Tras mi enésimo e infructuoso intento hoy (ayer ya) de colgar el videoclip en Internet para enlazarlo aquí, ya había desistido de actualizar por tercer día consecutivo, pero hete aquí que Hans Werner me ha dejado un comentario esta tarde sobre el para algunos incomprensible post elogioso de Death Proof.
No sabía si responderle hoy, y dejar de lado los planes para esta noche (¡planazo! A elegir entre leer un artículo de Chesterton sobre Watts o el número 24 del tercer volumen de The Avengers, por Busiek y Pérez) para embarcarme en otro mega texto sobre la película de Tarantino y los temas que plantea Hans, o meditar un poco la respuesta, seguir con mis planes, y ya escribir algo mañana (o pasado).
Tras cuatro minutos de reflexión, he optado por una opción intermedia. Un comentarista ávido e implicado como Hans es merecedor de pronta respuesta. De hecho, por ser casi mi único comentarista (no, no soy yo mismo), por haberse diferenciado por méritos propios de esa decena larga de visitantes que pasan sin ni siquiera dejar un "lo que escribes es mierda", tengo que tratarlo bien. Por tanto, escribo un poco hoy y otro poco otro día.
Hans reconoce que definitivamente no entiende mis gustos y que se me ha ido la pinza. Esta creencia no le convierte en un ser especial (aunque otras cosas sí): no es el único que lo piensa. Como la base de todo se halla en mis gustos, delimitémoslos, aunque no le interese a nadie (mas que a mi, quien de esta forma reflexiono sobre mis propios gustos y aprendo lo que me gusta, lo que no, y por qué).
A ver, a mí me gusta de todo. Aunque la historia haya creado cajones y etiquetas para intentar catalogar el slapstick de Keaton, el sentimentalismo de Chaplin, el expresionismo alemán, el MRI consolidado por Griffith, Mary Elizabeth Winstead, el montaje intelectual de Eisenstein, el terror de la Universal, el ciclo de películas noir de la Warner, Mary Elizabeth Winstead, los musicales de la MGM, el neorrealismo italiano, la nouvelle vague, los planos-secuencia de Berlanga, los angry young men, Kubrick, el MRI manierista de Welles y Hitchcock, Mary Elizabeth Winstead, Wilder, los planos-contraplanos centrados de Ozu, los planos de transición de Ozu, los contrapicados de Ozu, la ropa tendida al viento de Ozu, las chimeneas humeantes de Ozu, los postes del tendido eléctrico de Ozu, Mary Elizabeth Winstead, los niños de Ozu, Kurosawa, las botellas de sake de Ozu, las estaciones de tren de Ozu, Rossellini, Whale, Minnelli, Ford, Hawks, Houston, Mary Elizabeth Winstead, Méliès, Coppola, Spielberg, Lean, Ray, Scorsese, Mary Elizabeth Winstead, John McTiernan, Buñuel, Curtiz, Lang, Siegel... al final todo es cine, es imagen, es movimiento, es narrativa, que es lo que en realidad me gusta.
Si con esto no te haces una idea... mis películas españolas preferidas: Plácido, de Berlanga y Los santos inocentes de Mario Camus. Si estiro un poco más: El sol del membrillo y El espíritu de la colmena, de Erice.
En el último puesto: El otro lado de la cama. La prueba palpable de que hay que saber mezclar bien los ingredientes chicas guapas y canciones conocidas. La vi en dvd para hacerme una idea de por qué tuvo tanto éxito y sigue siendo un misterio para mí. Los 100 minutos que perdí viéndola constituyen la experiencia más dolorosa que he vivido como espectador. De verdad que sufrí y deseé que el tormento terminara. Partía de dos premisas débiles: un guión muy conservador que se contradecía con parte del mensaje buenrrollista que pretendía desprender, y... ¿Ernesto Alterio con dos chotas? Anda vete a cagar a la vía, eso no cuela. El otro lado de la cama consigue lo imposible: matar una canción con tanto ritmo como el "Salta!" de Tequila. Esperaba un musical y vi un lodazal. Salvo pocas cosas: a Alberto San Juan, su personaje y "Las chicas son guerreras".
¿Hasta ahí bien?
No sabía si responderle hoy, y dejar de lado los planes para esta noche (¡planazo! A elegir entre leer un artículo de Chesterton sobre Watts o el número 24 del tercer volumen de The Avengers, por Busiek y Pérez) para embarcarme en otro mega texto sobre la película de Tarantino y los temas que plantea Hans, o meditar un poco la respuesta, seguir con mis planes, y ya escribir algo mañana (o pasado).
Tras cuatro minutos de reflexión, he optado por una opción intermedia. Un comentarista ávido e implicado como Hans es merecedor de pronta respuesta. De hecho, por ser casi mi único comentarista (no, no soy yo mismo), por haberse diferenciado por méritos propios de esa decena larga de visitantes que pasan sin ni siquiera dejar un "lo que escribes es mierda", tengo que tratarlo bien. Por tanto, escribo un poco hoy y otro poco otro día.
Hans reconoce que definitivamente no entiende mis gustos y que se me ha ido la pinza. Esta creencia no le convierte en un ser especial (aunque otras cosas sí): no es el único que lo piensa. Como la base de todo se halla en mis gustos, delimitémoslos, aunque no le interese a nadie (mas que a mi, quien de esta forma reflexiono sobre mis propios gustos y aprendo lo que me gusta, lo que no, y por qué).
A ver, a mí me gusta de todo. Aunque la historia haya creado cajones y etiquetas para intentar catalogar el slapstick de Keaton, el sentimentalismo de Chaplin, el expresionismo alemán, el MRI consolidado por Griffith, Mary Elizabeth Winstead, el montaje intelectual de Eisenstein, el terror de la Universal, el ciclo de películas noir de la Warner, Mary Elizabeth Winstead, los musicales de la MGM, el neorrealismo italiano, la nouvelle vague, los planos-secuencia de Berlanga, los angry young men, Kubrick, el MRI manierista de Welles y Hitchcock, Mary Elizabeth Winstead, Wilder, los planos-contraplanos centrados de Ozu, los planos de transición de Ozu, los contrapicados de Ozu, la ropa tendida al viento de Ozu, las chimeneas humeantes de Ozu, los postes del tendido eléctrico de Ozu, Mary Elizabeth Winstead, los niños de Ozu, Kurosawa, las botellas de sake de Ozu, las estaciones de tren de Ozu, Rossellini, Whale, Minnelli, Ford, Hawks, Houston, Mary Elizabeth Winstead, Méliès, Coppola, Spielberg, Lean, Ray, Scorsese, Mary Elizabeth Winstead, John McTiernan, Buñuel, Curtiz, Lang, Siegel... al final todo es cine, es imagen, es movimiento, es narrativa, que es lo que en realidad me gusta.
Si con esto no te haces una idea... mis películas españolas preferidas: Plácido, de Berlanga y Los santos inocentes de Mario Camus. Si estiro un poco más: El sol del membrillo y El espíritu de la colmena, de Erice.
En el último puesto: El otro lado de la cama. La prueba palpable de que hay que saber mezclar bien los ingredientes chicas guapas y canciones conocidas. La vi en dvd para hacerme una idea de por qué tuvo tanto éxito y sigue siendo un misterio para mí. Los 100 minutos que perdí viéndola constituyen la experiencia más dolorosa que he vivido como espectador. De verdad que sufrí y deseé que el tormento terminara. Partía de dos premisas débiles: un guión muy conservador que se contradecía con parte del mensaje buenrrollista que pretendía desprender, y... ¿Ernesto Alterio con dos chotas? Anda vete a cagar a la vía, eso no cuela. El otro lado de la cama consigue lo imposible: matar una canción con tanto ritmo como el "Salta!" de Tequila. Esperaba un musical y vi un lodazal. Salvo pocas cosas: a Alberto San Juan, su personaje y "Las chicas son guerreras".
¿Hasta ahí bien?
4 comentaris:
Hasta ahí bien, pero me chirrían algunas pelis. Por ejemplo Die Hard. No concibo la valoración que le das. Le di otra oportunidad después de tus elogios y no pude soportarla. Una incubadora de tópicos uno detrás de otro. Sí, quizá tenga buen ritmo o buen pulso narrativo, pero eso es muy fácil, hasta yo lo haría, está de moda, todo hollywood lo hace, el ritmo trepidante vende, la industria siempre aboga por un ritmo vertiginoso porque así cuanto menos duren los planos menos nos daremos cuenta de lo vacíos que están esos planos. Pero hay momentos tan sumamente previsibles y sin sustancia que no puedo con ellos. De todas formas, esto es una opinión.
Volviendo a Death Proof, los personajes femeninos, por muy buenas que estén, son detestables, son molestos, son desagradables, no hay identificación en mi caso, no me sabe ningún mal (incluso cierto alivio) cuando Kurt Russell las despedaza. Menos mal, repelentes pijas-niñatas-estúpidas-como-ellas-solas (ya salió mi misoginia). Son tontas del culo (insisto, los personajes de ficción), todas absolutamente, no se salva (como personaje) ni Mary Elizabeth Winstead (por muy superrequetearchibuena que esté, que lo está, y mucho). Y el final, dios-mío-todopoderoso-amen-oremos, infumable, esa ensalada de hostias por muy homenajeadoras que sean no tiene ni pies ni cabeza, que no son asesinas, coño, que el asesino es él, que son una panda de pijas por muy de duras que vayan (una ya sé que es especialista de verdad), y es un final para que el público femenino sobre todo piense: "coño, por fin una peli para nosotras", pero que no se equivoquen, que mientras enseñan sus carnes, el público al que va dirigido es otro, que parece una cosa pero es otra.
De todas formas y a pesar de la agresividad de mis comentarios, yo también abogo por la libertad de gustos por muy dispares que sean, así que simplemente es sorpresa, desencasillamiento, confusión, dificultad para etiquetar los gustos de alguien, pero quizás es así como debería ser para todos, ¿no?
Venga, espero esa segunda parte :p
Mmm... Die Hard. Eso me recuerda que este año todavía no la he vuelto a ver. Un día de estos me monto mi doble sesión Die Hard / Rio Bravo, otra que ya llevo vistas unas cuantas veces y nunca me cansa.
Totalmente de acuerdo. Death Proof NO es una película dirigida a mujeres ni una película feminista sólo por el hecho de que esté protagonizada por mujeres o éstas acaben venciendo. En este sentido, no es una "peli de tías" (chick flick) al estilo de Thelma & Louise, sino claramente un film en el que las chicas son autoconscientes cachos de carne. Aunque esto me atraiga, no es la razón por la que me gusta.
Avanzo: una de las cosas que más admiro de Die Hard es su respeto en la mayor parte del film por las normas aristotélicas de unidad de acción, espacio y tiempo.
Sobre Death Proof ya sigo otro día, que hoy sí me voy a leer. Sí te digo que una de las razones por las que me gusta Death Proof es otra película con la que disfruté como un enano: un slapstick de dos rollos de 1927, CHASING CHOO CHOOS. Te la recomiendo, sólo dura 20 minutos.
concuerdo con ti en todo... la pelicula me entretenió mucho la verdad, aunque no tenga una trama concreta ni nada.. son genialisimas la persecucion, el momento tarantino-sangriento, Mary, las conversaciones de las wnas, Mary y Lee :) (a esa wna la vi primero en otras peliculas y desde el primer momento me encantó)
los personajes femeninos a mi no me cayeron mal, ya que son ficticios y aunque sean como que.. "molestosas" entretienen, ya que incluso el personaje de la "bonita tonta" de Lee, está muy bien caracterizado por la actriz y su rol en la pelicula (el del personaje) es ser graciosa.. simplemente eso.. y me pareció muy bien a mi :)
un verdadero genio la verdad, Quentin Tarantino...
Muchas gracias por pasarte, Cloaquero.
Ya no esperaba comentarios en posts antiguos, pero me alegra que sigan teniendo vida.
Sobre Death Proof, lo cierto es que cuanto más me acuerdo de ella más me gusta.
Publica un comentari a l'entrada