dissabte, de juliol 21, 2007

EL HOMBRE SIN CONTEXTO

Cada mañana de sábado es lo mismo: mi abuelo (aka "el Iaio") viene a vernos. Viene por hacer algo los sábados por la mañana (molestarnos) y porque nunca le visitamos nosotros. Desde hace más de cuatro años vive en una residencia a cuatro manzanas de casa, por donde nos acercamos sólo los domingos, cuando quiere que le llevemos en coche al hogar del pensionista para pasar unas horas en compañía de otros viejos y tomarse un café. Sí, seremos despreciables, pero con más paciencia que un santo.

El hombre ha cumplido este año 90. Tiene la cabeza en su sitio y mucha memoria, todo hay que decirlo, pero está sordo y ciego. Bueno, ve y oye lo suficiente como para poder todavía caminar por la calle (aunque yo creo que lo hace de memoria ya), pero hablar con él es imposible. Esto no tendría la mayor importancia si reconociera que es imposible conversar con él, pero es un ser humano y necesita entretenerse. Es en este punto cuando entra el móvil en su vida. Mi abuelo, ahí donde lo ves, suma de cabeza sin usar los dedos (de lo que yo soy incapaz porque, a ver, sí, usar y entrenar el cerebro está muy bien, pero los dedos los tenemos para algo, que no por nada son la base del sistema decimal; y sí, en esta frase se halla implícito el odio que siento hacia la profesora de 3º de EGB que me llamó la atención, en la pizarra y delante de toda la clase, por contar con los dedos; esté donde esté, la sigo odiando -es lo que tiene haber ido a un colegio de monjas, que sólo soy capaz de albergar buenos sentimientos) y sabe usar el móvil (de lo que es incapaz mi madre).

El móvil era el principal entretenimiento de mi abuelo. Llama a sus hermanos en el pueblo, a primos y primas que tiene por ahí desperdigados y pasa el rato. Pero claro, cada vez está más sordo e intercambiar información con él, por mínima que sea, cansa.

-Com està el papà?
-BÉ!
-Què dius?
-QUE ESTÀ BÉ!!
-Has dit que està bé?
-SÍ!!
-Has dit que sí?
-SÍI!!!

Un diálogo sencillo de pregunta-respuesta-pregunta-respuesta puede extenderse más de tres minutos. Mi abuelo sabe que está quedándose sordo. Que cada vez está más sordo. Que está muy sordo. Aún así, sigue echándole parte de la culpa al móvil, que no suena lo suficientemente alto. Y todas las mañanas de sábado la misma historia.

-Ves crida'm al mòbil a vore si sona, que tinc mania que va mal.

El móvil, claro, suena (fuerte), y es capaz de oírlo cuando se lo pega a la oreja y encaja la ranura del auricular con la entrada del canal auditivo (con cuidado de que ningún lóbulo se interponga, porque entonces la hemos fastidiado). Él está sordo, pero la culpa es del móvil. Se aferra al móvil de forma desesperada. Dice que podrían inventar móviles para los duros de oído, o un accesorio en forma de capucha que se adapte al auricular y canalice los sonidos a través de un embudo hacia el oído, sin pérdida de información. No le falta razón, pero ahora, tal y como están las cosas, debe empezar a hacerse a la idea de que ya no podrá usar el móvil. Él lo sabe y le fastidia, pero coño, también tiene que ver que con 90 años no existen los milagros.

Nosotros también nos hacemos los sordos cuando se sale de los temas estrella (móvil, cuánto paga en la residencia y cuánto cobra de pensión) y suelta que ZP va a llevar a este país a la ruina, que lo hace para vengarse de que los nacionales mataron a su abuelo en la guerra y que espera que los españoles se den cuenta pronto.

Todo lo expuesto hasta ahora me lleva a preguntarme de dónde obtiene mi abuelo la información. Con total seguridad, de otros viejos, porque una persona a la que le tienes que chillar tres veces un "sí" para que sepa que le has dicho "sí", y que se acerca el móvil a cinco centímetros de sus ojos para poder teclear un número, está completamente fuera del público potencial de los medios de comunicación. Lo que me conduce a la siguiente pregunta: ¿por qué mi abuelo puede votar? ¿por qué el voto de mi abuelo tiene el mismo valor que el mío?

Los ciudadanos que podemos o no ejercer nuestro derecho al voto vivimos en un contexto que no podemos abarcar por completo, por lo que la decisión que exterioricemos jamás será todo lo meditada e informada que un sistema realmente democrático pudiera requerir. Si la mayoría de los ciudadanos ya dependemos de los medios de comunicación (mediadores / filtradores) para adoptar una u otra postura contando sólo con información parcial, ¿por qué cuenta la opinión de mi abuelo, constituida a base de retazos de esos fragmentos?

PD: a partir de mañana, espero, iniciaré una serie de posts sobre por qué odio a los italianos.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Espero con impaciencia :P

dAvidet ha dit...

ais...cada dia et tenim més nazi!
no sé si m'agrada o asusta o tot a l'hora... :P