Marvin Candle y el Dr. Mark Wickmund la misma persona? A todo esto sólo puedo decir: “Guys, where are we?” y...

“See you in another life!”

dissabte, de juliol 29, 2006

CASO HIPOTÉTICO

¿Qué pasaría si, tal día como hoy, me levantara con ganas de escribir? Supongo que entonces escribiría más de lo que voy a hacerlo ahora. Porque hoy servidor se levantó con ganas de ir a correr, cosa que ya ha hecho.

Tenía ganas de probar la pista de tierra que hay en Bürgerpark-Nord, muy cerca de aquí, de dar unas cuantas vueltas y sudar un ratillo para quitarme la pereza y activarme un poco. Al lado de la pista hay un parquecillo de columpios no convencionales, que yo he supuesto sirven para completar el entrenamiento: barras paralelas a la altura de las caderas, como las del patio del colegio de mi EGB; troncos horizontales por debajo de la rodilla, para saltarlos de un lado a otro con los pies juntos; más elevados, para caminar sobre ellos y practicar el equilibrio; vallas para saltar y alguna otra estructura más.

De eso ha sido ya hace unas horas. Ya estoy duchado, he ido a comprar al centro, he comido y tengo café en el cuerpo (menos de la mitad del que consumí ayer; tengo que controlarme que enseguida se me va la mano). Estoy listo, como quien dice, para seguir con la faena de ayer y pasar otra tarde leyendo a Altman.

dimarts, de juny 20, 2006

AGUA

Aunque hoy no lo pueda parecer, ayer por la tarde llovió. Sobre la bici, bajo una lluvia torrencial, me sentí de nuevo con catorce años, cuando una tormenta veraniega prima de la de ayer nos pilló hace once veranos pedaleando de vuelta a Gandia desde Oliva, no por el carril bici de la antigua vía, para no repetir el camino de ida, sino por aquella carreterita más agreste, serpenteante, de alquitrán desgastado, que corre entre huertos con una montaña a un lado (el izquierdo, Tossal Gros), y pasa por La Font d’En Carròs, Beniarjó y Almoines, a Joan Baptiste, a Aitor y a mí (puede que Víctor también viniera con nosotros aquel día).

Llegué a casa igual de empapado que entonces, y remató una tarde que podría haber sido como otra cualquiera. Había por fin limpiado a fondo el baño, y había quedado con Jan, a propuesta suya, de pasarnos de nuevo por la piscina (tras el asalto con éxito del domingo) con el tiempo justo para un chapuzón antes de acudir al Schwitz-fit. Ante mi reacción inicial (“¿Piscina y Schwitz-fit en la misma tarde? No puede haber tiempo en el mundo para eso”), propia de quien cree que ya ha cumplido con sus objetivos del día si responde a un correo, recordé que pabellón y piscina se encuentran cerca el uno de la otra y que era por tanto una empresa factible.

La piscina del Hochschulstadion está la mar de bien. Es gratis con el carnet de estudiante y el agua está fresquita. Siendo miope desmerece un poco, pero qué se le va a hacer. Los momentos con gafas compensan. Jan parece adicto a la piscina, y es quien más tiempo se queda en el agua y quien acaba el baño dando un salto tras otro desde los lugares reservados para ello. Tras el Schwitz-fit, fue ver que seguía abierta diez minutos más todavía y no pudo resistirse. Yo me quedé mirando cómo saltaba y cómo se acercaba la tormenta por el sur.

Primero viento y tierra en los ojos. Hojas volando. Luego, cerca del Woog, empezó la cosa. Y creo que ya cuando cruzamos el puente sobre las vías cerca de la Ostbahnhof teníamos la ropa calada.

Y para acabar, duchita.

diumenge, de juny 18, 2006

POST DESESTRUCTURADO

Anoche al final me acosté sin escribir una sola palabra. Suele pasar, demasiado a menudo (siempre, digamos), que pienso “Mira, esto podría contarlo en el blog. Y esto, también”. Es entonces cuando, al volver a casa y sentarme delante del portátil, me conecto y entro al blog y veo que no se ha actualizado solo. Nadie ha escrito el post por mí. Ni siquiera se ha actualizado por haber pensado en un tema y en unas cuantas frases para empezar el texto. No, hay que sentarse y escribir. Y siempre me da mucha pereza.

El viernes de la semana pasada, por ejemplo, madrugué para ir a Dieburg para, junto a Anahita y Claudia, enseñar al profesor el estado de la animación en la que habíamos estado trabajando el fin de semana anterior. Las semanas, de verdad, me pasan volando últimamente. Al profesor le gustó mucho la pieza, y a mí también, que no había tenido ocasión de ver el montaje en el que ellas habían estado trabajando los días anteriores. Con un par de retoques, estará listo para la exposición que se inaugura en noviembre en el Historisches Museum am Strom Hildegard von Bingen, en Bingen am Rhein, sobre los 650 años desde la fundación de la localidad. Lo de “am Strom” viene por que el edificio del museo es una antigua planta eléctrica.

Ese mismo día 9 la escuela celebraba el Media Day, al que por supuesto no me quedé, pues no me interesa ninguna de las actividades que pueda organizar la universidad. Y si son de autobombo, menos. Tampoco se quedó ninguna de mis compañeras, que se quejaron de que hubiera dinero para ese día y no para una ceremonia de clausura de estudios, que se ha aplazado cuatro o cinco meses. También es cierto que ellos por su cuenta sí pueden montarse una cena, que es lo que hizo el viernes por la noche mi clase de Gandia. Ellos ya casi han acabado la carrera y yo todavía tengo que volver para hacer el último curso. En cierta forma, es lógico que tarde más que el resto, aun siendo mayor que ellos, pues por alguna razón siempre llego tarde a todo. De hecho, todavía estoy caminando para llegar a ser un ser humano normal. Esto venía a cuento, señora R.A.F.I., porque servidor es lento por naturaleza, y si me ha calado sólo leyéndome es porque la lentitud impregna todos mis actos hasta límites que ni yo mismo sospechaba. Ya me lo dice mi madre (“He visto gente lenta, pero como tú, ninguna”), así que irá siendo hora de reaccionar aunque sólo sea para demostrar que no tiene razón y, como buen hijo, llevarle la contraria.

Tras despedirnos del profesor y entre nosotros, me fui a dar un paseo por el pueblo, para ver qué cara enseñaba en un día veraniego. Hice algunas fotos, con las que estrenaré mi cuenta el Flickr tan pronto venza a la pereza y aprenda a reducir el tamaño de los archivos de imágenes. El Photoshop y yo NO somos amigos.

Al volver a Darmstadt hice algo que había estado queriendo hacer desde finales de abril, cuando descubrí el Waldfriedhof al mismo tiempo que Quico y Pau, que habían venido a visitarme. Es exactamente lo que indica su nombre “el cementerio en el bosque” (o “el patio de paz en el bosque”). Se construyó durante la primera guerra mundial y se ha convertido principalmente en lugar de reposo de soldados de las dos guerras mundiales (también rusos y franceses) y de sus familiares. Allí también están enterradas las más de 10000 víctimas del bombardeo aliado sobre Darmstadt, que tuvo lugar la noche del 11 al 12 de septiembre de 1944. Pues lo que hice fue sentarme unas horas en un banco a la sombra y acabarme de un tirón el relato de Chesterton Los árboles del orgullo.

He visto pocos cementerios: el de Gandia, el de Benirredrà, el de Benimassot, el de Las Eras de Alcalá, el abandonado de Beniarjó (creo); no se pueden comparar con éste porque pertenecen a otra forma de entender los camposantos, que clasifica a los muertos en paredes de armarios archivadores, incluso con la escalerita para acceder a los documentos más elevados. También suelen ser de tierra seca o de suelo de cemento, y con cipreses como única vegetación. El Waldfriedhof es literalmente un bosque preñado de lápidas. En el suelo, porque la gente de aquí se encuentra ancha hasta en la tumba. Un gran lugar, diseñado más para que los vivos acudan buscando tranquilidad que para los muertos.

A la vuelta empecé a escribir un post, pero al poco me fui al Schwitz-fit y lo dejé colgado. Además de ser viernes, ese día se inauguraba el mundial con partido de Alemania, a la misma hora que el ejercicio, y se notó más todavía la falta de afluencia. A mí el fútbol digamos que me la suda. Ni me gusta ni me deja de gustar: me la suda. A los alemanes, que han empezado ganando, parece que les afecta más y ponen banderitas en los coches y en los autobuses, se pintan la bandera en la mejilla, se pasean con la bandera por capa. Digamos que se sienten identificados. En el Kaufhof de Mainz llegué a ver una dependienta con falda que llevaba la banderita pintada en la pierna, para lucirla mejor.

Por la noche me acabé de ver Die Hard. Ésa es otra. Algún día tendré que encarrilar este blog porque va a la buena de dios pero sin plan divino, digamos. Anoche estaba pensando en qué podía escribir en este post, pero de tanto pensar no escribí nada. Por la tarde ya quería escribir algo (“Vamos, Jordi, acabas estos ejercicios de alemán y te pones, que llevas días igual”) pero sólo me quedaba el último cuento del libro de Chesterton, que eran cuarenta paginillas y me estaba llamando para que lo rematara. Eso hice, con los pies apoyados en el alféizar de la ventana, con la hoja abierta hasta la pared, mirando de vez en cuando los paseíllos que se daban algunas en el 8A.

Se me ocurrió que tal vez podría, como vengo queriendo hacer desde hace meses, analizar alguna secuencia de alguna película y aprovechar la excusa para empezar a incluir imágenes en el blog. Entre Die Hard, la semana pasada (es mejor cada vez que la veo), y hace pocas noches Scarface y Shrek 2, tenía donde elegir, pero como antes de eso tengo que aprender a hacer capturas de pantalla con el VLC, pues me estuve viendo un rato más de Lawrence of Arabia, que la veo con el WinDVD y ahí sí sé hacer capturas. Me puse desde la toma de Áqaba, cuando empieza la tercera hora de película, pero el ordenador, por lo que fuera, se puso tonto, la imagen empezó a ir a trompicones y murió. Lo dejé enfriarse un rato pasando las páginas de la segunda década (del 35 al 44) de viñetas del New Yorker, de un cacho volumen recopilatorio que compré hace dos meses en el Flohmarkt de Frankfurt, y que se convertirá, si consigue llegar sano y salvo a casa, en la joya de la corona de mi colección junto al ejemplar firmado, dedicado y con un dibujito de un ratón del Maus de Art Spiegelman. Querría leerlo antes de enviarlo a España en un paquete con el resto de libros, y es que tengo que enviar paquetes sí o sí para deshacerme de sobrepeso y sobrebultos, e ir aligerando para el viaje de vuelta.

Pues eso, que el análisis textual para otro día. Antes de ponerme con Lawrence, estuve hojeando un librillo que me regaló un testigo de Jehová chileno que me paró ayer a mediodía cerca de Schloss, ¿Qué enseña realmente la Biblia?, que consideré comentar por los detalles interesantes que contiene. Me paró porque tengo rasgos latinos, y siempre anda a la búsqueda de gente que hable español, su target. Si realmente tengo rasgos latinos, ¿por qué no se me acercan también mujeres? Tal vez me las hayan reservado para la otra vida, pero el caso es que sólo me hablan hombres. Pues estuvimos hablando sobre el aquí y sobre el allá y sobre por qué no creo y por qué él sí. Cierto es que jamás en mi vida he tenido más fe que la que deposito en el servicio postal o en la mañana siguiente, problema de enfoque en el adoctrinamiento de mi colegio de monjas, que trataban la religión como una asignatura más en vez de como una materia relevante en la que estuviera en juego la salvación de mi alma. Envidio de alguna manera a aquellos que sí tienen Fe, a la que pueden recurrir en los momentos de crisis personales, pero las religiones son causa de muerte y guerras más que de otra cosa, y tengo el convencimiento de que un ser todopoderoso sólo puede ser malvado, categoría en la que no entra su Dios. Así que de gobernarnos alguien sería Satanás, pero ni en eso estamos de acuerdo, pues el librillo dice, en su página 85, que “en 1914 Jehová hizo Rey a Cristo y el Reino Celestial de Dios comenzó a gobernar”, por lo que ahora nos hallaríamos en el “corto espacio de tiempo que le queda a Satanás” antes de ser vencido en la guerra de Armagedón, tras la cual empezaría el Día del Juicio, un día de 1000 años. Ya digo, un librillo muy educativo e inspirador. Estuvimos charlando a gusto y debí caerle bien, porque era el único librillo que llevaba en su carpeta, entre ejemplares de Atalaya y ¡Despertad!

Pues me estuve entreteniendo con eso. También me hubiera gustado escribir algo sobre Mainz, ciudad que visité el sábado pasado y que me encantó, pero regresé destrozado tras siete horas pateándome el centro de la ciudad y el río. Fui solo porque era el único del grupo que todavía no había visto Mainz, y esto me sirvió para dar las vueltas que me diera la gana y pasar tantas veces como me apeteciera por el mismo sitio. Hizo un día magnífico, con demasiado calor, para mi gusto, pero soportable gracias a la cantidad de minifaldas por metro cuadrado que se avistaban. Menos el jueves, que intentamos ir a la piscina y nos llovió, llevamos dos semanas de sol. Lo mejor de Mainz: el Rhein, su orilla y la ciudadela. Cuando ya pensaba que había visto todo lo que según mi guía había que ver en Mainz, me topé con la ciudadela de la ciudad, de las pocas que hay en Alemania. Me apasionan las fortificaciones. De hecho, en los paseos que doy con mis perros por Benirredrà, pienso en cuánto costaría tapar las entradas del pueblo para protegerlo de un ataque por tierra. Mi casa quedaría fuera del recinto protegido, o haría de muralla en cualquier caso. En la ciudadela, para rematar la sorpresa, estaba teniendo lugar un concierto a cargo de una banda de niños, con sus jóvenes padres como público y como preludio a una barbacoa al aire libre, con perro incluido.

Y eso, que me entran ganas de escribir cuando no estoy delante del ordenador, que el blog no se actualiza solo, que los días pasan volando, que esta calor no anima, que por alguna razón no encuentro tiempo para escribir un post diario y, en definitiva, que me encanta perder el tiempo, como ahora, que estoy retrasando el momento de limpiar el baño, que ya me toca y que tampoco me pondré con ello después, pues hemos quedado para intentar un segundo asalto a la piscina. También, como siempre, que prefiero leer a escribir, aunque debería practicar esto último más si quiero vivir algún día de algo, porque la verdad es que no sé hacer nada más en esta vida.

Acabaré este revuelto acordándome de Rubén, Pau, Eduardo, Floren, Nuria y Joan (el Ménor), que se acordaron de mí la noche del viernes y me llamaron durante la cena de gala de fin de carrera que celebraron en Gandia. Un golpe bajo, porque así me entran ganas de volver donde ellos, con nota triste, pues aunque vuelva ya no compartiremos el último curso, que ellos acaban.

dijous, de juny 08, 2006

RETROCEDAMOS UN POCO PARA COGER CARRERILLA...

Ha sido una semana muy rara. Hoy es jueves, pero no me refiero a esta semana en curso, sino a los últimos siete u ocho días. Ummm... justo justo desde el descanso que le he dado a 24... ¿habrá alguna relación? Hoy he reanudado la primera temporada para acabarla durante el fin de semana, y ya creo que está todo volviendo a su cauce.

El martes de la semana pasada, por la mañana, acompañé a Irene a Dieburg. Ella iba a clase, la pobre, y yo a indagar sobre mis notas del primer semestre. El primer semestre, como todo el mundo sabe, acaba a principios de febrero. Han pasado cuatro meses. Yo entro de uvas a peras en la web de la universidad, pero siempre que lo he hecho me ha recibido en blanco la tabla de Grades. Era cuestión de personarse, pues esta gente tan moderna y tecnológica que cuelga diariamente en el Blackboard (el sitio en cuestión, que no agrada a ningún alumno) las novedades sobre las asignaturas, podía sentir añoranza por el tradicional tablón de corcho y conservar ese resquicio de vida analógica en su rutina universitaria.

El Blackboard, aclaro, es la forma que tienen los alumnos de enterarse de si el profesor vendrá o no ese día a la escuela, o si la clase será en el aula de siempre o en otra. Me pasó no pocas veces (cuando todavía iba a clase y tenía fe en que en algo podía serme de provecho académico los estudios en Dieburg) que el aula asignada para la asignatura se encontraba vacía, y cruzarme con compañeros que se dirigían a otra diferente. Me preguntaba cómo (cómo, recojones, cómo) el resto de alumnos podía encontrarse ya tranquilamente en el aula nueva sin que hubiera un cartel en la anterior que los reenviara. En mi interior albergaba la duda sobre cómo se comunicaba esta gente. En Gandia, llamadme primitivo, si uno llega a un aula y la encuentra vacía, verá un cartelico de papel colgado con celo de la puerta (o, variante comunicacional: manuscrito con tiza en la pizarra), escrito por el profesor, por bedelería o por algún compañero: “Que hoy la clase no es aquí, sino allá” o “Fulanito está enfermo y hoy no habrá clase”. “¡Cagüen...! ¿Para esto he salido hoy de casa?”. Pues esta gente lo que hace cada mañana después de mear es entrar en el Blackboard y enterarse de todo esto. Después ya valora si tiene tiempo para prepararse unas tostadas o se va a ir con medio vaso de leche en el estómago. Tal vez ni lo uno ni lo otro, que he visto desayunar a gente en clase.

El martes vi notas de Media Production colgadas en un tablón, pero mi número de matrícula no estaba en ninguna lista. Ni siquiera estaban todas las notas, pues faltaban las de MP-4 (el cuarto curso de MP) y las de las optativas. Yo me examiné de una de MP-4 y de dos optativas. El proyecto de una de éstas sé que se finalizó hace dos meses, pero no he recibido ninguna noticia desde hace tres. El proyecto de la otra se entrega mañana.

La secretaría de mi carrera ya llevaba minutos cerrada (desde las 12), pero iba a entrar por toda la cara a pesar de ello. Y no lo hice porque dentro del despacho me pareció oír la voz del “coordinador”, a quién no me apetecía ver. El “coordinador” es un personaje imponente que vive en München (que para un poquillo lejos) y que sólo se acerca por el centro los martes y las mañanas de los miércoles. Daba igual que yo no quisiera verlo, después me lo encontré en el pasillo.

El miércoles volví a Dieburg, más temprano, esta vez con Carlos, también de Comunicación, y preguntamos en secretaría por las notas. Que estarían esta semana. Las de febrero. A eso se le llama eficiencia. Carlos quería hablar con el “coordinador” sobre una asignatura que, pobre, tuvo con él. Se quedó con las ganas, pues se encontraba enfermo. La secretaria añadió, por si dudábamos de su sinceridad, que estaba colgado en el Blackboard. En efecto: “Herr B. ist heute erkrankt – Unterrichtsausfall… Liebe Studierende, gerade habe ich die Mitteilung von Herrn B. bekommen, daß er erkrankt ist. Er hat mich gebeten, Euch mitzuteilen, daß somit folgende Veranstaltungen ausfallen müssen: […]”. El martes caminaba, que yo lo vi.

¿Y para qué cuento todo esto? Pues para obligarme a escribir cualquier cosa y no volverme tonto, para aprovechar que tengo un blog que es leído por unos pocos (cuando hay algo que leer), y para incrementar las ganas de hacer cosas... haciendo cosas.

divendres, de juny 02, 2006

PUES A ESTO ME DEDICO

El número de actualizaciones de este blog durante el pasado mes indica que tengo pocas ganas de escribir. No sólo eso, yo aún diría más (Dupont y Dupont dixit), tengo pocas ganas de escribir nada divertido. Pero así no se soluciona nada: la inacción provoca más inacción. Y la inacción conduce, claro está, a hacer más bien poco. La inacción, además, sumada a asuntos pendientes, lleva a no avanzar en absoluto. Que es, digamos, lo que ha ocurrido por estos lares.

Dani me formateó el portátil hace un par de semanas y media. Nombraremos a esa fecha en el calendario (15 de mayo) como el punto cero de la cronología del cambio gradual deseado hacia una vida plena de actividad y provecho. El día anterior intenté formatear e instalar el XP por mí mismo, pero el portátil se rió en mi cara y lo abandoné apagado y desconectado del mundo en la soledad de mi habitación, en revancha por tamaño oprobio.

Los días anteriores, o la semana y pico anterior, para ser exactos, me dediqué a grabar los archivos del portátil en dvds. Estoy de acuerdo, una persona eficiente y provechosa esto te lo hace en una mañana, en un plis, pero eso, precisamente, es lo que yo no soy. Bueno, hubo una pequeña batalla de pistolas de agua por en medio que me entretuvo una tarde. Un imprevisto como cualquier otro. Y los ordenadores, que... que vamos, que no me caen bien. Que... ¡que son unos tontos!

También había hecho empezar a rodar una serie de actividades que han cogido velocidad tras el formateo o Día de la Purificación. A saber: lectura de la Odisea de Homero (o de quién sea, tanto da; espero tenerlo acabado para primeros de la semana que viene); lectura de V for Vendetta, de Alan Moore y David Lloyd (acabado hace un par de noches); (re)lectura de Los géneros cinematográficos, de Rick Altman (volveré sobre él, me apasiona); lectura de Bienestar, autoestima y felicidad, de Raimon Gaja Jaumeandreu (me hace falta); visionado (sí, visionado) de la primera temporada de 24 (qué serie más cojonuda, por el amor de dios), recomendada por Rodrigo, que se nos ha marchado hace poco más de 20 horas (ains); asistencia dos días por semana al Schwitz-fit, una especie (para que nos entendamos) de aeróbic, en el que durante una hora no paramos de movernos al ritmo de canciones que supongo deben ser famosas en su casa a la hora de comer, pero que yo sólo conozco de allí (bueno, el otro día empezaron con una de Nena; qué grande es Nena); y, también, y creo que no me dejo nada más, el alemán, que será lo único de provecho para mi expediente que conseguiré en Alemania.

Y con eso y un bizcocho, pues que ya está bien de no escribir, recojones. Aunque sean gilipuerteces.

A eso íbamos hace pocos días cuando me di cuenta de que no recordaba mi contraseña de blogger. ¡Hostia puta! Intentaba recordar pero ese apartado de mi mente estaba totalmente en blanco. Claro, un mes sin postear y un navegador que se encarga de recordar por mí las contraseñas, con un formateo entremedias y la concentración dedicada a Altman y Moore, me dirás. Vale, de acuerdo, lo confieso, también ocupo el tiempo mirando por la ventana, se me van los ojos y se me escurren las ideas. ¡Pero es que está tan buena! Y aquella otra rubita que tomaba el solecico en los días que tuvimos solecico (vamos para las dos semanas de lluvia, señores), también. Y eso, a ver si vuelve ya el solecico, que es por lo único que lo echo en falta. Que a mí la lluvia en junio no me molesta, lo que me molesta es que se tapen. Y que bajen la persiana, eso también.

PD: ¡Ah, la contraseña! Esta tarde estaba escribiendo combinaciones alfanuméricas sobre un papelajo para idearme otra y he dado con la que tenía siguiendo el procedimiento que uso para crear contraseñas. Sigo con la misma.

dimecres, de maig 03, 2006

RECUERDOS (3) / POST DE RELLENO

Primaveras de 1989 y 1990, años de comuniones de mis amigos de colegio (también la mía en el primer año) y de Marc y Pedro. La frase de mi madre por entonces: “Vigila lo que comes no sea que piensen que en casa pasas hambre”.

En el 93 fueron las de mi hermano y Pablo. Dejando aparte el aspecto religioso (que por supuesto era ya inexistente por entonces; ¿a qué imbécil se le puede pasar por la cabeza que un niño de 8 años entienda la Fe?), fueron buenos momentos.

A todo esto, creo que pronto hará 10 años (si no éste, el que viene) que no voy a ninguna comunión. La de Eloi fue mi última, creo. Y que dure.


dimecres, d’abril 19, 2006

VAMOS A VER QUÉ SALE DE AQUÍ (y 6). BERLÍN Y SACHSENHAUSEN

Muy bien, Jordi, todo el mundo sabe que has ido a Berlín. Incluso los que fueron contigo saben que has estado en Berlín. Ocurre, empero, que, vale, de acuerdo, fuiste a Berlín y querías que constara el viaje en tu blog, pero resulta que, como muy bien te habrás dado cuenta, vas por el sexto post de la serie de Berlín y-to-da-ví-a-NO-has-lle-ga-do. Bueno, sí, llegaste al final del último post (que por cierto, cacho perro, colgaste hace más de medio mes. ¿Qué coño haces con tu tiempo? Sé que también te gustaría saberlo a ti, por eso te lo pregunto, para que resuene en tu conciencia), pero no has dicho nada de la ciudad y ya hace un mes del viajecito de marras. Tienes que quitártelo ya de encima para empezar con otras cosas. Que es que vives en el pasado, y así, Jordi, así no se puede vivir.

Volviendo de Köln empezaste a imaginar esta serie de textos sobre el viaje a Berlín y escribiste algunas frases sueltas que resultaron en el siguiente parrafito, que utilizarías para cuando llegaras a este momento de la narración:

«10 de marzo de 2006, 18:00h. Ancha y magnífica. Cuanto más pienso en Berlín, más me gusta. Me la imaginaba tal como la encontré: nevada, nevando, y gris».

Menuda mierda. Sabías que así no podía empezar un post, y tu inutilidad como componedor de textos ha hecho que retrases la escritura y publicación de este sexto capítulo. Mira que era darle vueltas y vueltas y nada. Tus recuerdos se encontraban demasiado confusos como para poder escribir algo tipo “tal día fuimos a tal sitio e hicimos esto y aquello otro”. Con el tiempo, has conseguido escarbar un poco y averiguar que:

-aparcasteis delante de la puerta del albergue Meininger en Meininger Straße, 10.

-el albergue estaba muy bien, con buffet libre en el desayuno y ducha en la habitación.

-una mujer de origen mediterráneo salió de su restaurante y os ayudó a Dani y a ti a aparcar el coche en una plaza un poco más allá de la puerta del albergue, de donde no se lo pudiera llevar la grúa. La mujer entró a otro restaurante vecino para pedir a un hombre que moviera su vehículo un poco para que así cupiera el vuestro. Dani tiene más paciencia y habilidad que tú para maniobrar.

-tras hacer un poco el perro en la habitación, bajasteis todos a la red del U-Bahn, comprasteis un billete para cinco personas y os aventurasteis en la ciudad. Desde este primer billete hasta el que comprasteis la madrugada del domingo, tras vuestra aventura en el Lovelite, estuvisteis convencidos de que su validez no se limitaba a un trayecto, sino que se extendía a lo largo de toda una jornada, hasta las 3h del día siguiente. Nadie os dijo lo contrario.

-os encomendasteis a Pablo, quien ya había pasado unos días hace unos veranos, para que fuera vuestro guía en la segunda ciudad más poblada de Europa.

-conseguiste controlarte y no te hiciste con ningún plano de metro de Berlín.

-la noche del viernes pasasteis por Alexanderplatz, en obras, donde visteis el Weltzeituhr (el Reloj del Mundo), que Pablo decía que salía en una escena de El mito de Bourne (The Bourne Supremacy). Saliste eufórico del cine el día que la viste. ¡Dios, qué persecuciones más estupendas!

-cerca, la aguja de la Fernsehturm parecía sacada de una realidad paralela, de un territorio donde impera la magia.

-fija en el suelo como se hallaba, la Fernsehturm sirvió de fondo para una de las famosas autofotos de Dani.

-según testimonio de Pablo, la acristalada planta baja de la Fernsehturm era utilizada cuando él vino para la grabación de programas cutres de televisión, con chicas despelotadas. El lugar es ahora un casino. Lo digo para aquellos a los que no les interese la Fernsehturm en sí y no pierdan el tiempo acercándose.

-tras la cena en un restaurante monoocupado por chicas jóvenes estudiantes de turismo (comparación que establecisteis Rodrigo y tú basándoos en vuestra experiencia como observadores en Gandia), enfilasteis metro hacia Brandenburger Tor.

-pensabas que Brandenburger Tor sería más grande, pero oyes, no hay que menospreciarla por ello. Que por ella pasó Billy Wilder (y más gente, sí, pero a ti te emocionaba hollar unas coordenadas ocupadas por Billy Wilder).

-no muy lejos se encuentra el edificio del Reichstag, en cuya Platz der Republik se libró una modesta batalla de bolas de nieve. Tú no participaste demasiado debido a esa aprensión que tienes hacia formar parte de actividades alegres o a poder dañar a alguien.

-mala noche. Duermes poco. Desde siempre te ha costado conciliar el sueño y envidias por ello a tu padre y a tu hermano, que empiezan a roncar a los pocos segundos de acostarse. Si a ello se suma la dificultad para encontrar postura y un cerebro que no quiere dejar de discurrir a las horas más inconvenientes, el resultado son pocas horas de descanso.

-sábado por la mañana (alrededor de las 10h), visitáis el Reichstag.

-entráis en una tienda llamada Fundus Verkauf, de objetos raros y antiguos para atrezzo.

-hacia las 12:30h, Monumento al Holocausto (Denkmal für die ermordeten Juden Europas), que cuenta con un manual de comportamiento de curiosas prohibiciones.

-alzando la vista hacia el cielo gris, observas las ruinas de la Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, destruida en 1943 y conservada en el estado en que quedó como memoria de los horrores de la guerra. También, de paso, las piernas de infarto de una chica vestida de rojo en un cartelón enorme.

-coméis pizza en algún lugar del Europa Center. Desvías la mirada del hombre de los servicios que espera que le des unos céntimos para colaborar en la limpieza y el mantenimiento del lugar y subes las escaleras de vuelta al restaurante.

-compras cigarrillos de chocolate, que parece que están prohibidos en España porque fomentan el consumo de tabaco. Crees que es una gilipollez: el consumo de cigarrillos de chocolate sólo puede fomentar el consumo de chocolate. Por el contrario, el consumo de tabaco terminaría de una vez por todas y para siempre si se diera a probar un cigarrillo entero a cada niño.

-os coláis en una librería para entrar en calor, escarbar papeles y de paso adquirir algún artículo. Te haces con un librillo de Wilhelm Busch, un dibujante alemán del s. XIX precursor del cómic.

-subida al Siegessäule (la columna de la victoria), que se alza en medio del Tiergarten desde que fuera trasladada en 1939 desde su emplazamiento original en la Platz der Republik, en una de las acciones encaminadas a transformar Berlín en Germania, que se iba a convertir según deseo de Hitler en capital del mundo tras la victoria de la revolución nacionalsocialista.

-contemplación del Tiergarten, de las avenidas que lo cruzan y de la neblina sobre Berlín.

-primera noticia del vértigo casi insuperable que padece Bea.

-hallazgo de tres coronas de cartón del Burger King y coronación los tres reyes Pablo, Rodrigo y tú mismo.

-las rutas hasta el final de un par de líneas de autobuses os sirven de cabalgata de coronación a través de las calles oscurecidas de la ciudad.

-meadita entre los arbustos y sobre la nieve en un descampado cercano a la última parada de uno de los autobuses sobre los que habéis subido. Te encanta cómo la nieve va derritiéndose hasta llegar a ver el suelo.

-abdicación de Pablo (Rodrigo todavía duró menos, y le entraba la risa cada vez que te miraba con la corona puesta).

-vuelta al albergue y duda sobre si salís a cenar o no.

-finalmente, no, y pasadas las 23h volvéis al metro porque habéis quedado para conocer la marcha nocturna con Cartxo y con los irlandeses que con él se han mudado de Dieburg a Berlín. Cartxo te ha dicho que esta noche, pagando no-sé-cuánto se puede entrar en no-sé-cuántos locales de la ciudad. Se decide probar primero con uno en el que tiene lugar un concierto de jazz.

-bajáis en la estación de Nollendorfplatz, tiráis por la primera calle que veis y Pablo se dirige a un par de chicas para preguntarles por el local llamado Trumpet. No sabéis si con mala voluntad, pero os han encaminado en el sentido contrario, pues al girar la esquina Pablo inquiere de nuevo a otra pareja que os indica daros media vuelta y volver hacia la parada de metro. Para aseguraros de que esta vez os dirigís a vuestro destino, Pablo pregunta finalmente a una prostituta, que os confirma que vais bien.

-en la puerta del Trumpet un cartel comunica que el artista de jazz está enfermo y no hay concierto. Cartxo y los irlandeses todavía están en casa, a punto de salir. Cambio de planes. Nuevo lugar de encuentro de ambos grupos: Ostkreuz.

-recuerdas que en algún momento de la noche anterior ya habíais bajado en esa estación, porque reconoces la salida, los punks, el puente y una bicicleta atada a su barandilla, aunque tu memoria no consigue ubicar temporalmente la escena ni imaginas qué pensabais hacer por esa zona de la ciudad, alejada de los lugares que visitasteis.

-en el puente sobre las vías os encontráis con Cartxo, Jason y Ross. Destino: el Lovelite en Simplonstraße, donde tocarán en directo música de los 60.

-sólo vuestras zapatillas saben las calles que se patearon esa noche hasta llegar al Lovelite. Dios... en el plano está TAN cerca de la estación que nadie comprende cómo llegasteis a dar tantas vueltas. De camino te comes, con el resto, un döner por 2 euros (¡baratísimo! Sólo por eso te sabe mejor) y una cerveza con regusto a café por 50c; no muy buena, la verdad, pero como has comprado la botella en una esquina y la paseas en la mano como un alemán alcohólico, te sientes un tanto integrado.

-hallazgo del Lovelite hacia las 2h. Vista la hora, pasais de la oferta de pagar no-sé-cuánto por no-sé-cuántos locales y pagáis sólo la entrada, de la que no recuerdas el precio.

-el Lovelite está a medio camino entre garaje y sótano mal ventilado, que la música en directo, primero, y la selección de la pinchada, después, convierten en un lugar acogedor y óptimo para bailar y pasar un buen rato.

-a la vuelta te sorprende que el metro de Berlín vaya siempre lleno. La ciudad no descansa.

-cabeceáis en vuestros asientos hasta que de alguna manera bajáis en vuestra parada, Eisenacher Straße. Tal vez sea en esta ocasión cuando salís a la calle por una boca diferente del U-Bahn y os creeis perdidos por unos minutos, pero tu estado de semiinconsciencia de entonces te impide corroborar las imágenes que de este momento acuden a tu mente. La situación se resolvió volviendo sobre vuestros pasos.

-volvéis al albergue y os acostáis a las 5:30h, con dos planes alternativos para el día siguiente.

Y con el domingo, Jordi, creo que es hora de que hables tú.

Todo lo que has dicho es cierto. Estaba retrasando la llegada a Berlín porque, debido a mi mala memoria, no recordaba qué habíamos hecho allí. Todo era un batiburrillo de imágenes, de momentos. La gente se queja de que no cuento nada, ¡pero es que mi mente es un puto caos! (Y a veces, aunque pueda parecerlo, no estoy pensando absolutamente en nada). Si me piden contar algo, no soy capaz de formular más que unas pocas frases deshiladas, que transmiten una impresión errónea de lo que he hecho (aunque acertadísima de mí mismo). Envidio a aquellos con don de palabra, que cuentan de forma entretenida, cautivadora, de principio a final, algo que han hecho o que les ha ocurrido. Yo soy incapaz: no me alcanza la inteligencia y estoy lastrado por una voz de frecuencia no audible por el oído humano que además es monótona y aburrida. En pocas palabras, no sé hablar.

Por otra parte, también está Sachsenhausen. Lugares como éste son la razón de que eligiera Alemania como destino. Más de una vez, compañeros alemanes me han preguntado por qué elegí este país para venir, y no sabía qué respuesta darles, pero sí que no podía decirles que me interesaba la 2ª Guerra Mundial. Este país vive con la lacra de ser recordado y conocido internacionalmente y para siempre por Hitler, el nazismo y la guerra. Los campos de concentración, de exterminio y el silencio.

Habíamos ido a Berlín básicamente para que Bea no fuera sola. También porque queríamos ver la ciudad en algún momento de nuestra estancia aquí, pero a ella le urgía visitarla antes de volver a España, y se le había antojado ver el busto de Nefertiti en el Altes Museum de Berlín. A mí me hacía ilusión visitar el Filmmuseum, en Potsdamer Platz, pero vimos anunciada en una revistilla sobre las actividades en Berlín que había en el albergue la visita al campo de concentración de Sachsenhausen, en las afueras, y nos pareció que podíamos ir.

La propuesta de los museos se convirtió así en el plan B para el domingo, en el caso de que no hubiéramos estado listos a tiempo para el recorrido guiado por el campo de Sachsenhausen. Faltó poco, pero no fue así y acudimos a la cita menos madrugadora del tour, a las 11h en la esquina del Starbucks de Pariser Platz (la de Brandenburger Tor).

Nevaba sobre nuestras cabezas mientras el guía (que estaba de un buenorro que echaba para atrás, según Bea) nos congregaba a su alrededor e iniciaba lo que iba a ser una magnífica labor de oratoria. Previo a partir hacia la estación de U-Bahn de Unter den Linden, nos explicó que antes de llegar al campo hablaría de cualquier cosa excepto del campo, y que una vez allí no hablaría de otra cosa más que del campo. Me impactó la frase.

Desde Unter den Linden viajamos directos hasta Oranienburg, última parada de la línea S-1. El trayecto se me hizo extraño, estábamos acercándonos a un campo de concentración nazi. De pronto, los nazis no formaban parte de una lección de historia, ni de una película, ni de una serie de televisión, ni de un tebeo del Capitán América. De pronto los nazis habían sido reales de verdad, e íbamos a visitar un lugar en el que (se) habían cometido atrocidades durante muchos años. Y eso, hasta ayer mismo.

En el andén de Oranienburg el guía nos explica lo serio que se toman aquí lo que pasó. En Alemania te encarcelan por imitar a Hitler o andar como un soldado nazi.

Tras unos minutos rondando por la estación, iniciamos camino a pie hasta el campo. Antes de llegar nos detuvimos en un pequeño monumento que conmemora la marcha de la muerte que tuvo lugar poco antes de la liberación del campo en abril de 1945 por soldados soviéticos (tres meses después de esta liberación, el servicio secreto soviético volvió a utilizar las instalaciones para los mismos fines). Una marcha de la muerte consiste en trasladar los prisioneros desde un campo a otro diferente, y se iniciaron en masa debido al avance de los ejércitos aliados en el interior de las fronteras alemanas. En el caso de Sachsenhausen, nos explicó el guía, no había campo de destino, pero la esperanza de su existencia impulsaba a los prisioneros a caminar. Por mucho que también se matara, un campo de concentración no era un campo de exterminio. No se entraba a él para morir, sino para ser explotado hasta la muerte trabajando, y la libertad era, a pesar de todo, una posibilidad. Murieron miles en esa marcha, extenuados y abandonados en la cuneta con una bala en la cabeza. Lo peor de todo es el aprovecharse de ese sentimiento de esperanza, que los soldados jugaran con la mente de los prisioneros. Porque eso indica que no eran descerebrados, sino seres humanos que conocían a la perfección con lo que estaban trabajando: con otros seres humanos. Conocían de las debilidades y esperanzas de los prisioneros porque ellos también eran humanos y conocían de las suyas. Esto es lo peor de todo.

El campo entero es ejemplo de ello. Su misma arquitectura está pensada para intimidar, para que los prisioneros se sintieran constantemente amenazados y vigilados. Sobre la puerta de entrada, apuntando continuamente al patio de revista (donde convocaban a los prisioneros hasta tres veces al día), existía una ametralladora que no fue disparada una sola vez. Pasillos de celdas distribuidos de forma que pudieran ser vigilados por el menor número de soldados. Todo regido por criterios de eficiencia aplicada a la muerte, como esas balas que se extraían del paredón de madera para ser reutilizadas.

Lo que me dejó más tocado (tanto por lo descrito como por la narración del tremendo comunicador que nos tocó de guía) fue todo el proceso que idearon los nazis para el exterminio de soldados enemigos en la Estación Z. Todo se desarrollaba a ojos de los condenados como si estuvieran pasando exámenes rutinarios que los conducirían a formar parte del contingente de prisioneros del campo, cuando en realidad a cada paso que daban se acercaban más a una muerte que les llegaba de improviso. Cada soldado nazi desempeñaba su papel en la cadena de eliminación de forma que la muerte de una sola persona suponía un trabajo en equipo de lo más retorcido. Todos y nadie eran autores de los crímenes. El soldado ha obedecido órdenes y libera con ello parte de su culpa. Quiero pensar que había culpa.

¿Por qué? Es la pregunta que nos viene a la cabeza. ¿Por qué no matar directamente? ¿Para qué tanta ceremonia? No cabe en nuestras cabezas porque no hemos vivido una guerra. En una guerra los valores se trastocan. Sachsenhausen era el campo modelo donde se entrenaban los soldados que acababan destinados a los demás campos. Aquellos que no aceptaban seguir el entrenamiento eran enviados al frente. Era matar o morir. Por supuesto que había soldados que no podían soportar tratar así a otras personas, y esos no valían. Trabajar en un campo de concentración suponía ventajas para un soldado: mejor sueldo, mejor comida y, sobre todo, no ir al frente. Algunos se lo pensaban.

Un soldado nazi, como cualquier soldado de cualquier ejército, no es sólo una máquina de matar. Es una persona con el cerebro lavado, como lo somos nosotros, que encuentra justificables unas acciones como nosotros encontramos justificables otras. ¿Cómo puede encontrarse justificable asesinar a seres humanos? De una manera muy retorcida, deshumanizándolos. Si tratas a un grupo de gente como ganado, hacinas a cuatro por cama, no les das la ropa, el alimento, el descanso ni la higiene necesarias; si la propaganda del régimen tacha a ese grupo de personas de animales, de infrahumanos; si finalmente ese grupo de personas, por como es tratado, desfallece como animales, esqueléticos e inánimes, sin rechistar, durante los trabajos forzados, un soldado puede llegar a pensar que, efectivamente, está tratando con animales y que lo mismo da uno más que uno menos. Ya vendrán más que los sustituirán para acabar el trabajo.

El guía nos lo dejó claro. Sachsenhausen no es el pasado. No es algo atroz que ya ha ocurrido pero que ahora, como somos más listos, más buenos, más altos y más guapos que antes no hacemos. No. Sachsenhausen es una llamada de atención. Sachsenhausen y tantos otros lugares de entonces y de ahora son lugares de horror construidos por el ser humano. El nazismo no es el pasado porque el nazismo no es una ideología de un momento histórico concreto. El nazismo forma parte del ser humano y lucha dentro de nosotros por salir. Y, esto es una advertencia, sigue habiendo seres humanos entre nosotros.