dimecres, d’agost 15, 2007

CÁPSULAS ENCHARCADAS

Hace mucho que no me marco una de cápsulas, así que ahí va:

1.
En un tiempo muerto del pasado fin de semana, estaba releyendo por encima algunos párrafos de A Study in Scarlet (1887), la primera aventura de Sherlock Holmes escrita por Conan Doyle (bien, releyendo no es del todo cierto. Leí todas las historias hace unos años en traducción de Amando Lázaro Ros, y el volumen en inglés lo conservo para saborearlo en las siguientes situaciones: a) estrellado en una isla desierta, b) mi vejez, c) como único entretenimiento después de la llegada del apocalipsis dentro de apenas cinco años), cuando di con unas líneas, al principio del segundo capítulo, en las que Holmes afirma que se esforzará en olvidar una información para él nueva que le acaba de proporcionar Watson, en una de sus primeras conversaciones: que la Tierra gira alrededor del Sol. Desea olvidarla porque es información inútil para él, que no aporta nada a su trabajo.

Me sucede algo parecido con los juegos de cartas, y la noche del domingo volvió a darse la situación. Soy incapaz de recordar casi ningún juego de cartas, y cada vez que juego me tienen que explicar todo de nuevo. Entonces, sí, me suena lo que me dicen, pero yo no habría podido explicar a nadie las reglas, por mucho que haya jugado decenas de veces. También hay, por supuesto, normas tan intrincadas que jamás he podido comprender y por tanto me he quedado sin jugar. Los naipes son, para mí, una forma tonta más de perder tiempo y dinero, y en tanto en cuanto no me aportan nada, formateo de mi memoria el reglamento del juego nada más acaba la partida. Ya tengo mis propias maneras de perder tiempo y dinero, no necesito otra.

2.
Veo esta mañana con asombro reproducida en la portada de El País de ayer la cubierta del último ejemplar de El manglar, una ilustración de Carlos Vermut. Quería hablar aquí de ella, pero ya se me ha adelantado Pons. Aunque existe desde enero, no he descubierto El manglar, estupenda revista de historietas, hasta este mismo mes, hace dos semanas. Ya tengo casi todos lo números (van por el cuarto: el mes que viene, más), que he devorado de la primera a la última línea. Su director, Ricardo Esteban, declara: «Editar una revista de este tipo es una misión imposible, por mucho que la iniciativa se apoye desde Internet y tenga muchos aficionados, las ventas no responden». Es una lástima, y espero que haber salido en la portada de El País cambie para bien la situación. (¿Qué coño para bien? ¡Para muchísimo mejor! Anda, a comprar El manglar, que no se seque. Eso sí, ojito con comprar el número que me falta y vaya a quedarme yo sin él. No, no digo cuál es, que entonces sí que se acaba).

3.
¿Para cuándo van a inventar una estantería infinita donde siempre quepa un libro o un tebeo más?

4.
Ja és oficial. Per si no tinguera prou amb l'absència de P., treballant a Mallorca, dilluns D. marxà cap a Buenos Aires per uns mesos. Encara no sé si ha arribat. El cas és que cada cop em resulta més fàcil tancar-me a la Fortalesa de la Solitud per traure endavant el projecte abans que acabe l'any. De P. ja sé que viu més bé que vol, ara sols espere que D. comence a informar prompte de les seues aventures. Passa-ho bé, xicon!

5.
Desde hace semanas o meses (creo que desde que acabó Lost), no sé por qué, me cuesta ponerme a ver películas o series. Tengo, por ejemplo, pendiente desde hace la tira el Paisà de Rossellini. Me encanta Rossellini, pero me da pereza ponerme películas. Sí voy a verlas al cine, pero en casa me resulta mucho más fácil abrir un libro o un tebeo. Y creo que se debe a que esto último es más fácil. En la independencia respecto de la tecnología radica la superioridad de la palabra / imagen impresa (o grabada en tablillas o dibujada en una pared) sobre el cine o la televisión, y será lo que nos quedará cuando nos quedemos sin ordenadores. (Escribo esto más que nada para obligarme a ver Paisà esta noche).

6.
Acabo. A ver, gente que me conoce, que pasa por aquí y que no lee tebeos, y menos todavía de superhéroes (o sea, el 99%). No tengáis miedo a mis entradas sobre tebeos: no muerden. Sé que incluyen muchos nombres y datos, pero intento hacerlas lo más accesibles posible precisamente pensando en vosotros, con la esperanza de que piquéis con alguno. Otro día recomiendo de forma más explícita. Hoy sólo pido que os calcéis las botas de plástico y os adentréis en el manglar. Por probar.