Lo conocí hace menos de cuatro años con el divertidísimo Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. Desde entonces tuve siempre pendiente la compra y posterior lectura de algún otro de sus libros, en especial de La broma infinita. Anoche me acosté con la noticia de que su autor, David Foster Wallace, se había ahorcado el viernes en California a los 46 años.
Desde aquel primer contacto, me he acordado de él en cada una de las notas a pie de página que he escrito. Desde ayer, siento la urgencia de conocer más su obra.
Desde aquel primer contacto, me he acordado de él en cada una de las notas a pie de página que he escrito. Desde ayer, siento la urgencia de conocer más su obra.