Venga, que no se diga que no actualizo cada mes. Eso sí, por un tiempo voy a seguir en modo servicios mínimos. ¿Por qué? Entre mis prioridades redactoras, el mantenimiento del blog ha caído a los últimos puestos. Yo lo atribuyo sobre todo a un síndrome de «pereza tecnológica» o «pereza digital» que estoy experimentando.
Ya sea para tirar del recurso fácil o porque he tropezado con unos ejemplos curiosos y dignos de señalar, las siguientes actualizaciones irán acompañadas de unas pocas imágenes que me han llamado la atención en el último mes.
Veamos ya la primera:
Esta imagen se ha imprimido sobre un cartón que envuelve cuatro envases de yogur para venderlos como conjunto.
Dirijamos ahora nuestra atención hacia el mensaje de la esquina superior izquierda.
Bien. El consumidor alfabetizado medio entiende lo que la empresa quiere comunicarnos. Tú sabes lo quieren decir. Yo sé lo que quieren decir. Pero el mensaje expresa otra cosa.
La idea que pretenden hacernos llegar es la siguiente: «Si el cliente no nota ninguna diferencia con este yogur respecto de productos similares anteriores o contemporáneos, de la misma marca o de la competencia, la empresa se compromete a reintegrarle el precio que ha abonado por él». Es otra versión del clásico: «Si no queda satisfecho, le devolvemos el dinero».
Sin embargo... ¿qué ocurre esta vez? Por una parte, han querido acercarse al consumidor y han sustituido el trato formal por el tuteo; por otra, han desplazado el «si no» a la segunda parte de la oración. Y la han cagado, claro.
Para transmitir con éxito el mensaje y sin margen de error posible en su interpretación, la frase debería haber sido la siguiente: «Si no notas la diferencia, te devolvemos el dinero». O, en el caso de que prefiramos el «si no» en la segunda mitad: «Notarás la diferencia. Si no, te devolvemos el dinero».
La oración, tal y como está, y sin esa coma tan mal puesta, es la siguiente: «Notarás la diferencia si no te devolvemos el dinero». O sea: «Si no te devolvemos el dinero notarás la diferencia». Por supuesto: notaremos que no nos han devuelto el dinero.
Ya sea para tirar del recurso fácil o porque he tropezado con unos ejemplos curiosos y dignos de señalar, las siguientes actualizaciones irán acompañadas de unas pocas imágenes que me han llamado la atención en el último mes.
Veamos ya la primera:
Esta imagen se ha imprimido sobre un cartón que envuelve cuatro envases de yogur para venderlos como conjunto.
Dirijamos ahora nuestra atención hacia el mensaje de la esquina superior izquierda.
Bien. El consumidor alfabetizado medio entiende lo que la empresa quiere comunicarnos. Tú sabes lo quieren decir. Yo sé lo que quieren decir. Pero el mensaje expresa otra cosa.
La idea que pretenden hacernos llegar es la siguiente: «Si el cliente no nota ninguna diferencia con este yogur respecto de productos similares anteriores o contemporáneos, de la misma marca o de la competencia, la empresa se compromete a reintegrarle el precio que ha abonado por él». Es otra versión del clásico: «Si no queda satisfecho, le devolvemos el dinero».
Sin embargo... ¿qué ocurre esta vez? Por una parte, han querido acercarse al consumidor y han sustituido el trato formal por el tuteo; por otra, han desplazado el «si no» a la segunda parte de la oración. Y la han cagado, claro.
Para transmitir con éxito el mensaje y sin margen de error posible en su interpretación, la frase debería haber sido la siguiente: «Si no notas la diferencia, te devolvemos el dinero». O, en el caso de que prefiramos el «si no» en la segunda mitad: «Notarás la diferencia. Si no, te devolvemos el dinero».
La oración, tal y como está, y sin esa coma tan mal puesta, es la siguiente: «Notarás la diferencia si no te devolvemos el dinero». O sea: «Si no te devolvemos el dinero notarás la diferencia». Por supuesto: notaremos que no nos han devuelto el dinero.
1 comentari:
jajajaja
i tan que la notes...
Publica un comentari a l'entrada