Las navidades pasadas, por probar, me compré el número 4 de la nueva revista de manga de Planeta: la B's Log Cómic. Me pareció el momento adecuado para ello puesto que se acercaban unos días de fiesta y, además, me iba de viaje y me venía muy bien disponer de una lectura ligera a la par que abundante. No es que no me la leyera entonces, pero es ahora cuando me he decidido a sentarme y ordenar aquí mis impresiones sobre ella.
Lo primero que a uno le gustaría averiguar son las intenciones de Planeta cuando sacó la B's Log. ¿Incluye las mismas series que la original japonesa de Enterbrain? ¿O ha habido algún proceso de selección? ¿Pensaban reeditar cada una de ellas en tankobon? Si se van a reeditar, ¿qué sentido tiene comprar una revista de la que luego uno se puede desprender fácilmente? Si piensan editar las más interesantes en tomos y sacar estas series de la revista, ¿qué gancho va a quedar para seguir atrayendo a los lectores? Si no se van a reeditar porque se desconfía de su calidad, ¿qué sentido tiene editarlas en primer lugar? Además, si no se van a reeditar, aquel lector que pretenda conservar todos los ejemplares pronto notará la incomodidad que supone releer un título en concreto, cuyos capítulos de pocas páginas se elevan hasta una altura real de varios decímetros y, en consecuencia, tal vez se replantee el seguir comprando la revista.
Dejando estas lagunas aparte por el momento, creo que en Planeta han acertado con el formato elegido, al menos por lo que respecta a sus proporciones, la calidad del papel y la flexibilidad y manejabilidad del tomo. Otra cosa es el precio, que yo habría limitado en la frontera psicológica del billete de 5 euros, aun a costa de prescindir de un centenar largo de páginas. ¿Por qué? Muy fácil: para acercarse al poder adquisitivo de los menores de 13 años, que creo que sería el público ideal para la revista.
La periodicidad es otro cantar que ni los editores mismos tienen demasiado claro. Los tres primeros números salieron en mayo, junio y julio del año pasado. Entonces pararon cuatro meses imagino que para esperar cifras y analizar la viabilidad de la revista. En diciembre, por fin, salió el cuarto y último hasta el momento, que es el único que tengo. En éste, si bien la portada sigue con la mentirijilla de «revista mensual», en el lomo han eliminado el nombre del mes que sí aparecía en los números anteriores que todavía pueden verse en las librerías. Puede tratarse de un fallo, pero quiero pensar que se les ha ocurrido quitarlo para evitar que envejezca antes de tiempo mientras preparan, o deciden si preparan, un número 5.
Personalmente, opino que la cadencia mensual es demasiado para una revista tan gorda. Espera, que me dejaba la otra mentira del número de páginas, que ésta es buena: todos conocemos la afición que tiene Planeta por los índices que no valen para nada, bien sea porque no hayan numerado las páginas, bien porque los números del índice no se correspondan con la ubicación real de los contenidos. En este caso, las páginas están bien numeradas -las pocas que lo están-, pero el índice estira la cantidad hasta superar las 480 cuando en realidad la revista ocupa 464. Otro detalle curioso es que dos secciones aparezcan duplicadas en el índice: «No solo arroz» y «¡A doblar!» Vamos, que uno se ve obligado a encontrar las secciones sin ayuda.
Pues eso: si me dieran a elegir, yo rebajaría el precio a los 4,95 euros por trescientas y pico páginas y pasaría la revista a bimestral (pero bimestral de verdad). Si, en cambio, tuviera que respetar precio y grosor, la haría también bimestral y jugaría con los contenidos para ofrecer menos series pero más capítulos de las mismas. Incluso trataría de incluir historias autoconclusivas o alguna serie corta entera. Creo que con esto se conseguiría dar un valor específico a cada número para atraer al lector ocasional, que podría comprar cualquier número en cualquier momento, al tiempo que se recompensaría a los seguidores de la revista.
Una tercera vía que también me parece tentadora consistiría en subir hasta los 9,95 euros por 660 páginas y dejarla en trimestral, de forma que cada ejemplar fuera un especial de manga en sí mismo y que la salida de cada número coincidiera con el cambio de las estaciones, que es donde se concentran los mayores períodos de fiestas y puede apetecer más una ración extra de lectura ligera y barata, como sucedió conmigo en diciembre.
Desde luego, tengo dos cosas claras: ni la B's Log es una «revista mensual» ni compraré otro ejemplar si sigue como hasta ahora. No sólo porque esta vez haya sido para satisfacer mi curiosidad editorial (y con uno basta), sino porque no me cabrían.
Lo primero que a uno le gustaría averiguar son las intenciones de Planeta cuando sacó la B's Log. ¿Incluye las mismas series que la original japonesa de Enterbrain? ¿O ha habido algún proceso de selección? ¿Pensaban reeditar cada una de ellas en tankobon? Si se van a reeditar, ¿qué sentido tiene comprar una revista de la que luego uno se puede desprender fácilmente? Si piensan editar las más interesantes en tomos y sacar estas series de la revista, ¿qué gancho va a quedar para seguir atrayendo a los lectores? Si no se van a reeditar porque se desconfía de su calidad, ¿qué sentido tiene editarlas en primer lugar? Además, si no se van a reeditar, aquel lector que pretenda conservar todos los ejemplares pronto notará la incomodidad que supone releer un título en concreto, cuyos capítulos de pocas páginas se elevan hasta una altura real de varios decímetros y, en consecuencia, tal vez se replantee el seguir comprando la revista.
Dejando estas lagunas aparte por el momento, creo que en Planeta han acertado con el formato elegido, al menos por lo que respecta a sus proporciones, la calidad del papel y la flexibilidad y manejabilidad del tomo. Otra cosa es el precio, que yo habría limitado en la frontera psicológica del billete de 5 euros, aun a costa de prescindir de un centenar largo de páginas. ¿Por qué? Muy fácil: para acercarse al poder adquisitivo de los menores de 13 años, que creo que sería el público ideal para la revista.
La periodicidad es otro cantar que ni los editores mismos tienen demasiado claro. Los tres primeros números salieron en mayo, junio y julio del año pasado. Entonces pararon cuatro meses imagino que para esperar cifras y analizar la viabilidad de la revista. En diciembre, por fin, salió el cuarto y último hasta el momento, que es el único que tengo. En éste, si bien la portada sigue con la mentirijilla de «revista mensual», en el lomo han eliminado el nombre del mes que sí aparecía en los números anteriores que todavía pueden verse en las librerías. Puede tratarse de un fallo, pero quiero pensar que se les ha ocurrido quitarlo para evitar que envejezca antes de tiempo mientras preparan, o deciden si preparan, un número 5.
Personalmente, opino que la cadencia mensual es demasiado para una revista tan gorda. Espera, que me dejaba la otra mentira del número de páginas, que ésta es buena: todos conocemos la afición que tiene Planeta por los índices que no valen para nada, bien sea porque no hayan numerado las páginas, bien porque los números del índice no se correspondan con la ubicación real de los contenidos. En este caso, las páginas están bien numeradas -las pocas que lo están-, pero el índice estira la cantidad hasta superar las 480 cuando en realidad la revista ocupa 464. Otro detalle curioso es que dos secciones aparezcan duplicadas en el índice: «No solo arroz» y «¡A doblar!» Vamos, que uno se ve obligado a encontrar las secciones sin ayuda.
Pues eso: si me dieran a elegir, yo rebajaría el precio a los 4,95 euros por trescientas y pico páginas y pasaría la revista a bimestral (pero bimestral de verdad). Si, en cambio, tuviera que respetar precio y grosor, la haría también bimestral y jugaría con los contenidos para ofrecer menos series pero más capítulos de las mismas. Incluso trataría de incluir historias autoconclusivas o alguna serie corta entera. Creo que con esto se conseguiría dar un valor específico a cada número para atraer al lector ocasional, que podría comprar cualquier número en cualquier momento, al tiempo que se recompensaría a los seguidores de la revista.
Una tercera vía que también me parece tentadora consistiría en subir hasta los 9,95 euros por 660 páginas y dejarla en trimestral, de forma que cada ejemplar fuera un especial de manga en sí mismo y que la salida de cada número coincidiera con el cambio de las estaciones, que es donde se concentran los mayores períodos de fiestas y puede apetecer más una ración extra de lectura ligera y barata, como sucedió conmigo en diciembre.
Desde luego, tengo dos cosas claras: ni la B's Log es una «revista mensual» ni compraré otro ejemplar si sigue como hasta ahora. No sólo porque esta vez haya sido para satisfacer mi curiosidad editorial (y con uno basta), sino porque no me cabrían.
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