Las imágenes que van a contemplar a continuación son fiel reflejo, mal que nos pese, de esa esfera de la realidad que preferiríamos ignorar. Espeluznantes fragmentos de nuestra sociedad. Una prueba de que la democracia no es un presente celestial, sino, más bien, un lodazal del que rezuman las más abyectas y contrahechas excreciones.
Aquellos dotados de un mínimo de sensibilidad no deberán dudar y alejarán inmediatamente sus órganos fotorreceptores de esta, por unos momentos maligna, pantalla. De lo contrario, esos mismos ojos acostumbrados a la belleza serán expulsados de sus órbitas por la mera fuerza del horror y la náusea.
Los corazones resueltos que acometan el traspaso de estas últimas líneas fronterizas entre la lectura de un texto agradable y juicioso y la serie de fotografías ofrecidas unos milímetros más abajo, están invitados a seguir descendiendo y a exponerse, sin coacción de ningún tipo, por su cuenta y riesgo, al abismo purulento que ante ellos se despliega.
La primera de ellas pertenece a una campaña de Ayuda en Acción y Renfe y muestra uno de los carteles que podían verse en el interior de los vagones del tren Gandia-Valencia.
Aquellos dotados de un mínimo de sensibilidad no deberán dudar y alejarán inmediatamente sus órganos fotorreceptores de esta, por unos momentos maligna, pantalla. De lo contrario, esos mismos ojos acostumbrados a la belleza serán expulsados de sus órbitas por la mera fuerza del horror y la náusea.
Los corazones resueltos que acometan el traspaso de estas últimas líneas fronterizas entre la lectura de un texto agradable y juicioso y la serie de fotografías ofrecidas unos milímetros más abajo, están invitados a seguir descendiendo y a exponerse, sin coacción de ningún tipo, por su cuenta y riesgo, al abismo purulento que ante ellos se despliega.
La primera de ellas pertenece a una campaña de Ayuda en Acción y Renfe y muestra uno de los carteles que podían verse en el interior de los vagones del tren Gandia-Valencia.
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Una vez roto el hielo pasemos a la siguiente, una exquisitez dedicada a los paladares más avezados.
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Por último, pasemos al documento que más hiere de todos. Un cartel que corta algo más que el paso a los viandantes alfabetizados que se acercan por la conocida como la «rotonda del instituto», en el cruce de la Avenida República Argentina con el Paseo de Gandia.
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Todas las instantáneas fueron tomadas la primera semana de este mes. Para echarse a temblar.
1 comentari:
¡Y sería "l'estació", no "la estació".
¡Y hay un creciente mercado para analfabetos que cobran por hacer carteles de estos bien pagados!
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