diumenge, de juny 01, 2008

PUREZA AMERICANA

El lenguaje es una máquina de propaganda. Caí (una vez más) en la cuenta cuando me fijé en que se siguen usando términos como afroamericanos, asiáticoamericanos, hispanos, italoamericanos, irlandeses americanos, latinos...

Todo para distinguir a la descendencia de cualquier grupo de gente originaria de cualquier lugar del mundo que en un momento de su vida decidió o se vio obligada a emigrar a los Estados Unidos. Los estadounidenses, muy suyos, se han cuidado mucho de no llamarse a ellos mismos euroamericanos, angloamericanos o germanoamericanos demasiado a menudo, para dejar claro que ellos (los wasp) son los únicos amos y señores del continente. Es sintomático que las denominaciones del párrafo anterior sigan utilizándose hoy en día para especificar que ninguna de esas personas es «americana de verdad».

La propaganda ha llegado a identificar a los «estadounidenses» con los «americanos» de una forma tan incuestionable hasta el punto de que los americanos más antiguos se han visto privados de su gentilicio y sólo se les reconoce si uno se refiere a ellos como «indios», «nativos» o «indígenas».

El lenguaje es un almacén de odio con un hambre infinita por etiquetar a las personas.