divendres, de març 30, 2007

ACABEMOS CON LA CRISIS

Si tuviera que hablar de la historia que cuenta Crisis Infinita, no tendría mucho que decir. Se trata de una serie limitada (i.e. colección de comic-books con un número concreto de ejemplares, por lo general no superior a doce, cuya duración está determinada desde el principio) que la editorial DC publicó en EEUU el año pasado y en la que aparecen todos sus personajes. Su intención narrativa es unificar todas las colecciones, o la historia de cada personaje, para simultanear los diferentes títulos (todos los personajes viven a la vez los sucesos de Crisis Infinita, que ocurren en el ahora de cada uno de ellos -aunque por lo leído ese ahora pueda corresponder a diferentes tiempos, según la línea temporal, o mundo paralelo, o lo que sea que habiten) y conseguir una especie de lavado de cara y puesta a cero del Universo DC, resolviendo las incongruencias y contradicciones que siempre se generan como consecuencia del trabajo de guionistas, dibujantes y editores mes a mes durante décadas (otra cosa es que lo consigan).

Desde otro punto de vista, tal y como apunta David Hernando, actual editor de DC de la editorial Planeta (en jerga, editor DC), en el prólogo del primer número de la edición española, Crisis Infinita es un acontecimiento orquestado por Dan Didio, vicepresidente y director editorial de DC en EEUU, para atraer la atención del mercado y aumentar las cifras de ventas. La aparición de estos puntos de inflexión suele coincidir con aniversarios editoriales o de personajes; Hernando señala el vigésimo aniversario de la publicación de Crisis en tierras infinitas, lo que es correcto, y el septuagésimo de la editorial, dato que sin ser exacto puede aceptarse debido a que parece que desde DC pretendan, entre las colecciones pre- y post- crisis, extender la celebración unos años.

He dicho que no sabría contaros muy bien de qué va. Es comprensible, pues he leído muchísimos más tebeos de Marvel que de DC. ¿Qué coño hago escribiendo esto, entonces? Pues resulta que eso es precisamente lo que me interesa. He leído tan pocos tebeos de DC que todavía puedo hacer una lista de mis lecturas sin perder una o varias tardes revisando armarios:

1) Por encima de todo: el Superman de los 80 (post-Crisis en tierras infinitas), mi primer tebeo de superhéroes, leído a intermitencias según a mi padre le viniera en gana comprar el número en el quiosco o adquirir un retapado en el súper. Dispongo, por tanto, de aquellos números de Zinco y, como ya estaréis hartos de leer aquí, de su actual reedición por parte de Planeta. Por cierto que interrumpí su lectura hace semanas porque el distribuidor no ha tenido a bien hacer llegar a mi quiosco el número 14 pero sí todos los siguientes hasta el 21. Hago constar aquí también, de paso, que el encargado de elaborar el checklist mensual de los títulos DC que saca Planeta parece no haberse enterado todavía de que la colección, debido a problemas con los materiales de reproducción (que ésa es otra, y gorda), hace tiempo que dejó su periodicidad semanal y pasó a quincenal. Y parece no haberse enterado porque anuncia para este mes de marzo los números 27 a 30.

2) Batman: Año uno, de Frank Miller y David Mazzuchelli. Sólo he leído esto de Batman y, sinceramente, no creo que pueda haber nada mejor.

3) El extraño, una miniserie de Jim Starlin de la que sólo recuerdo que salía mucha gente.

4) Crisis de identidad, de Brad Meltzer y Rags Morales. Sin ser un Born Again, se dice que es de lo mejor que ha dado el género esta década (lo que no dice mucho a favor de esta década en cuestión de superhéroes), y lo cierto es que la disfruté bastante hasta el punto de leérmela casi del tirón, entre aviones y aeropuertos el pasado verano. Lo mejor, que los conflictos de los personajes comenzaban y terminaban en esa serie, y que por poco que supieras de ellos (tipo: "Green Arrow es... un arquero que viste de verde"), informaba de los suficientes antecedentes para que la historia se entendiera.

5) Green Lantern, de Geoff Johns y Carlos Pacheco. Porque me gusta cómo dibuja Pacheco, ea. Otro día me explayo más, que ésta todavía está saliendo.

Mientras leía el presente número de Crisis Infinita, me venía a la cabeza cómo se enfrentaría a él un lector que jamás antes haya leído nada de superhéroes y desconociera, por tanto, no ya la historia o al menos los poderes o habilidades de cada personaje, sino las mismas convenciones del género. Un lector así que abriera el primer número se encontraría perdido (el pobre) a las pocas páginas. Si le fascinan lo suficiente los trajes de colores, las explosiones y las páginas dobles impresas a sangre (sin bordes blancos, no vayáis a creer que usan otro líquido en vez de tinta), tal vez acabe el tebeo y, aturdido por la información recibida, sienta la necesidad de leer (y comprar), no sólo los números siguientes, sino también los anteriores para enterarse de algo. En este caso, Dan Didio se habrá marcado un tanto.

Es algo que yo mismo he experimentado con otras colecciones (con Crisis Infinita casi no me he enterado de nada): interesado por un personaje o por un hecho que ocurre en otra colección, uno se acerca a ese otro título que desconocía pero del cual puede convertirse en seguidor en el futuro. La curiosidad por las historias a medio contar y el impulso de acumular son la base de esta industria.

¿Está Crisis Infinita mal realizada? Si el propósito era vender tebeos y se han vendido, no. Pero me parece que es una serie demasiado pensada para vender tebeos. Crisis Infinita no es sólo la serie de siete números Crisis Infinita: es también el especial Cuenta atrás a Crisis Infinita, aparecido medio año antes; es también cada una de las cuatro series limitadas que aparecieron entre el especial y el primer número; es también la jugada de saltarse un año de la vida de los personajes (tras la crisis, todas las series siguen un año después), año que está siendo todavía contado en la colección semanal titulada 52 (como semanas tiene el año), por lo que quien esté interesado en saber de su personaje favorito, tendrá que comprarse además esta colección. Total: un plan maestro para tener enganchados a los lectores de DC durante dos años (o más, pues el argumento de todo se inició en unos episodios de 2003).

Con todo esto, ¿no os parece Crisis Infinita un evento mediático del suficiente calibre como para que aparezca en los telediarios de occidente? ¿Por qué se da la espalda al tebeo de superhéroes, heredero de las tiras diarias de ciencia-ficción, de los relatos pulp seriados, e influencia directa de los blockbusters actuales de efectos especiales que ocupan las salas? Merecen un respeto, un reconocimiento, aunque ellos mismos no vayan a ver ni un céntimo por esas historias que ya han contado y que vemos ahora transformadas.

Por mi parte, compré el primer número de Crisis Infinita después de haberme resistido por dos veces a su influjo en el quiosco, con una de esas justificaciones que nos montamos todos cuando compramos algo: para ver un poco cómo está ahora la cosa... y por el tacto de la portada. Con esfuerzo, podría describiros la historia, pero la sensación... eso no.

ACTUALIZACIÓN, 30-III, 23h
Es abrir la boca y la realidad se vuelve en mi contra. En el informativo de esta noche de Cuatro, Gabilondo ha anunciado la publicación en España (por parte de Panini) de la adaptación al cómic de El informe 11/S (lo que me recuerda que tengo temas que esperan reaparecer por aquí algún día). Por supuesto que es buena noticia que se hable con naturalidad de un tebeo en la televisión, pero sigue habiendo un matiz que coloca al medio a una altura diferente respecto de otros. Así como las películas que se estrenan hoy (anunciadas minutos después) son "noticia" respecto de ellas mismas, el tebeo lo es en tanto en cuanto retrata otra más relevante. Eso sí, me ha sorprendido que también hablaran de la Civil War de Marvel, que aparecerá aquí el mes que viene. Por una vez, y al contrario de lo ocurrido recientemente con el Capitán América, los interesados podrán acudir al quiosco y encontrar el tebeo en cuestión (bueno, no ahora, sino dentro de unas semanas, pero ya no es de aquí a un año).

dimarts, de març 27, 2007

EL MUNDILLO CONDENADO AL OLVIDO

Soy uno de los que este fin de semana no ha visto 300 (no me tira, como muchos de los estrenos que llegan a Gandia). A cambio, anteayer vi otra película basada en una obra de papel y también con un número en el título: Fahrenheit 451 (me lo pasé bien). También, para compensar, he leído el primer número de uno de los eventos mediáticos de la temporada, el Crisis Infinita #1, publicado este mes. ¡Ah! ¿Que no tenéis ni idea de qué trata? ¿Que ni sabíais que existía? En tal caso tal vez no sea un evento mediático, debido al mal endémico del mundillo del cómic en este país: sólo los lectores habituales y potenciales compradores de una serie nueva son los que se enteran de su salida. Para el resto del mundo mundial, como si no existiera.

Pese a ser una rama más del entretenimiento, una más de las artes, el cómic no da el suficiente dinero como para que los medios le hagan caso (y si los medios no lo promocionan, seguirá sin dar dinero). Vale, de acuerdo, mucho se ha hecho en los últimos años. Ya no sólo se habla cuando el Salón de BCN: los periódicos han publicado colecciones y de vez en cuando aparecen noticias. Aparte de eso... Recapacitad: ¿acaso no nos enteramos de los últimos estrenos cinematográficos, queramos o no queramos, aunque sea de refilón? ¿No se anuncian, se mencionan en artículos, se reseñan, novedades editoriales (libros, claro) y las películas de la semana? ¿No disponen también de su hueco en el diario las críticas teatrales, musicales y espectáculos de danza? Del fútbol mejor ni hablar. Todos somos capaces de citar grupos de música, obras de teatro, intérpretes musicales (¡Anne-Sophie Mutter!), cantantes (¡Ainhoa Arteta!), bailarines (¡Joaquín Cortés!), aunque jamás hayamos comprado uno de sus discos ni escuchado ninguna de sus canciones, ni hayamos tenido el más mínimo interés por asistir a sus espectáculos cuando vienen a nuestra ciudad o a la capital de provincia más cercana.

¿Qué sabe la gente de cómics? Superman, Tintin, Astérix. No me vale. Superman ha tenido casi 70 años para ser conocido por todo el mundo, y Tintin y Astérix nacieron en 1929 y en 1959, respectivamente. Ha llovido. En comparación es como si supiérais que existen Casablanca y Ciudadano Kane, o Dickens, Mozart o Miguel Ángel. Me valdría si la gente pudiera citar el título o la trama de una de sus aventuras (claro que de Tintin y Astérix existen series de animación, y me podríais engañar por ahí). Pero, sobre todo, me importa el ahora.

Y ahora es cuando debería decir algo de Crisis Infinita, pero para no mezclar temas, lo dejo para otro momento. Por si tardo unos días en reaparecer (esto es seguro), ya os digo que no hace falta que lo compréis (tranquilo, Jordi, no pensábamos hacerlo). Ya lo he hecho yo y los que conformamos el mundillo. ¿Quién sino?

dissabte, de març 24, 2007

SENTANDO LAS BASES

Podría escribir un texto blanco como el anterior o empezar a hacer honor a la columnilla verde de la izquierda y soltarme con uno sobre el imperialismo estadounidense, el creciente y cotidiano fascismo al que nos estamos acostumbrando de una manera acojonante o, incluso, hablar de este país en el que resulta que vivo (mal que me pese algunas veces) e ir preparando el camino para las elecciones que se acercan. Pero eso será otro día, oye, que hoy no me siento tan cabreado como para ello.

Hablemos de cómics. Ya casi casi me he puesto al día con las lecturas atrasadas. Todavía anda por ahí la colección de tomos de El País de hace un par de años, y voy hincando el diente a sus volúmenes a un ritmo lento y con intermitencias, pero constante, dentro de lo que se puede. La semana pasada leí La marca amarilla, un tebeo (o BD, tando da) que realizó Edgar P. Jacobs (a quien no tenía el gusto de conocer) hace más de cincuenta años y que no está nada mal. (Nota mental: acercarse de nuevo para ver qué se cuece en el cómic franco-belga).

Pero bueno, yo no quería hablar de esto. Inspirado en parte por la discusión que se ha animado esta semana en el blog de Pedro ("esta semana" por concretar un poco, porque lo cierto es que es un tema que se arrastra desde hace mucho tiempo) sobre si las editoriales españolas deberían respetar el formato americano de 24 páginas (que, en realidad, bueno, son 32 con publicidad) o publicar números dobles, o tomos, o tomitos, en tamaño comic-book, ultimate, Biblioteca Marvel, Clásicos DC o cualquiera que se puedan inventar el mes que viene, quería decir que todo esto me la trae un poco al fresco. ¿Y qué necesidad tenía de decirlo? Una completamente egoísta: ir entrenando estos deditos y esta cabecita en la crítica recapacitada (¡ala!, tú no eres capaz de eso, ¿qué vas diciendo?) de cara al proyecto fin de carrera, que espero centrar en el mundo tebeil. De superhéroes, añado.

He empezado a escribir e imagino que andaréis todos perdidísimos, como ciudadanos de a pie que no acostumbran a abrir tebeos ni a estar al tanto de lo que se cuece en el mundillo. Seré comprensivo. Un tebeo americano de superhéroes es un cuadernillo doblado y grapado (lo que se conoce como comic-book; me leo y me parece estar diciendo sandeces, pero el PFC o TFC deberá incluir explicaciones de obviedades como la anterior) con unas 20-24 páginas de historieta, de aparición (si hay suerte) mensual. El formato de marras cuenta con unos 70 años de existencia al otro lado del charco, y aquí llegó un poco más tarde, hará veinte años, digamos.

Si bien hay muchos más formatos (o "fórmulas editoriales") en el mercado español, el comic-book sigue considerándose como "EL-formato-en-el-que-deben-publicarse-los-tebeos-de-superhéroes". Es lo que se conoce como formato original. Ya de entrada digo que a mí me gusta: larguiruchos y delgaduchos, con sus grapas y sus continuarás. El resumen del conflicto: el mercado está cambiando y las grapas cada vez son más caras y los tomos más atractivos. Otro día amplío todo esto.

Aunque esté un poco enterado de estos asuntos, ya he dicho que no es algo que me quite el sueño. Un año fuera del país me sirvió para poner a cero mi contador de coleccionista mensual, bajarme del carro de unos cuantos títulos y subirme al carro de otros pocos. Y, lo más curioso, casi cada uno de su padre y de su madre, hecho que ha cambiado la perspectiva que tenía y, por supuesto, mi posición como comprador / lector.

¿Qué títulos sigo, entonces? Daredevil, siempre; Green Lantern, desde hace nada y atraído por los dibujos de Pacheco; el coleccionable del Superman de los años 80 (sí, soy de los que todavía aguantan pese a la mala calidad de reproducción); The Sandman (en la nueva edición de Planeta) y La cosa del pantano, de alguien con el que siempre disfruto: Alan Moore. Cinco colecciones: dos actuales, tres de los ochenta, una de Marvel, dos de DC y dos de Vertigo (que también es DC). Si no sabéis qué es qué, dadme tiempo. (Nota para otro post: por qué sigo las que sigo y por qué ya no sigo las que no sigo).

El hecho de que dejara de comprar algunas colecciones ha facilitado que vuelva mi vista al pasado, concretamente a mis estanterías y armarios, y empezara a releer algunos números de aquí y allá, y el seguir con esta relectura me reafirma en el propósito de realizar el PFC sobre los cómics de superhéroes. Para ello, barajo desde hace meses algunas propuestas:

1) no complicarme demasiado la vida (es un decir) y analizar las adaptaciones cinematográficas de las obras de Alan Moore (V de Vendetta, From Hell, La liga de los hombres extraordinarios, Watchmen-en preproducción);

2) complicármela un poco y, sin meterme en el cine para nada, coger los tebeos de superhéroes por ellos mismos y analizar, desde los ojos de alguien que pretende narrar algún día, arcos argumentales de obras cumbre del género. En este cajón meto: Los 4 fantásticos de Stan Lee y Jack Kirby (los primeros 100 números, años 60); Los 4F de John Byrne en los 80; El asombroso Spiderman de Stan Lee, Roy Thomas, Gerry Conway, Steve Ditko, John Romita y Gil Kane (y algún que otro autor más, en números puntuales), también los años 60, hasta la muerte de Gwen Stacy (#121, junio de 1973); o Conan el bárbaro, de Roy Thomas, Barry Smith y John Buscema, hasta el final de la saga de Conan y Bêlit en su número 100, que es también hasta donde tengo.

3) o complicármela del todo y, tomando estas colecciones como ejemplo, y otras publicaciones sobre la narrativa gráfica a cargo de Will Eisner y Scott McCloud, y partiendo tanto de las nomenclaturas que usan ellos como de los términos tradicionalmente utilizados en el análisis de la narrativa cinematográfica (o lenguaje audiovisual), adentrarme en el terreno de la composición de página, distribución de bocadillos, viñetas, calles, clausuras y demás para ver si llego a algún puerto. Y de paso averiguar por qué carajo me gustan tanto los cómics.

Vaya, ha quedado un texto larguillo y pensaba que ya no llegaba a ningún sitio, pero he conseguido establecer los temas del proyecto. (Vale, de acuerdo, se han quedado colgados unos párrafos que sólo cobrarán pleno sentido en ulteriores actualizaciones. Lo dicho: dadme tiempo).

dilluns, de març 19, 2007

«SI, IO STAIO»

Parece ser que después de todo voy a tener que volver (mierda, ¿dónde me he metido?); gracias a todos. El único problema que le veo a todo esto es que ahora tendré que hablar de cosas, pero bueno, ya se verá la regularidad con que lo hago.

Una cosa curiosa que me pasó ayer fue que vi (por tercera vez, si no me fallan las cuentas) El Padrino. Parte II. Lo digo más que nada para que seáis conscientes de la talla de sucesos asombrosos que tachonan mi vida. Un torbellino de novedades, vamos.

Pues bien, me llamó la atención que esta vez se me hizo extrañamente corta (y eso que es más larga que la primera, que revisité hace unos meses). Desconozco cuántos de vosotros habéis visto la película, pero tiene fama de confusa y es fácil perderse en la trama (a mí me pasó la primera vez que la vi). La segunda parte son dos películas, en realidad: la mayoría del metraje continúa la historia poco después de donde quedó al final de la primera parte, y esta historia se intercala con la de cómo Vito Andolini se convirtió en Vito Corleone y formó su familia (tanto la de sangre como la de poder, que con el tiempo resultan inescindibles). La secuela, digamos, recupera personajes y actores de la primera parte, lo que la hace más atractiva al espectador y da a entender que es la continuación de verdad; la precuela, por otra parte, nos presenta algunos de los personajes que ya conocemos, cuando todavía no son ellos, e interpretados por nuevas caras (ambientados en otra época, con otro diseño de producción, diferente fotografía...). Coppola lo sabía y era consciente de que su mayor reto era montar las dos historias de forma que se completaran. «¿Y ahora cómo coño junto yo todo esto?», seguro que pensó.

La respuesta no es fácil, pero el chico lo consiguió (35 añicos tenía cuando la estrenó). ¿Cómo? Así, de memoria y sin habérmela visto parando y tomando (muchas) notas, utilizó (él y el ejército de montadores) la sintaxis del montaje para que en vez de separar y diferenciar las dos historias, estuvieran engarzadas en la edición. Me explico: no pasa de una escena de Michael Corleone (el hijo y heredero del imperio) a otra escena de la historia de Vito con un fundido a negro en medio. Lo que hace es 1) encadenar (por fundido) un plano medio de Michael con otro de Vito o, 2) recurrir a la brusca, pero siempre elegante y eficaz transición por corte (así, a pelo, sin efectos ni hostias). ¿Qué consecuencias tiene esto? El fundido a negro y desde negro separa mucho, muchísimo, dos escenas, tanto que equivale a un punto y aparte o a un cambio de capítulo (o secuencia); esto es: algo se acaba y otra cosa nueva empieza. Los cambios de una escena de Michael a otra de Vito mediante corte provocan tal confusión que durante unos segundos (tal vez incluso hasta que no vuelve a cambiar de plano) tardas en darte cuenta de que se ha vuelto a interrumpir una historia para retomar la otra. Porque, al fin y al cabo, las dos historias son la misma, o la opuesta: la de una familia que se une y la de una familia que se separa.

Pero bueno, a lo que iba. Se me hizo corta porque toda la trama de Michael es consecuencia directa de los hechos de la primera parte. Me sorprendió ver cómo fluía todo y cómo ocurrían las cosas que no podían suceder de otra manera. Hyman Roth le recuerda a Michael el asesinato de Moe Green al final de la primera, y ese crimen arrastra unos lodos que reclaman sangre de Corleone. Michael, que tan asentadito parecía en su trono, ve cómo le salen enemigos por todas partes dentro de sus propias filas y se pasa la primera mitad de la película hablando con unos y con otros y jugando tantas cartas que uno pierde la cuenta. Y si al final de la primera es respaldado por su gente, en ésta acaba solo en la cima, incapaz de confiar en nadie. Ni siquiera de Tom Hagen.

Una curiosidad, que enlaza con lo anterior. Debido a la compañía, vi la película doblada, y esta mañana, al encontrar una escena que quería volver a ver, y verla en versión original, me he dado cuenta (escandalizado) de que el doblaje ni siquiera respeta las frases en siciliano. Casi a las tres horas de película (minuto 51 del segundo DVD), en la escena en la que Michael pide a Tom Hagen que si no cree en él como padrino puede coger la puerta y largarse con su familia, Tom le pregunta por qué le ofende de esa manera para inmediatamente después afirmar que sí, se queda. Allí donde la versión inglesa dice «Si, io staio», en la española se oye «Si, rimango». Alucinante.

dissabte, de març 17, 2007

¿DE VUELTA?

¿He vuelto? Todavía no estoy seguro de que vuelva a postear con más o menos regularidad, pero parece que hay algo en el ambiente que propicia el regreso, tal vez sea la primavera o, en mi caso, las fallas, que inspiran en mí más que ninguna otra época de año el recogimiento en el hogar. Las fallas deben ser, junto con las navidades, las dos peores épocas del año.
Lo más difícil de esto de volver es congregar de nuevo a esos dos o tres visitantes esporádicos que muy de vez en cuando se dejaban caer por aquí y dejaron de hacerlo abrumados porque su intelecto no podía absorber tal torrente de actualizaciones.
También será difícil congregarlos si no aviso a nadie de que esto vuelve a estar en marcha, pero mi espíritu científico me anima a no modificar la realidad y dejar que todo se desarrolle de forma natural, esperando que alguien, en algún minuto muerto de su deriva, recale de nuevo aquí y se dé cuenta de que hay unos pocos (total hace unos días) textos anteriores a éste.
Aceptaremos que hemos vuelto dentro de unos días, cuando veamos si esto funciona de verdad. Será entonces momento de explicar a qué he dedicado el tiempo (y sigo dedicándolo) estos últimos meses. Y tal vez, sólo tal vez, sea también momento de reinstalar el msn, perdido en un formateo de hace ¿semanas? ¿meses? (Ése es el motivo, por si hay alguien que me haya echado en falta).
Por ahora, una pregunta crucial sigue en el aire: ¿de verdad hay alguien ahí?

PD: blogger se ha cansado de que le dé largas y me ha impuesto en una formidable operación dialéctica "sí o sí" la nueva versión, que ciertamente no se distingue demasiado de la anterior excepto en una cosa: ¿para qué coño sirven las putas etiquetas ésas? Yo que pensaba que eran un añadido de la gente moderna que sabe programar y hostias de ésas y va y resulta que aquí mismito, debajo del recuadro donde escribo esto (¡en mi propia casa!), disponen de un apartado para que escriba algo más. Y no sé qué.

PPD: también me ha dejado como secuelas unas chapucillas con los acentos de la columna de la izquierda que veré de resolver tan pronto como tenga ganas y me encuentre otra vez sentado ante el portátil.

dijous, de març 15, 2007

UN EJEMPLO DE JUSTICIA

-¡Orden en la sala! ¡Orden, digo! Muy bien. Se abre la sesión en el caso del imputado, Jotapunto Cepunto Depunto, contra la Corte Imperial Suprema Fallera, parte promotora de la acusación. Señor Jotapunto Cepunto Depunto, se le ruega suba al estrado.

(Rumor en la sala mientras el señor Jotapunto Cepunto Depunto sube al estrado).

-Señor Jotapunto Cepunto Depunto, ante la acusación de haber deseado la muerte de todos los falleros y el fin de la fiesta valenciana por excelencia, ¿cómo se declara?

-Inocente, señor Juez.

(Rumor en la sala).

-Le recuerdo que está bajo juramento. Le repito la pregunta...

-La he comprendido perfectamente.

-¡Qué insolente!

(Rumor en la sala).

-¡Silencio! ¡Silencio! Tomen nota, el acusado se declara inocente de los cargos. Es el turno de la acusación y de la defensa. ¿Puede la acusación exponer sus términos?

-Por supuesto, Su Elegantísima Señoría.

(Aplausos en la sala).

-Muchas gracias... ¡Orden! ¡Orden!

-Gracias, Excelencia. ¡Ejem! Señor Jotapunto Cepunto Depunto, ¿no es cierto que usted, repetidas veces en el pasado, y aun siendo valenciano como es de nacimiento y ascendencia por parte de padre hasta cinco generaciones como mínimo, ha deseado la finalización de la fiesta valenciana, no por un año ni por dos, lo que ya supondría suficiente tragedia para todos los valencianos y españoles de bien que amamos esta celebración tradicional, sino para toda la eternidad, con toda la ignominia y vileza de pensamiento que eso supone?

-¡Protesto, señor Juez! La acusación está estableciendo juicios de valor contra el honor de mi defendido.

(Rumor en la sala).

-Mmm... no se acepta. La defensa está describiendo los hechos.

(Aplausos en la sala).

-Gracias, oh, Excelso Representante de la Judicatura.

-¿Ha acabado usted?

-No, Amabilísima Señoría, me resta decir del acusado que es un desconsiderado y un mal valenciano.

(Aplausos en la sala).

-Muy bien. Es ahora el turno de la defensa.

-Gracias, Señoría. Siguiendo la línea del discurso de mi compañero en la acusación, yo también me ceñiré a los hechos, si bien disten de aquello que entiende por su verdad, la cual ni se asemeja ni está basada en hechos empíricos.

(Rumor en la sala).

-El presunto delito por el que se encuentra mi defendido, un ciudadano de bien, aquí hoy ante este tribunal, luchando por su honor que se ha visto gravemente herido por las injurias de la Corte Imperial Suprema Fallera...

(Rumor en la sala).

-...el presunto delito, sigo, que consistiría en haber deseado la muerte de todos los falleros y el fin de las Fallas no constituiría, en puridad, delito alguno, si nos atenemos a la doctrina...

(Rumor en la sala).

-Según afirma el profesor Jotapunto Cepunto Emepunto en el capítulo undécimo de su obra Curso de Derecho Penal español, Parte General, Tomo II, Teoría jurídica del delito, y cito textualmente, “no puede constituir delito el mero pensamiento”.

(Rumor en la sala).

-Nos hallamos aquí, Señoría, ante un pensamiento que mi defendido jamás ha llevado a la acción y que por tanto jamás ha trascendido el ámbito de su propio cerebro, esto es, que no ha tenido consecuencia alguna y que, en resumen, no ha afectado a la vida ni a la integridad física de ningún fallero de los aquí presentes.

(Gritos en la sala).

-¡Orden! ¡Orden! Le recuerdo que dispone de un tiempo limitado, así como que el Gobierno Central Fallero está tramitando una Imposición para hacer del mero pensamiento un hecho delictivo. ¿Ha acabado ya?

-Todavía no, Señoría. Eso que dice es cierto, Señoría, si bien todavía no es una decisión firme. Continúo. Hoy aquí importan los hechos y hechos son las acciones a las que me voy a referir. Las preguntas que voy a formular a continuación no van dirigidas a usted, Señoría, ni a la acusación, sino a toda la sala y a la sociedad valenciana en general.

(Rumor en la sala).

-¿Es o no es un hecho que no es mi defendido quien cada día a las siete de la mañana quiebra la tranquilidad de las calles tirando cohetes y despertando a la gente trabajadora de bien que todavía descansa? ¿Es o no es un hecho que no es mi defendido quien cubre las calles de banderas valencianas, recordando por su abrumadora presencia otros tiempos de menos libertades en éste y otros países europeos? ¿Es o no es un hecho que no es mi defendido quien se adueña de las calles interpretando y/o reproduciendo a un volumen estridente música regional, que por su intensidad impide el pensamiento libre y dificulta la ejecución de una actividad intelectual tan sana, extendida y presuntamente defendida por la administración como es la lectura? En otros países más amantes de la justicia a esto último se le calificaría como fascismo. ¿Es o no es un hecho que no es mi defendido quien corta las calles durante una semana dificultando el tránsito de personas y vehículos en gran parte de la ciudad? ¿Es o no es un hecho, y con esto acabo, Señoría, que no es mi defendido quien, no contento con cortar la circulación, provoca incendios en la vía pública con grave riesgo para personas, inmuebles y orden público?

(Alboroto en la sala e imprecaciones contra el defensor y el acusado).

-¡Silencio! ¡Silencio! ¡Silencio, por favor! ¡Orden, orden en la sala! La defensa ha expuesto con vehemencia sus argumentos. Es hora de que la Corte Imperial Suprema Fallera se retire para deliberar su veredicto.

(Aplausos en la sala).

-¿Cómo? Según acordamos en la vista, Señoría, éste era un juicio sin jurado, y el fallo debía sostenerse en su decisión. ¡Desde el momento en que la misma acusación, la Corte Imperial Suprema Fallera, dicta la sentencia, este juicio se convierte en una farsa!

-No levante más la voz, abogado, si no quiere que le acuse de desacato. La Corte Imperial Suprema Fallera fallará con sabiduría, como viene siendo habitual.

-Pero no es justo, Señoría, usted sabe que no es justo.

-Los tiempos en los que yo tenía voz en lo que era justo y lo que no son cosa del pasado.

-¿Pero? Si usted no, entonces...

-¡Silencio, abogado! A la espera del veredicto, se cierra la sesión por hoy.

(Mazazo y aprobación general).

dimecres, de març 14, 2007

ESPÍRITU CIENTÍFICO

Se ofrece muestra de sangre para aislar los genes de la impuntualidad, la perezosonería y la amadrugonalidad y colaborar con la ciencia para que sean extirpados del código genético de la humanidad.
Razón: aquí.