ADVERTENCIA: las imágenes de este post pueden dañar sus órganos de visión. La contemplación de las mismas llevó a algunos sujetos a volver a saborear en sus gargantas el menú de las navidades pasadas. No está de más poseer un nivel de tolerancia visual superior al necesario para seguir dos minutos seguidos de un episodio de Lo que surja.
Su salud, así como los recuerdos que puede estar a punto de almacenar innecesaria e irremediablemente, queda bajo su responsabilidad.
Ante casos como los expuestos hoy, no sé si reír o llorar. Lo único cierto es que me revuelven las entrañas.
1. El exceso de concordancia del primer ejemplo es hasta tierno. La fotografía corresponde a una calle cercana a mi casa.
Atención al «siguen siendo son los mismos» de la letra pequeña, que redondea la jugada.
2. Sin embargo, aquello que más me calienta la sangre es encontrar faltas de ortografía en carteles más o menos oficiales escritos en catalán. Como el siguiente atentado al idioma perpetrado en un contenedor de Villalonga.
Ese «no hem tires», duplicado, en lugar de un simple «no em tires», me pone de los nervios. Es como si en castellano escribieran «no hemos tires a la basura» en vez de «no me tires a la basura».
Para que no falte la puntilla, el autor no se ha olvidado de ese magnífico «diumengue». O, lo que es lo mismo: «dominguo».
3. Todo lo anterior, aun lamentable, es hasta cierto punto merecedor de perdón. Bueno, no, pero es que el último caso no tiene remedio. Es un ejemplo de mi propio pueblo:
El cartel no tendría ninguna pega si no fuera por ese imposible «amdues costats», que suena tan mal o peor que un hipotético «anbas lados». No es sólo que el «ambos / ambas» español es «ambdós / ambdues» en catalán, sino que el «ambdues» femenino ni siquiera concuerda con el «costats» masculino.
Sólo dos palabras, y las dos están mal. Espero que no exista en el planeta un territorio poblado por gentes que ignoren y desprecien más su propio idioma que los valencianos.
Su salud, así como los recuerdos que puede estar a punto de almacenar innecesaria e irremediablemente, queda bajo su responsabilidad.
Ante casos como los expuestos hoy, no sé si reír o llorar. Lo único cierto es que me revuelven las entrañas.
1. El exceso de concordancia del primer ejemplo es hasta tierno. La fotografía corresponde a una calle cercana a mi casa.
Atención al «siguen siendo son los mismos» de la letra pequeña, que redondea la jugada.
2. Sin embargo, aquello que más me calienta la sangre es encontrar faltas de ortografía en carteles más o menos oficiales escritos en catalán. Como el siguiente atentado al idioma perpetrado en un contenedor de Villalonga.
Ese «no hem tires», duplicado, en lugar de un simple «no em tires», me pone de los nervios. Es como si en castellano escribieran «no hemos tires a la basura» en vez de «no me tires a la basura».
Para que no falte la puntilla, el autor no se ha olvidado de ese magnífico «diumengue». O, lo que es lo mismo: «dominguo».
3. Todo lo anterior, aun lamentable, es hasta cierto punto merecedor de perdón. Bueno, no, pero es que el último caso no tiene remedio. Es un ejemplo de mi propio pueblo:
El cartel no tendría ninguna pega si no fuera por ese imposible «amdues costats», que suena tan mal o peor que un hipotético «anbas lados». No es sólo que el «ambos / ambas» español es «ambdós / ambdues» en catalán, sino que el «ambdues» femenino ni siquiera concuerda con el «costats» masculino.
Sólo dos palabras, y las dos están mal. Espero que no exista en el planeta un territorio poblado por gentes que ignoren y desprecien más su propio idioma que los valencianos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada