dimecres, de juny 04, 2008

A PROPÓSITO DE INDIANA JONES IV

El post entero es un AGUADOR de la última película de Indiana Jones. Si no la has visto todavía y tienes intención de hacerlo, no sigas leyendo (aunque a estas alturas seguro que te habrás enterado ya de todo por otras fuentes, y tampoco desvelo tanto).

La semana pasada fuimos a ver Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. Si bien parece ser que fui el único a quien más o menos le gustó, no nos entusiasmó a ninguno, aunque todos coincidimos en que es entretenida. Por tanto, lo mejor de la película es la labor de los responsables técnicos de la misma: Steven Spielberg (direccción) y Michael Kahn (montaje). Janusz Kaminski también consigue arreglárselas en un terreno que no es el suyo: imitar la fotografía de las anteriores aventuras a cargo de Douglas Slocombe. Y el diseño de producción se le presupone.

Sin embargo, lo dicho: a pesar de convertir dos horas en apenas un rato, no consigue llegar del todo, y al menos yo tuve la sensación de que debería pasar algo más. Me pareció demasiado lineal, demasiado parecida a las distintas pantallas de un videojuego, y creo que alguna pista falsa no le habría sentado mal. Todo ocurre demasiado rápido y sin ser cuestionado.

Eché en falta unas cuantas escenas de diálogo entre secuencia de acción y secuencia de acción. Son esas escenas que en las películas anteriores servían, por ejemplo, para desarrollar la tensión sexual (eso que sólo existe en el cine y la TV) entre Indiana y cualquiera de las mujeres que tocara en aquel momento, o para describir un poco a los personajes. Es como si se hubieran centrado en realizar estupendas secuencias de acción una detrás de otra y hubieran dejado de lado la construcción de personajes. Por ejemplo: de acuerdo con que recuperen a Marion Ravenwood, pero podrían haber hecho que hiciera algo más que sonreír y conducir; de acuerdo con que Indi tenga un amigo que es espía doble, pero... por favor, Indi no es tonto y aquél se merecía cuatro hostias bien dadas y ser expulsado del relato bastante antes de cuando ocurre.

La película me ha llevado a reflexionar sobre esas escenas que faltan, por una parte, y sobre la acumulación de set pieces, por otra. Contrariamente a lo que yo creía, una set piece no es sólo una secuencia de acción que requiera de una preproducción minuciosa, sino toda aquella escena o secuencia que se sostiene por sí sola y que podría sobrevivir con independencia del resto del film; vamos, la escena que se recuerda. Un ejemplo antológico sería la siguiente secuencia de North by Northwest (entre nosotros: Con la muerte en los talones), de Hitchcock, que tuve la oportunidad de volver a ver hace un par de meses, en pantalla grande y en versión original (una maravilla; aquí y en pequeño se le parece pero no tiene nada que ver).



La construcción de esta secuencia es P-E-R-F-E-C-T-A, y no importa si la película contiene unas cuantas más del mismo palo (North by Northwest las tiene). El problema empieza cuando apenas se ofrece información entre set piece y set piece y se encadenan éstas una tras otra sin preocuparse por los efectos de una posible sobredosis. Cuando ocurre esto, es como si en realidad no tuvieran nada que contar y, conscientes de ello, no dejan que respire la película ni nosotros.

No me cabe la menor duda de que la edición en dvd (o Blu-ray, que hay que empezar a actualizarse) de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal incluirá algunas de esas escenas que «faltan». Como alguna protagonizada por la villana Irina Spalko, que es menos villana precisamente porque le falta presencia, capacidad de amenaza y relación con el héroe. Seguro que se han rodado escenas con ella, pero debido a ese nuevo factor en la industria llamado «extras de dvd» se decidiría no incluirlas en el montaje para su exhibición en salas. Los contenidos extra de los dvd han propiciado un curioso escenario: el montaje para salas sacrifica parte de la comprensión de la historia de la película con vistas a un beneficio futuro procedente de la venta o el alquiler de los dvds con la narración «completa». Así, deben existir escenas que desde su concepción sean extras de dvd, lo que ocasiona un debilitamiento del esqueleto de la historia. Los planos, escenas y secuencias que hasta hace poco caían en la sala de montaje, caían porque sobraban. Siempre según el criterio de montador y director, por supuesto, pero el caso es que las escenas eliminadas desaparecían de verdad (podían incluso destruirse), mientras que ahora no todas las escenas descartadas sobran del todo y son recuperadas de la cesta.

Lo que ha ocurrido es algo ya antiguo: las condiciones de explotación y consumo del cine-espectáculo están modificando la misma narrativa de este tipo de películas. En sí no es malo: gracias a que han cambiado las cosas en el cine durante el último siglo ahora tenemos películas de hora y media, y no solamente cortos de uno o dos rollos. Lo que ocurre es que desde que existen los dvds, o nos escamotean parte de la historia en las salas, o nos cuelan escenas intrascendentes en los discos. A la larga será como una vuelta a los seriales, donde pasa de todo porque tiene que pasar de todo (no he visto nunca un serial antiguo, pero sí he leído un puñado de pulp y unos pocos comic books de los treinta, e imagino que debe ser como una combinación de ambos).

Y sí, que vale, que Indiana es hijo del pulp y del serial, pero el desequilibrio de este film no se daba en los anteriores, y lo que queda es una película entretenidísima pero sin alma (o sin alma pero entretenidísima). ¿Será esto causa de la era de zombies que nos ha tocado vivir?