Las imágenes que van a contemplar a continuación son fiel reflejo, mal que nos pese, de esa esfera de la realidad que preferiríamos ignorar. Espeluznantes fragmentos de nuestra sociedad. Una prueba de que la democracia no es un presente celestial, sino, más bien, un lodazal del que rezuman las más abyectas y contrahechas excreciones.
Aquellos dotados de un mínimo de sensibilidad no deberán dudar y alejarán inmediatamente sus órganos fotorreceptores de esta, por unos momentos maligna, pantalla. De lo contrario, esos mismos ojos acostumbrados a la belleza serán expulsados de sus órbitas por la mera fuerza del horror y la náusea.
Los corazones resueltos que acometan el traspaso de estas últimas líneas fronterizas entre la lectura de un texto agradable y juicioso y la serie de fotografías ofrecidas unos milímetros más abajo, están invitados a seguir descendiendo y a exponerse, sin coacción de ningún tipo, por su cuenta y riesgo, al abismo purulento que ante ellos se despliega.
La primera de ellas pertenece a una campaña de Ayuda en Acción y Renfe y muestra uno de los carteles que podían verse en el interior de los vagones del tren Gandia-Valencia.
Aquellos dotados de un mínimo de sensibilidad no deberán dudar y alejarán inmediatamente sus órganos fotorreceptores de esta, por unos momentos maligna, pantalla. De lo contrario, esos mismos ojos acostumbrados a la belleza serán expulsados de sus órbitas por la mera fuerza del horror y la náusea.
Los corazones resueltos que acometan el traspaso de estas últimas líneas fronterizas entre la lectura de un texto agradable y juicioso y la serie de fotografías ofrecidas unos milímetros más abajo, están invitados a seguir descendiendo y a exponerse, sin coacción de ningún tipo, por su cuenta y riesgo, al abismo purulento que ante ellos se despliega.
La primera de ellas pertenece a una campaña de Ayuda en Acción y Renfe y muestra uno de los carteles que podían verse en el interior de los vagones del tren Gandia-Valencia.
«Costruyendo», del verbo «costruir». Más aterradora me parecería la posibilidad de que el autor de esta perla fuera un visionario o un individuo venido de un futuro en el que la forma «costruir» hubiera sido aceptada como correcta.
Una vez roto el hielo pasemos a la siguiente, una exquisitez dedicada a los paladares más avezados.
Ante ustedes, una valla de una obra pública impulsada por el gobierno de la Generalitat ubicada en el carril bici que comunica Gandia y Oliva entre huertos de naranjos (o sea, escondidilla). Si no leen el texto con claridad, ahora procedemos a acercanos al mismo.
Si todavía no lo ven, les explico que una de las grafías más juguetonas del catalán es la «ele geminada» o duplicada (L·L). El texto de la valla presenta una palabra con ele duplicada: «remodel·lació». El problema es que la palabra que sirve de base, «modelar», no lleva, y por tanto tampoco ninguno de sus derivados. En cambio sí llevan «col·lector», «col·lectar» y toda la familia. O estamos ante un caso de mala fe, que en esto del idioma en Valencia la hay, y mucha, o de ignorancia. No es necesario saber de memoria cómo se escribe cada palabra: basta con saber consultar el diccionario.
Por último, pasemos al documento que más hiere de todos. Un cartel que corta algo más que el paso a los viandantes alfabetizados que se acercan por la conocida como la «rotonda del instituto», en el cruce de la Avenida República Argentina con el Paseo de Gandia.
Un poco más cerca...
No sé a ustedes, pero a mí este «exepto» me deja sin palabras.
Todas las instantáneas fueron tomadas la primera semana de este mes. Para echarse a temblar.
Una vez roto el hielo pasemos a la siguiente, una exquisitez dedicada a los paladares más avezados.
Ante ustedes, una valla de una obra pública impulsada por el gobierno de la Generalitat ubicada en el carril bici que comunica Gandia y Oliva entre huertos de naranjos (o sea, escondidilla). Si no leen el texto con claridad, ahora procedemos a acercanos al mismo.
Si todavía no lo ven, les explico que una de las grafías más juguetonas del catalán es la «ele geminada» o duplicada (L·L). El texto de la valla presenta una palabra con ele duplicada: «remodel·lació». El problema es que la palabra que sirve de base, «modelar», no lleva, y por tanto tampoco ninguno de sus derivados. En cambio sí llevan «col·lector», «col·lectar» y toda la familia. O estamos ante un caso de mala fe, que en esto del idioma en Valencia la hay, y mucha, o de ignorancia. No es necesario saber de memoria cómo se escribe cada palabra: basta con saber consultar el diccionario.
Por último, pasemos al documento que más hiere de todos. Un cartel que corta algo más que el paso a los viandantes alfabetizados que se acercan por la conocida como la «rotonda del instituto», en el cruce de la Avenida República Argentina con el Paseo de Gandia.
Un poco más cerca...
No sé a ustedes, pero a mí este «exepto» me deja sin palabras.
Todas las instantáneas fueron tomadas la primera semana de este mes. Para echarse a temblar.