Venga. Antes de que me sumerja este mes en un nuevo periodo de letargo, va siendo hora de concluir esta lista de los libros leídos durante el año pasado. Por fin les toca el turno a los acabados y/o leídos en la recta final, en los meses de noviembre y diciembre:
20. Tres ensayos sobre teoría sexual. Sigmund Freud, 1905. [Diario El País. Madrid: 2002]. Empecé este estudio de Freud siguiendo con mis lecturas de ciencia ficción (si no consideráis el sexo como uno de los temas dentro del género de la ciencia ficción podéis teneros por afortunados). Hace un siglo, Freud describía la homosexualidad como una desviación y la incluía en el grupo de las aberraciones sexuales. Si bien puede afirmarse todavía que la homosexualidad no es demasiado útil desde el punto de vista de la procreación, tampoco lo son ni la castidad ni el celibato que predican algunos de los que la atacan hoy en día. Dejando a un lado este tema, el texto de Freud intenta explicar que todos contamos con alguna perversión y, sobre todo, que la sexualidad está latente en nosotros desde la infancia. Más me ha sorprendido la afirmación que ofrece en algún lugar sobre que las mujeres se sienten atraídas por los hombres, así en general. Según tenía entendido, y me han demostrado cerca de tres décadas de experiencia vital, las mujeres se sienten atraídas por los otros hombres. Creo que aquí a Freud se le fue la mano al aventurar esa generalización. Lástima que no viviera medio siglo más para estudiar mi caso y refutarse a sí mismo.
21. El hechicero. Vladimir Nabokov, 1939. [Anagrama. Barcelona: 1994]. Leí Lolita a finales de 2006, y un par de meses después encontré en oferta (¡2 euros!) en un quiosco este nuevo libro del autor. El hechicero es una novela muy cortita que Nabokov escribió todavía en ruso en París, antes de huir hacia Estados Unidos, donde escribió Lolita en inglés. El nexo entre ambas historias es evidente, en tanto la primera supone un primer tratamiento de su novela más famosa: el protagonista masculino se casa con una mujer para estar cerca de su hija. A mí me ha gustado, por lo que supone de curiosidad y, sobre todo, por esas descripciones metafóricas en las que narra una acción de la forma más enigmática posible.
22. La dolçaina: un instrument d'ahir, ...i d'avui. Paloma Mora Goterris, 2002. [Vila-real]. Yo no tengo ni idea de música, pero el destino y las compañías han querido que me acabe encargando de un trabajo sobre la dulzaina, del que daré pública y debida cuenta cuando esté más avanzado. Su autora fue muy amable obsequiándonos con una copia de su libro cuando la entrevistamos en octubre, material que ya he leído como parte del proceso de documentación.
23. Tratado de ateología. Física de la metafísica. Michel Onfray, 2005. [Anagrama. Barcelona: 2006]. Por el bien de toda la humanidad, es necesario que cada vez mayor número de gente se dé cuenta de lo mentirosas, perversas y destructivas que son las religiones. Toda esa tontería de dios ha sido una mala ocurrencia de resultados nefastos. Este ensayo de Onfray se encarga de reflexionar más en detalle sobre el asunto.
24. Terror en la Luna. Juan José Benítez, 1982. [Planeta DeAgostini. Barcelona: 2002]. Encontré este volumen por casa y estoy seguro de no haberlo comprado yo. Recuerdo que iba acompañado de la primera parte de Caballo de Troya, dividida en dos volúmenes, en lo que parece un coleccionable de quiosco que editaba la obra de este autor. Esto tiene toda la pinta de ser cosa de mi madre, porque mi padre es enemigo de estos temas; él se burla abiertamente, demostrando más bien tanto ignorancia como una falta absoluta de curiosidad. A mí me llaman la atención, aunque desconozco los motivos por los que mi madre adquiriría estos libros más que para relegarlos a un oscuro rincón de una estantería (esta mañana he encontrado otro en el mismo agujero, Mis enigmas favoritos, del que no tenía constancia). A lo que iba: Terror en la Luna es una recopilación de supuestos avistamientos ovni por todo el mundo entre 1965 y 1974. Las fotografías que ilustran los relatos son tan malas que necesitan de mucha fe para creerse la mayoría de los casos. Unos pocos, sin embargo, me dejan con la duda y con ganas de más. Como es imposible que haya tanto bromista organizado, extraigo como mínimo una conclusión: mucha gente ha visto algo. Decir que son extraterrestres me parece un salto demasiado forzado: en una era tan militarizada como la nuestra es mucho más probable que se trate naves humanas. Si tuviera que elegir una explicación fantástica, me quedaría, más que con los alienígenas, con que esas naves pertenecen a una raza que habita el interior de la Tierra o el fondo del mar, para la cual un ambiente aéreo es tan nocivo como para nosotros el agua, y que nos exploran igual que nosotros enviamos submarinos, batiscafos y cámaras a las profundidades oceánicas. Siendo un fan de Expediente X y de la literatura conspiranoica, era cuestión de tiempo que me iniciara en el fenómeno ovni.
25. Moby Dick. Herman Melville, 1851. [Diario El País. Madrid: 2004]. Alucinante. Mi interés por esta novela nació a través de sus referencias en la cultura popular, sobre todo en Expediente X (otra vez), y de forma más decidida después de ver la versión de John Huston hace poco más de dos años. Entendí que la historia narrada en la película era bastante herética, pero no me esperaba que el libro original fuera tan sacrílego. Una gozada. A ojo, Melville dedica sólo la mitad del libro a narrar las peripecias de Ismael y el resto de la tripulación a bordo del Pequod; destina la otra mitad a describir todo lo concerniente al trabajo en un barco ballenero, de forma que más que como una obra de ficción, funciona asimismo como un tratado de la pesca de la ballena tal y como se realizaba a mediados del siglo XIX. El resultado es tan didáctico que conviene guardar el texto por si nos vemos obligados a retomar algunas prácticas en las décadas o siglos venideros.
26. De los delitos y de las penas. Cesare Beccaria, 1763-64. [Alianza Editorial / Biblioteca de El Sol. Madrid: 1991]. El Marqués de Beccaria es uno de los autores que se estudian en Derecho Penal, precisamente por haber escrito este librito. Lo conseguí hace seis años en el mercadillo benéfico que a veces organizan por navidad en la Escuela Oficial, y por fin me he decidido a leerlo. Tiene párrafos en los que uno no sabe a qué se está refiriendo, pero en general es un texto de lo más sensato: abolición casi absoluta de la pena de muerte, prohibición de la tortura, equivalencia entre delitos y penas y el deseo de que la prisión sea vista más como problema que como solución. Dos siglos y medio después, sus propuestas esperan ser cumplidas.
Eso es todo. Por poco más de sesenta páginas no ha entrado también Failed States, uno de los últimos títulos de Chomsky, que ya formará parte del registro de este año que empieza.
Sin más, feliz año nuevo a casi todo el mundo y hasta pronto.
20. Tres ensayos sobre teoría sexual. Sigmund Freud, 1905. [Diario El País. Madrid: 2002]. Empecé este estudio de Freud siguiendo con mis lecturas de ciencia ficción (si no consideráis el sexo como uno de los temas dentro del género de la ciencia ficción podéis teneros por afortunados). Hace un siglo, Freud describía la homosexualidad como una desviación y la incluía en el grupo de las aberraciones sexuales. Si bien puede afirmarse todavía que la homosexualidad no es demasiado útil desde el punto de vista de la procreación, tampoco lo son ni la castidad ni el celibato que predican algunos de los que la atacan hoy en día. Dejando a un lado este tema, el texto de Freud intenta explicar que todos contamos con alguna perversión y, sobre todo, que la sexualidad está latente en nosotros desde la infancia. Más me ha sorprendido la afirmación que ofrece en algún lugar sobre que las mujeres se sienten atraídas por los hombres, así en general. Según tenía entendido, y me han demostrado cerca de tres décadas de experiencia vital, las mujeres se sienten atraídas por los otros hombres. Creo que aquí a Freud se le fue la mano al aventurar esa generalización. Lástima que no viviera medio siglo más para estudiar mi caso y refutarse a sí mismo.
21. El hechicero. Vladimir Nabokov, 1939. [Anagrama. Barcelona: 1994]. Leí Lolita a finales de 2006, y un par de meses después encontré en oferta (¡2 euros!) en un quiosco este nuevo libro del autor. El hechicero es una novela muy cortita que Nabokov escribió todavía en ruso en París, antes de huir hacia Estados Unidos, donde escribió Lolita en inglés. El nexo entre ambas historias es evidente, en tanto la primera supone un primer tratamiento de su novela más famosa: el protagonista masculino se casa con una mujer para estar cerca de su hija. A mí me ha gustado, por lo que supone de curiosidad y, sobre todo, por esas descripciones metafóricas en las que narra una acción de la forma más enigmática posible.
22. La dolçaina: un instrument d'ahir, ...i d'avui. Paloma Mora Goterris, 2002. [Vila-real]. Yo no tengo ni idea de música, pero el destino y las compañías han querido que me acabe encargando de un trabajo sobre la dulzaina, del que daré pública y debida cuenta cuando esté más avanzado. Su autora fue muy amable obsequiándonos con una copia de su libro cuando la entrevistamos en octubre, material que ya he leído como parte del proceso de documentación.
23. Tratado de ateología. Física de la metafísica. Michel Onfray, 2005. [Anagrama. Barcelona: 2006]. Por el bien de toda la humanidad, es necesario que cada vez mayor número de gente se dé cuenta de lo mentirosas, perversas y destructivas que son las religiones. Toda esa tontería de dios ha sido una mala ocurrencia de resultados nefastos. Este ensayo de Onfray se encarga de reflexionar más en detalle sobre el asunto.
24. Terror en la Luna. Juan José Benítez, 1982. [Planeta DeAgostini. Barcelona: 2002]. Encontré este volumen por casa y estoy seguro de no haberlo comprado yo. Recuerdo que iba acompañado de la primera parte de Caballo de Troya, dividida en dos volúmenes, en lo que parece un coleccionable de quiosco que editaba la obra de este autor. Esto tiene toda la pinta de ser cosa de mi madre, porque mi padre es enemigo de estos temas; él se burla abiertamente, demostrando más bien tanto ignorancia como una falta absoluta de curiosidad. A mí me llaman la atención, aunque desconozco los motivos por los que mi madre adquiriría estos libros más que para relegarlos a un oscuro rincón de una estantería (esta mañana he encontrado otro en el mismo agujero, Mis enigmas favoritos, del que no tenía constancia). A lo que iba: Terror en la Luna es una recopilación de supuestos avistamientos ovni por todo el mundo entre 1965 y 1974. Las fotografías que ilustran los relatos son tan malas que necesitan de mucha fe para creerse la mayoría de los casos. Unos pocos, sin embargo, me dejan con la duda y con ganas de más. Como es imposible que haya tanto bromista organizado, extraigo como mínimo una conclusión: mucha gente ha visto algo. Decir que son extraterrestres me parece un salto demasiado forzado: en una era tan militarizada como la nuestra es mucho más probable que se trate naves humanas. Si tuviera que elegir una explicación fantástica, me quedaría, más que con los alienígenas, con que esas naves pertenecen a una raza que habita el interior de la Tierra o el fondo del mar, para la cual un ambiente aéreo es tan nocivo como para nosotros el agua, y que nos exploran igual que nosotros enviamos submarinos, batiscafos y cámaras a las profundidades oceánicas. Siendo un fan de Expediente X y de la literatura conspiranoica, era cuestión de tiempo que me iniciara en el fenómeno ovni.
25. Moby Dick. Herman Melville, 1851. [Diario El País. Madrid: 2004]. Alucinante. Mi interés por esta novela nació a través de sus referencias en la cultura popular, sobre todo en Expediente X (otra vez), y de forma más decidida después de ver la versión de John Huston hace poco más de dos años. Entendí que la historia narrada en la película era bastante herética, pero no me esperaba que el libro original fuera tan sacrílego. Una gozada. A ojo, Melville dedica sólo la mitad del libro a narrar las peripecias de Ismael y el resto de la tripulación a bordo del Pequod; destina la otra mitad a describir todo lo concerniente al trabajo en un barco ballenero, de forma que más que como una obra de ficción, funciona asimismo como un tratado de la pesca de la ballena tal y como se realizaba a mediados del siglo XIX. El resultado es tan didáctico que conviene guardar el texto por si nos vemos obligados a retomar algunas prácticas en las décadas o siglos venideros.
26. De los delitos y de las penas. Cesare Beccaria, 1763-64. [Alianza Editorial / Biblioteca de El Sol. Madrid: 1991]. El Marqués de Beccaria es uno de los autores que se estudian en Derecho Penal, precisamente por haber escrito este librito. Lo conseguí hace seis años en el mercadillo benéfico que a veces organizan por navidad en la Escuela Oficial, y por fin me he decidido a leerlo. Tiene párrafos en los que uno no sabe a qué se está refiriendo, pero en general es un texto de lo más sensato: abolición casi absoluta de la pena de muerte, prohibición de la tortura, equivalencia entre delitos y penas y el deseo de que la prisión sea vista más como problema que como solución. Dos siglos y medio después, sus propuestas esperan ser cumplidas.
Eso es todo. Por poco más de sesenta páginas no ha entrado también Failed States, uno de los últimos títulos de Chomsky, que ya formará parte del registro de este año que empieza.
Sin más, feliz año nuevo a casi todo el mundo y hasta pronto.
2 comentaris:
Esta vesprada estava Bapt parlant del teu blog i mira per on... me he dejado caer. Que guai!, quants llibres has llegit enguany... estic segur que a tu et semblen pocs (como si lo viera). M'ha fet molta alegria vore que t'has llegit Moby Dick, vaya peaso novel·lon. Ritme, aventura, filosofia, instrucció... Mare de Déu el leviatán si va fer patir el capità Ahab... quants secrets,la mar, brutal! Et recomane un disc: Cajas de música difíciles de parar de Nacho Vegas... un disc arrebossadet de salnitre i pedres, però t'ha de pillar en un bon estat anímic, t'avise... que Nacho Vegas quan toca mullar-se es mulla cap i tot, pete qui pete. I llançar-se a la mar a l'aventura i sense rumb pot ser perillós... tu ja m'entens.
Parlant de tot, a vore si em deixes eixe de Chomsky que parlàvem l'altre dia, que jo no he llegit res d'este home i li tinc ganes.
Bona nit cressol... and be economical with your lamps and candles que el greix de balena va caret!
un bes,
bataller
Hola Xavi! Quina alegria que t'hages deixat caure per ací! Saps que pots tornar quan vulgues. Ja, sé que el teu comentari és de fa dues setmanes, però tinc per costum no entrar al meu bloc si no actualitze, novetat que ha ocorregut fa uns segons. Ara, aprofite per respondre't.
Pues sí, estic encantat amb Moby Dick, i des de ja forma part de la breu llista de llibres que vull rellegir en anglès algun dia. Veig que tu també n'ets fan.
Això de llegir és una maledicció, perquè no treballe en el que deuria. De fet, un dels propòsits d'any nou, almenys pel que fa a gener i febrer, és llegir molt menys. Per ara ho estic aconseguint.
Tranquil, el llibret de Chomsky el tinc ací al costat. Alguna cosa em diu que aquesta setmana una força irresistible em traurà de casa (LOST!!!) i te'l podré passar. I si no, eixiré igualment que em pegue l'aire, que ja és hora.
un abraç
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