No lo entiendo. Cada vez me paso menos por aquí y, sin embargo, cuando lo hago, veo que siguen entrando unas diez personas sin que sepa muy bien por qué. A ellas les pido disculpas. Mi atención se halla secuestrada desde hace tiempo por una pareja de textos que reclaman ser finalizados a golpe de teclado. A pesar de las continuas amenazas a las que está sometida mi existencia, sus reiteradas discusiones acerca de cuál de los dos cuenta con mayor preferencia para ser redactado me han permitido, durante mi prolongado cautiverio, retrasar sus exigencias y dedicar buena parte de estos meses a devorar libros acumulados. (Mal hecho, por supuesto: los textos no se escriben solos).
Todo ello ha contribuido a que me aleje de la red y recupere parte de mi frustrado y defectuoso yo analógico.
Todo ello ha contribuido a que me aleje de la red y recupere parte de mi frustrado y defectuoso yo analógico.